Más difícil todavía

El partidillo acababa de empezar ante el jolgorio de más de 3.000 aficionados cuando Abidal resbaló y sintió un pinchazo en el abductor de la pierna izquierda. El campo municipal de Reus estaba blando por la lluvia -Iniesta, Piqué y Puyol no participaron en el encuentro por precaución- y la lesión del lateral francés tenía muy mala pinta. Las pruebas que se le practicaron en Barcelona confirmaron que sufre una desinserción que le tendrá de seis a ocho semanas de baja. El parte médico se conoció en la expedición mientras almorzaba en Mas Sedó. La respuesta de los jugadores fue unánime -"la adversidad nos ha hecho más fuertes"- y la mayoría evocó la misma imagen: la final de la Champions ganada al Manchester United con Touré de central y Sylvinho de lateral.

Guardiola sólo cuenta con Puyol, Chigrinski, Milito y Maxwell como defensas

El Barça conquistó la Copa de Europa y también la del Rey -Touré ejerció también de central y marcó un gol decisivo- en una situación de precariedad defensiva y el domingo le aguarda el Atlético en el Calderón en un partido de Liga que se ha pintado como una nueva final en circunstancias parecidas por las bajas de Piqué, Márquez -sancionados con un partido-, Alves, Touré y Abidal -lesionados-. A Guardiola le quedan pocas opciones más que la de juntar a Puyol, Chigrinski, Milito y Maxwell -regresaría a su banda natural después de jugar en la derecha: "Jugar en la banda cambiada es como conducir un coche en Inglaterra". O, en caso contrario, recurrir al filial.

Aunque son conscientes de que pierden calidad individual, sobre todo por el excelente momento de forma de Abidal, la agresividad de Alves y la jerarquía de Piqué, los azulgrana coinciden en que mantendrán la intensidad defensiva que les ha permitido situarse como el equipo menos goleado -11 tantos en 21 partidos- y el líder de la tabla con cinco puntos de ventaja sobre el Madrid. Una diferencia que se fijó el 17 de enero, en la 18ª jornada, cuando los blancos perdieron en San Mamés, y que ha funcionado como un tope psicológico. No han cedido los azulgrana, que se mantienen invictos, ni los madridistas.

Así las cosas, el encuentro ante el Atlético se plantea como la prueba del algodón para el Barça tanto por el carácter volcánico de los rojiblancos como por los últimos resultados -cuatro victorias locales en los siete últimos choques- y el vértigo que provocan sus delanteros: Reyes, Simão, Agüero y Forlán -el Barça ha recibido ocho goles en sus dos últimas visitas al Calderón en la Liga-.

En esta jornada, además, el Madrid juega un día antes, el sábado, en Jerez, ante el colista.

A Guardiola no le será fácil cuadrar la defensa. Parece llegado el momento Chigrinski con todo lo que significa por el riesgo de la apuesta y las críticas que han provocado sus actuaciones. El central ucranio no juega desde que el Barça perdió con el Sevilla en la ida de los octavos de la Copa. La afición del Camp Nou le pitó después de que cometiera un penalti y ya no ha formado como titular (ha disputado diez partidos de la Liga y dos de la Copa). Jugar en cancha contraria puede favorecer la alineación de Chigrisnki, quien sigue contando con el apoyo del técnico y el plantel.

Al entrenador del Barça, por lo demás, le preocupan especialmente los partidos que tienen una gran carga emotiva, enfrentamientos de ida y vuelta, con poca pausa. La temporada pasada, por ejemplo, el Barça perdió en el Calderón (4-3) y fue sorprendido en el Camp Nou por el Espanyol (1-2). El equipo parece que se ha corregido con el tiempo y hoy afronta con mayor garantía las situaciones delicadas, o así se explica su actuación del sábado ante el Getafe, cuando acabó con nueve futbolistas. También supo jugar en inferioridad ante el Madrid. Y se siente a punto ante el reto del Calderón.

Aunque intentan desmarcarse del contencioso arbitral y del pulso mediático, los azulgrana se sienten muy motivados para el domingo (21.00, Canal +). Todos coinciden en que son sus rivales quienes han marcado el partido como una final a pesar de que tienen un colchón de cinco puntos. Pero entienden que vale la pena apostar por un triunfo para reafirmar sus aspiraciones y, llegados a tal extremo, a Guardiola parece preocuparle más el buen funcionamiento del mediocentro que la alineación de Chigrinski. "Si podemos con el Atlético, podremos contra todo", concluyen en el vestuario del Camp Nou.