"He vivido más en el Palau que en casa"
Barrufet, uno de los mejores porteros del mundo, anuncia a los 39 años su adiós al balonmano a final de temporada
Dos coordenadas han marcado la vida de David Barrufet. Tiene casi 40 años -nacido en Barcelona, los cumplirá en junio- y, cuando mira atrás, corrobora que el balonmano y el Barça han sido dos elementos fundamentales que han determinado tanto su trayectoria vital como su personalidad. Es un superviviente, el único jugador que sigue en activo de aquella generación imborrable que llevó a los azulgrana a ser considerados también un dream team en este deporte. Su palmarés le acredita como uno de los más laureados: 70 títulos, más incluso que Valero Rivera, el entrenador que le dirigió desde que entró en el club, a los 14 años.
"¡Y lo mucho que me queda por aprender!". ¿Aprender? ¿De quién? Barrufet anunció ayer, en el mismo Palau Blaugrana que tantas veces le aplaudió, su decisión de dejar el balonmano al final de la temporada. Se va y lo hace convencido de que es el momento adecuado, tras haber sido considerado el mejor guardameta mundial en 2004 y 2005 y siendo todavía el capitán del Barça. Pero incluso tras tomar esta decisión trascendental piensa que puede seguir aprendiendo. "¿De quién?", se pregunta. "De cualquiera que esté a tu lado. Del recién llegado, de una situación concreta. Sólo hay que ver, observar y aprender", se responde.
Barrufet es un dios para muchos niños que están empezando a jugar al balonmano. Sin embargo, mantiene el espíritu de aquel chico que se colocó por primera vez entre los palos en el colegio SAFA porque el entrenador, Toni Rubiella -sigue como segundo técnico del Barça-, no encontraba a nadie. "Ninguno quería hacerlo, me decidí a probarlo y... hasta ahora", sonríe tocándose su cabello rubio corto, viendo los pantalones amarillos que le identificaban y la zamarra con el 16 que a partir de ahora brillará colgada, como homenaje, en el Palau.
Brilló rápido. Tenía condiciones y Rivera le ofreció la portería del equipo cadete del Barça. "Tenía 14 años y para mí era el primer sueño que iba a cumplirse", confiesa; "el Barça es el club al que siempre he querido. No deseaba jugar en ningún otro. Y el Palau ha sido mi casa. He pasado más horas y he vivido más en él que en mi propia residencia. Y me siento orgulloso de ello".
Él lo dio todo por el Barça y el Barça le recompensó dándole la titularidad en la portería de un equipo que le permitió desarrollar todo su potencial. "No puedo reprocharme nada", reconoce; "siempre he dado el máximo. He trabajado todo lo que he podido".
Fue por todo eso por lo que llegó a la selección española y por lo que también en ella marcó una época. Sustituyó al gran Lorenzo Rico y consiguió que la gente no le echara en falta. Sólo estuvo ausente en dos de las ocho medallas que ha logrado La Roja: la plata del Europeo de España y el bronce de los Juegos Olímpicos de Atlanta, ambas competiciones en 1996. "Fue por discrepancias personales con el seleccionador, Juan de Dios Román, lo cual me deja muy tranquilo", aclara. En cambio, fue protagonista del momento más estelar: el oro del Mundial de Túnez 2005.
Ayer, Barrufet hizo su penúltima valoración. "No puedo mirar aún atrás porque me quedan tres títulos por ganar: la Liga, la Champions y la Copa del Rey", sonrió en compañía de Joan Laporta, el presidente del Barça, y de muchos deportistas de otras secciones. "Me voy en el momento adecuado, siendo aún un buen portero y con la cabeza muy clara. Siempre dije que no me veía jugando a los 40 años y... los estoy rozando. Tengo ganas de pasar página, de dedicar más tiempo a mi familia y de ejercer como jurista", concluyó después de emocionarse cuando recordó a su hermano Jaume, muerto en un accidente de moto.
Barrufet es abogado, especializado en gestión deportiva. Cuando se quite los guantes, ingresará en el departamento jurídico del Barça. Seguirá en su casa.
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