Las mochilas
Una de las más importantes incógnitas que se abren en las horas previas a una Copa es el contenido de las mochilas de los equipos. Esta competición se encuentra más o menos en el meridiano del calendario competitivo, cumplida la 22ª jornada de la ACB y a mitad de camino del Top 16, pasaje clave de la Euroliga. Los equipos llegan con su pasado a cuestas y sin poder perder de vista su futuro inmediato, por lo que todo lo que ha ocurrido y lo que pueda ocurrir forma parte de ese equipaje virtual con el que cargan.
En esas mochilas puede entrar de todo. Lo bueno y lo malo. Lo ligero y lo pesado. La del Barça, por ejemplo, es probable que se encuentre casi a rebosar de la confianza que otorga una catarata casi ininterrumpida de victorias. Pero también, si escarbamos un poco, quién sabe si no nos encontraríamos con un material peligroso por su alta densidad: la obligación de cumplir con los pronósticos. Hoy juega contra el Cajasol, de los pocos que puede presumir de que en su mochila ya ha metido casi todo lo que necesita para este año. La duda es descubrir si, aun sabiéndose resguardado de los peligros, le queda sitio para unas cuantas dosis de ambición.
Lo mismo se podría decir del Estudiantes, el Valencia y el Joventut. Llegan sin grandes cargas. El equipo madrileño, tal como empezó el curso, vive ahora en placidez; el valenciano lidera el segundo vagón de la Liga y se dio el alegrón de batir al Barça, y el catalán está donde debería estar si tuviésemos en cuenta sólo su presente y no su glorioso pasado. Pero la pregunta es: ¿cuántos calzoncillos llevan, van con muda hasta el lunes o casi con lo puesto?
Por último, quedan las tres mochilas supuestamente más pesadas. Tres en las que se juntan problemas pasados e incertidumbres futuras. El Madrid, el Caja Laboral y el Bilbao alcanzan esta importante cita con demasiados problemas ajenos a la Copa para no darles importancia. Ninguno de los tres, cada uno en su circunstancia, está donde le gustaría estar. Después de un comienzo esperanzador, al Madrid no le cuadran ni los resultados ni el juego. El Baskonia ha hecho crac en su competición más querida, la Euroliga. Y la triple B, ese equipo construido para dar un salto de calidad respecto a otras temporadas, se encuentra peleando por la supervivencia. Todas estas cuestiones resultan perturbadoras para una buena focalización, pesan lo suyo y son complicadas de sacar de la mochila.
A partir de hoy comprobaremos qué hay de cierto en estas suposiciones. Más allá de cuestiones técnicas, en la elección, la proporción y el manejo de su equipaje van a encontrar los equipos la clave de su devenir en este apasionante fin de semana.
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