Negocio privado, apoyo público
Euskadi vuelve a la élite del baloncesto con tres equipos 20 años después de los históricos Cajabilbao, Askatuak y Tau
Negocio y política son los dos pilares sobre los que descansa la sorprendente presencia de tres equipos vascos en la Liga ACB después de 20 años. Dos de ellos, el Caja Laboral y el Bizkaia, éste como anfitrión, participan en la fase final de la Copa del Rey, que se disputará en Bilbao entre el jueves y el domingo próximos. El tercero, el Lagun Aro, se quedó a las puertas al término de la primera vuelta, aunque ahora tanto el cuadro vizcaíno como el guipuzcoano luchan por eludir el descenso.
El romanticismo pasó a mejor vida. José Antonio Figueroa, que entrenó, entre otros, al Cajabilbao que devolvió la ilusión a Vizcaya en los años 80 y 90 y luego se la arrancó de cuajo por sus problemas económicos, cree que el éxito no tiene más que esas dos razones: "Si se une la oportunidad de un negocio a una coyuntura política favorable como la que hay ahora respecto a la inversión en el deporte, ocurren estas cosas". Sin embargo, "la falta de estructura de base y la dependencia absoluta de los resultados para llevar gente a los pabellones hace que muchas veces los gigantes tengan pies de barro", añade.
Los tres proyectos, Bizkaia, Caja Laboral y Lagun Aro, tienen fuertes raíces políticas
Lo cierto es que los tres proyectos, Caja Laboral, Bizkaia BB y Lagun Aro, tienen una fuerte influencia política en cuanto al apoyo de sus respectivas diputaciones o a través de entidades financieras públicas o semipúblicas. Un dibujo que retrotrae a los dorados años 80, pero sin tanto romanticismo.
También entonces el baloncesto vasco vivió una situación similar con tres proyectos en la élite. En 1a temporada 1988-89, el Cajabilbao, el Askatuak y el ya rebautizado Tau también militaron en la máxima división del baloncesto español. Josean Gasca había puesto en marcha el Atlético San Sebastián, que concluyó siendo el Askatuak (Libres, en euskera), nombre que aludía a su falta de patrocinios. En Vitoria, el Baskonia comenzaba a asentarse en la élite, sobre todo a raíz de que Caja de Álava se convirtiera en su patrocinador. Y, en Vizcaya, el Cajabilbao había recogido el testigo de un histórico, el Águilas, en el que jugó Emiliano, y del Kas, trasladado de Vitoria a Bilbao.
En todos aquellos casos había nombres propios que empujaban al baloncesto en su lucha por no sucumbir ante el monocultivo del fútbol (especialmente, en Vizcaya). Sin Gasca o Iñaki Almandoz, otro precursor del baloncesto vasco, no se concibe el juego en Guipúzcoa, del mismo modo que sin Paco Díez, alma mater del Águilas, o Jesús Ituiño, del Patronato, entre otros, no se explica el baloncesto en Vizcaya.
"Ahora todo son apuestas públicas con un fuerte apoyo mediático, pero la realidad es que no tenemos un equipo júnior potente, que no hay chicos de dos metros y que desde que surgió Javi Salgado [base del Bizkaia, que ayer ganó en su visita al Madrid] en nueve años no ha salido ningún jugador importante", afirma Ituiño. "Antes tuvimos a Iturriaga, Morales, Mauraza, Carbajo... Hasta la respuesta del público es muy relativa. De los 6.000 que acudían a ver al Bizkaia hay que dejar en la mitad los que son aficionados de verdad", matiza.
El baloncesto se ha afincado con más solvencia en Álava, donde el Baskonia aprovecha la falta de competencia del fútbol, lo que ha facilitado la fortaleza de su estructura y el apoyo institucional. El ahora Caja Laboral sí tiene una estructura de base, aunque raramente se traslada al primer equipo.
La disputa de la Copa es un espaldarazo a la capital vizcaína. La construcción de un nuevo pabellón a cargo de las instituciones públicas pretende ser el último empujón para lo que J. J. Davalillo, presidente del Bizkaia, llama "consolidar el proyecto". Un proyecto que en el 90% está en manos del dueño de la entidad, Gorka Arrinda, representante de deportistas, una condición que también ostentaba Miguel Santos, ex presidente del Bruesa (hoy Lagun Aro) cuando reimpulsó el baloncesto en Guipúzcoa.
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