Al mercado de Barceló ya sólo le queda una fachada

Miguel Novo, un vecino del distrito Centro de 69 años, está parado junto a una valla en la calle de Mejía Lequerica. Lleva ambas manos agarradas a la espalda y, sin prisas, observa cómo una legión de operarios y grúas derriban el histórico mercado de Barceló. La demolición comenzó hace un mes y apenas queda en pie una fachada. Según los trabajadores, en una semana ya no quedará nada.

En realidad, Miguel no está practicando una de las aficiones de algunos jubilados madrileños: ver obras. Lo que mira es cómo se desploman sus más tiernos recuerdos. Nació en el barrio y fue testigo de la construcción del inmueble hace más de 60 años. Lo vio "siendo un chaval", desde las ventanas del colegio Isabel la Católica, donde estudiaba, situado al otro extremo del edificio. "No cae el mercado, cae un trocito de la historia del barrio", dice mientras mira los cascotes del viejo centro.

El Ayuntamiento está llevando a cabo la obra con la que pretende sustituir el mercado por uno más moderno y con mejores accesos. Se gastará más de 43 millones de euros en el proyecto. La cubierta del nuevo edificio albergará un polideportivo y una plaza con mirador a 13 metros de altura. Además, se construirá una biblioteca junto al nuevo mercado y un aparcamiento subterráneo con más de 600 plazas. El nuevo centro, cuya fachada será de vidrio para ganar luminosidad en el interior, estará finalizado en la primavera de 2011 según el Consistorio.

"Si es bueno para el barrio, bienvenido sea", dice Miguel con la boca pequeña. "Aunque eso no quita que a mí me dé pena que desaparezca el viejo Barceló".