La feria entona su canto del cisne
Muy lejos del esplendor de los años ochenta y noventa, Arco 2010 se presenta marcado por la incertidumbre, la polémica y la confusión. No hay consenso sobre el enfoque, los objetivos, la organización del encuentro, pero todos, galeristas, expertos y directivos, asumen que el modelo actual está agotado y urge una renovación radical
Reinventarse, reformarse e incluso desaparecer. Cuando se habla de Arco, en muy pocas cosas hay acuerdo. Lo único claro es que la feria ya no da más de sí y que el modelo sobre el cual se ha sostenido durante 28 años ha muerto.
La bronca del comité asesor de galeristas con Ifema o la crisis económica que ha congelado el mercado artístico han sido la puntilla a un encuentro que agonizaba desde hace mucho tiempo. En medio de la incertidumbre, los coleccionistas de peso han preferido aparcar sus jets privados en Miami Basel. Las instituciones anuncian que van con los bolsillos prácticamente vacíos y grandes nombres nacionales (Helga de Alvear, Pepe Cobo o Luis Adelantado) e internacionales, que durante años han garantizado la calidad de la oferta, han iniciado la fuga.
Lourdes Fernández: "Es el momento de ceder totalmente el protagonismo a la oferta creativa que estará expuesta en los pabellones"
Ahora todo son preguntas: ¿cuál es el modelo a seguir?, ¿qué arte se debe exponer?, ¿es Arco un evento cultural o puramente comercial? ...
Borja-Villel: "Están confundiendo calidad con metros cuadrados, y esto no es el 'boom' del ladrillo. Hay que replantearse todo"
Ahora todo son preguntas: ¿cuál es el modelo a seguir?, ¿qué tipo de arte se debe exponer?, ¿la decisión de escoger a los participantes debe continuar en manos de los galeristas o deberían participar teóricos y expertos?, ¿cuál sería el mejor emplazamiento?, ¿es Arco un evento cultural o puramente comercial?
Hay que seguir, pero de otra manera, afirma, sin dudar, José Martínez Calvo, propietario de la galería madrileña Espacio Mínimo, miembro del comité asesor de Arco y presidente del Consorcio de Galeristas. "Todos los modelos de ferias, por muy válidos que sean, deben adaptarse continuamente a las nuevas circunstancias que vayan surgiendo y Arco no es una excepción. De otro modo corren el riesgo de anquilosarse y perder efectividad. El modelo de Arco debe revisarse a tenor de los últimos acontecimientos y va a ser revisado. En ese proceso las galerías tenemos que tener una participación activa que, por otro lado, Ifema ya nos ha asegurado".
En cuanto a la amenaza de huelga, Martínez Calvo no cree que repercuta en la edición que ahora se abre. Es más, está convencido de que la crisis ha servido para unir a toda la profesión.
Pero la realidad parece otra. La unidad de criterios e intereses no existe. La drástica reducción de galerías que se aplicó en 2006 ha dejado muchos cadáveres en el trayecto porque los criterios de selección nunca han sido explicados. Recordemos que la reciente crisis se produjo, al menos formalmente, cuando el comité ejecutivo de Ifema incluyó cuatro galerías ajenas a la lista elaborada por el comité asesor, compuesto exclusivamente por galeristas. No sólo no estaban entre los escogidos por los profesionales, sino que se movían más en el mundo de los anticuarios y uno de ellos, la galería Barbié de Barcelona, había tenido problemas por la presunta falsedad de obras expuestas en Feriarte. Barbié renunció después a estar presente en Arco.
Sin embargo, son muchos los que no se explican cómo es posible que uno de los miembros del comité asesor, la galería Espaivisor de Valencia, compatibiliza la exposición de obras con la cocina vegetariana.
Tomás García, de My Name's Lolita Art (Madrid y Valencia), uno de los establecimientos históricos de Arco, excluido en las últimas ediciones, es contundente: "La polémica sobre Arco, protagonizada por el señor Cortés y los miembros del actual comité español, ha sido lamentable. En mi opinión, un ejercicio de prepotencia por ambas partes, que no ha contribuido a mejorar la imagen de la feria y, lo que es más grave, ha perjudicado la proyección del sector de galerías ante la opinión pública. Creo que no debo de opinar más sobre este lamentable asunto, ya que sería un tema de debate interno a tratar en la asamblea de galeristas. De hecho, me imagino que será un punto delicado, pues no debemos de olvidar que una de las galerías del comité más activa en esta polémica ocupa, a su vez, la presidencia del Consorcio de Galerías".
Algunas visitas imprescindibles no serán posibles este año. El galerista madrileño Pepe Cobo, miembro de anteriores comités, no participa en la exposición general de la feria. No entiende las causas por las que la amenaza de huelga se ha planteado ahora y no en 2008, cuando se cambiaron los estatutos con la llegada de Luis Eduardo Cortés. "En este tiempo, Ifema ha impuesto los nombres que ha querido. No nos engañemos. Creo que la polémica es falsa porque los protagonistas deberían ser los artistas. El Arco de los años ochenta, con aquellas multitudes y más de 300 galerías, sirvió entonces, pero ahora no tiene ningún sentido. Es el momento de aclarar conceptos. Esto es un negocio puro y duro. Los stands dedicados a las instituciones, comunidades autónomas y medios de comunicación no deberían de estar en una feria así. Sobran. Sirven sólo para atraer publicidad blanca (gratuita), pero no son útiles para los coleccionistas".
Los galeristas son los únicos que deberían hacer la selección de participantes, asegura Cobo. "En una ocasión hubo teóricos en el comité y fue un desastre", y señala a la feria Art Basel como el modelo en el que inspirarse. "Son puros galeristas a los que les asigna un sueldo por ese trabajo y que se reúnen todas las semanas y las horas que haga falta. Nadie interfiere en su trabajo y no me consta que hayan sido objeto de reclamaciones por parte de nadie".
Por una feria más contemporánea apuesta, por ejemplo, el influyente galerista Tomás March. Una donde las propuestas de los galeristas fueran el objetivo central y los coleccionistas, su primer objetivo.
Todos los consultados tienen claro que, en este momento, el cliente más esperado tiene nombre, apellidos y lugar de procedencia: Manuel Borja-Villel. El director del Reina Sofía adelanta que este año tiene un presupuesto muy inferior para comprar obra. Además es de los que piensa que Arco ha confundido los papeles y que hay que reinventarlo. "No es una Documenta, ni un museo
..., pero tampoco es una feria. Hay que replantearse todo el modelo: los interlocutores, el enfoque. Cuando nació desempeño un papel encomiable, pero que no le correspondía. En este momento, ni siquiera es un evento cultural. La confusión es muy grande porque están confundiendo calidad con metros cuadrados, y esto no es el boom del ladrillo".
Las debutantes de Arco, Pilar y Mayte Castellano, propietarias de la galería madrileña Formato Cómodo, han conseguido estar a pesar de que no fueron seleccionadas en la primera lista del comité. ¿Qué interés tiene participar para una galería joven?: "Estar. Que se hable de nosotras. Que se nos conozca". Optimistas, creen que Arco ha superado sus crisis internas y que la única que preocupa es la que afecta a todo el mundo. Ellas sólo esperan amortizar los 12.600 euros que Ifema les cobra por 40 metros cuadrados durante los seis días que dura el evento.
El coste del espacio es otro de los motivos de queja de los galeristas; aunque también lo es la maraña de ayudas de diferentes estamentos oficiales. Cuando los galeristas participan en una feria fuera de España reciben del Ministerio de Asuntos Exteriores una ayuda automática en torno a los 3.000 euros. No importa que sea un establecimiento novato o una firma consolidada como Juana de Aizpuru, Elvira González o Helga de Alvear, por citar tres nombres de la última feria de Basilea. Borja-Villel es de los que opina que si es una ayuda de tipo comercial, como se hace en otros sectores, le parece bien, pero que si el concepto que se maneja es la difusión cultural, está en contra.
Frente a este complicado panorama se encuentra Lourdes Fernández, directora del encuentro desde hace tres años. Durante las semanas de tensión que han precedido a la celebración de Arco, ha intentado mantenerse al margen, como si la feria no fuera con ella.
Convencida de que lo importante es el futuro, opina que "es el momento de ceder totalmente el protagonismo a la oferta creativa que estará expuesta en los pabellones de la feria". "Arco Madrid es una plataforma imprescindible para el arte contemporáneo; un punto de encuentro fundamental para el mercado del arte contemporáneo. Sería muy injusto que el esfuerzo de las galerías, que el trabajo que se desarrollará en la feria, tuviera que rivalizar informativamente con un debate que, insisto, tanto desde Ifema como desde el colectivo galerístico, damos por zanjado", agrega.
"Arco Madrid ha jugado un papel fundamental en el arte contemporáneo en estas casi tres décadas. Es una referencia imprescindible de España, y también internacionalmente. Pero, efectivamente, el entorno que se avecina es muy distinto, con más actores en el ámbito ferial mundial, y con unas circunstancias de mercado diferentes. Todo ello tendrá un reflejo en esta edición de Arco. Pienso que, a la hora de hacer balance, habrá factores mucho más trascendentales que tener en cuenta el posible impacto del conflicto al que hace mención".
Durante las semanas previas a Arco se han sucedido las renuncias de galeristas. La última conocida fue la de Luis Adelantado, y unos días antes se supo que no vendría la mayor parte de las galerías portuguesas. Portugal siempre ha sido una presencia especial en la feria por la importancia de esta cita en el panorama artístico de este país. En este sentido, participan en esta próxima edición algunas excelentes galerías del país vecino, como es el caso de Vera Cortês Art Agency, Fernando Santos, Filomena Soares, Mario Sequeiro, Cristina Guerra Contemporany Art y Graça Brandao. "En el ámbito internacional, sí es verdad que algunas galerías portuguesas, y de otros países, no estarán este año debido a diversas causas, especialmente motivadas por la actual situación económica y otras por cambios en sus propias estrategias".
Lourdes Fernández no es pesimista respecto a la temible ausencia de coleccionistas en esta edición: "El mayor peso de la feria lo concentra el coleccionismo privado español, que ha ido creciendo paulatinamente a lo largo de los últimos 28 años, de la mano de la propia feria. En paralelo, se ha consolidado un alto nivel también de coleccionismo institucional, que siempre ha mantenido un fuerte apoyo a esta convocatoria, reflejado no sólo en sus programas de adquisiciones, sino también en los acuerdos institucionales que suponen una gran ayuda para las galerías y para Arco Madrid". Polémica y personalista, durante los últimos meses han arreciado los rumores de su inminente dimisión, pero Fernández declina hablar del tema. Sí reconoce, en cambio, la necesidad de tejer un nuevo modelo. Pero se hará, dice, con la ayuda de todos los implicados. "Por pura coherencia y responsabilidad, no vale lo que a mí me gustaría, como Lourdes Fernández, sino lo que resulte de esa labor conjunta entre Ifema y el sector".
¿Qué ofrece esta feria que no se pueda encontrar en otra similar? Fernández propone el recorrido por las 160 galerías participantes y la obra de 3.000 artistas. Nada singular. Pero será en los pasillos que separan las fotografías, las videoinstalaciones o las pinturas donde se empiece a esculpir un nuevo modelo capaz de reinventar la feria madrileña.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.