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Reportaje:LIGA DE CAMPEONES | Ida de los octavos de final

La angustia consume a Kaká

Los rectores del Real Madrid sostienen que el brasileño se presiona en exceso y se atenaza - "No soy el culpable", dice la estrella, víctima del desequilibrio de una plantilla de solistas

Diego Torres

Kaká fue el primer fichaje del descomunal proyecto de Florentino Pérez. Hoy, Kaká es el síntoma de algo que no funciona. La derrota por 1-0 en Lyon, ante el Olympique, destapa una realidad que la Liga encubre con su amable sucesión de partidos. La última vez que el Madrid se impuso a un gran equipo europeo fue en la temporada 2003-04. Le ganó al Oporto en Das Antas en la liguilla de la Champions y pasó la eliminatoria de los octavos de final frente al Bayern con un empate en Múnich. Desde entonces se ha precipitado en el remolino. La crisis institucional, la falta de un plan maestro en el terreno deportivo y la deslegitimación sistemática de la figura del entrenador han proyectado al equipo hacia la mediocridad. Interrumpir esta deriva resulta tan complicado que ni los 200 millones de euros invertidos en reforzar la plantilla han servido de mucho. El Madrid juega mal y sigue achicándose en la Liga de Campeones. En Gerland volvió a exhibir la versión decadente. Nadie personalizó con más nitidez que Kaká los problemas del modelo.

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Kaká sigue perdido

Arrigo Sacchi, ex técnico del Milan y ex director técnico del Madrid, es un seguidor perspicaz de Kaká. "Es un mediapunta, o un segunda punta, al que le cuesta engancharse al equipo", observa; "en el Milan no le gustaba jugar de mediapunta. Él es generoso y se mueve mucho, pero no siempre en un sentido correcto. Es brasileño y pertenece a una cultura futbolística que no premia la conexión con los demás".

En el Madrid, a Kaká le piden que conecte. Y Kaká vive desconectado. El entrenador, Manuel Pellegrini, no encuentra otra forma de integrarlo en un equipo con sobreabundancia de delanteros. La plantilla carece de suficientes volantes. Hay demasiada gente capaz de terminar las jugadas, pero muy pocos capaces de iniciarlas, y para remediarlo Pellegrini ha pedido a Kaká que ejerza de cuarto centrocampista. Esto va contra su naturaleza. Como dice Franco Baresi, ex capitán milanista que convivió seis años con él: "No es un volante. Es un delantero. Su mejor posición es detrás del punta. Su juego es más claro cuanto más se acerca al portero".

La lógica de Pellegrini tiene sentido: como la plantilla está descompensada, hay jugadores que deben sacrificarse desnaturalizándose un poco. Así es como Kaká va camino de convertirse en un mártir de los mismos impulsos que llevaron a ficharle. Sacchi se muestra preocupado: "No tengo duda de que la afición del Madrid no ha conocido al verdadero Kaká. Esto sucede porque el equipo no juega bien, porque él ha tenido problemas de pubis y porque debe acostumbrarse a un nuevo país y a otro club. Pero es un jugador fantástico. Es fiable, un profesional que ama su trabajo. El peligro es al revés. Ama demasiado su trabajo y esto le genera una tensión excesiva. Sufre un bloqueo que le impide expresar sus cualidades. Seguro que siente una gran presión. A muchos jugadores les ocurre. ¡Una vez Roberto Baggio me pidió que le sacara del campo en medio de un partido! Ahora tengo miedo de que Kaká pueda perder la autoestima. Me da pena verle así. Hay que tener paciencia y volverá a ser el de siempre".

Florentino Pérez ideó un modelo económico y deportivo fundamentado en grandes figuras del fútbol. El equipo que construyó el verano pasado está pensado para que, a falta de juego, los partidos se resuelvan con el talento de los atacantes. No hay competición que interese más al presidente que la Champions: la final se juega este año en el Bernabéu. El martes pasado, toda la energía del club se volcó en Gerland. Llegado el partido crucial, sin embargo, falló lo esencial: las figuras. Ninguno de los dos balones de oro de la plantilla estuvo a la altura. Cristiano Ronaldo no desequilibró y a Kaká le faltó criterio. Como el juego del Madrid está condicionado por sus dos estrellas, se diluyó al fallar ambas.

Consciente de que le preparan un juicio sumario, Kaká salió el martes del vestuario cubriéndose. "Yo no soy el culpable de nada", exclamó, más pálido que su camiseta.

Kaká hizo lo que los psicólogos llaman identificación proyectiva. En vez de escuchar, respondió a la pregunta que él se habría hecho a sí mismo. En el club aseguran que, efectivamente, se culpabiliza. Su excesivo sentido de la responsabilidad hace que se sienta en deuda. Sabe que juega mal y le pesa. Y esa pesadumbre le atenaza en el campo. Pero Pellegrini no cambiará de idea. Seguirá poniéndole de enganche. La directiva tampoco pierde la fe en él.

Kaká, que costó 67 millones de euros, no es capaz de interiorizar que el mercado es el mercado y el juego es el juego. Y el juego en la Champions no favorece a los equipos de la Liga. Esto es lo que opina Sacchi y los resultados le avalan: "La Liga española, lo mismo que la italiana, ha bajado mucho su nivel en los últimos años. El Barça y el Madrid se acostumbran a un modo de competir y luego, en Europa, se enfrentan a situaciones a las que no están habituados".

Kaká intenta escaparse de Réveillère, el pasado martes en Lyon.
Kaká intenta escaparse de Réveillère, el pasado martes en Lyon.ASSOCIATED PRESS
El defensa del Real Madrid, Álvaro Arbeloa, se ha mostrado convencido de que el equipo recuperará el buen tono y se clasificará para los cuartos de final de la Liga de Campeones."Nos plantaron un partido muy físico, nos maniataron, supieron atar muy bien a nuestros jugadores de ataque y este ha sido uno de nuestros partidos más flojos del año, pero hay que ser positivo porque esto tiene solución", aseguró el lateral blanco en sala de prensa.Arbeloa fue autocrítico y no quiso culpar al planteamiento de Pellegrini. "Los que al final jugamos somos nosotros, y los que venimos recibiendo tantas alabanzas últimamente somos los mismos que jugamos ayer", finalizó.Vídeo: AGENCIA ATLAS

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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