Sin Splitter pero con San Emeterio
El Caja Laboral, liderado por el español, abusa de un decepcionante Bizkaia Bilbao
No hubo derby, ni emoción, ni debate más allá del que protagonizaron las dos aficiones en los minutos previos al salto inicial. El partido entre vecinos resultó un fiasco en lo que a competencia se refiere y no hubo más equipo en la cancha que el vitoriano. No jugó Splitter, ni falta que hizo, porque ante la ausencia de su pilar más importante y con las dudas sobre el efecto que esto iba a producir, el Caja Laboral respondió con grandeza. Salió a por el partido desde el principio y sólo aflojó cuando el pase a semifinal era ya un hecho. Esto se produjo cuando faltaban trece minutos para el final del partido (38-60) lo que da idea de la diferencia de acierto, ánimo, recursos y entereza que se produjo entre los dos equipos.
BIZKAIA BILBAO 62 - CAJA LABORAL 75
Bizkaia Bilbao: Warren (5), Moiso (8), J. Rodríguez (0), Mumbrú (7) y Hervelle (4) -equipo inicial-; Vázquez (0), Seibutis (0), Markota (3), Banic (22), J. Salgado (5) y Blums (8).
Caja Laboral: P. Ribas (9), Teletovic (17), San Emeterio (23), English (6) y Barac (12) -equipo inicial-; Singletary (2), Huertas (0), Eliyahu (6), Oleson (0) y Herrmann (0).
Árbitros: Martín Bertrán, Hierrezuelo y Jiménez.
14.417 espectadores. Record histórico de asistencia a un partido de la Copa del Rey de baloncesto.
4º CUARTO
3º CUARTO
2º CUARTO
1º CUARTO
11-20
20-17
16-26
15-12
Al enemigo ni agua, y si es de Bilbao, menos. Eso debieron pensar los jugadores del Caja Laboral que sometieron sin ningún tipo de miramientos a sus rivales más próximos ante el delirio de su afición. Salieron enchufadísimos. A la cabeza de las operaciones, un jugador que crece sin parar y cuya ética de trabajo y juego resulta de enorme valía cuando llegan tiempos difíciles. San Emeterio estuvo imperial, se echó desde el principio el equipo a su espalda y por momentos pareció que sólo jugaba él. Lo mismo cogía un rebote, daba una asistencia, metía un triple o entraba a canasta con fiereza. Esto fue lo tangible y estadísticamente probado. Pero el alero del Caja Laboral fue mucho más allá. Se hizo dueño del partido, lideró a sus compañeros y enloqueció a su afición, que a la vista de la exhibición que estaba dando no cesó de gritar "MVP, MVP".
De la mano de un iluminado San Emeterio y aprovechando bien la superioridad de centímetros de Barac, los vitorianos pusieron tierra por medio cuando todavía los jugadores del Bilbao Basket no se habían enterado de nada (9-20). La victoria en Madrid del pasado domingo parecía que iba a reactivar definitivamente una plantilla que puede dar mucho más de sí, pero el equipo bilbaíno volvió a las andadas. No ayudó mucho la decisión de Katsikaris de dejar de inicio a Banic en el banquillo. Es verdad que los partidos duran cuarenta minutos, pero en muchas ocasiones empiezan a decantarse en las primeras acciones. Todas ellas favorecieron al Caja Laboral, que con la confianza que les dio tan favorable inicio, empezaron a crecer. A San Emeterio y Barac se les unió pronto Teletovic, una noche más convertido en un diablo de tirador y que cada vez es capaz de enchufarla de más lejos. Cualquier día terminará tirando de 10 metros. Sólo al final del segundo cuarto y coincidiendo con la presencia en cancha de la segunda unidad del Caja Laboral, el BBB pudo hacer soñar a su gente (26-30). El espejismo duró hasta la vuelta de descanso. Banic se volvió a quedar en el banquillo y los vitorianos, con San Emeterio otra vez de general, endosaron un 0-9 que ya no tuvo respuesta. A veces la Copa no hace milagros y confirma lo que enseña la clasificación de la Liga.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.