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A Coruña reduce sólo la altura de edificios nuevos

El bipartito matiza sus pretensiones "ante la alarma creada por el PP"

Un embrollo monumental sacude desde hace una semana la actualidad de A Coruña por la reforma de su plan general de ordenación municipal (PGOM), ahora en fase de alegaciones. Todas las alarmas saltaron cuando el PP salió denunciando que el documento dejará "fuera de ordenación" al 60% de los pisos de la ciudad, ya que al rebajarse considerablemente la altura máxima de los edificios, los existentes se quedarán en "un limbo legal", imposibilitando incluso, según repitió este partido, que se puedan suscribir hipotecas para su compraventa. "Mentira, falacias, todo es tendencioso e irresponsable", clamó el alcalde socialista Javier Losada.

Pero la alerta vecinal se disparó y el temor a que se rebaje el valor de las propiedades derivó incluso en la creencia de que se podrían derribar todos aquellos inmuebles que superen la altura que marcará la futura norma urbanística. Y el Gobierno municipal acabó dando marcha atrás. "Ante la alarma social creada por el PP", el alcalde y la concejal de Urbanismo, Obdulia Taboadela, prometieron "introducir un cambio" en la futura normativa para que "ningún edificio de la ciudad quede fuera de ordenación" y así "dar seguridad jurídica" a todos los dueños de pisos ya existentes. "Podrán hasta demolerse y volver a ser reconstruidas con la misma altura y volumen al que tenían", aseguró ayer Taboadela. Sólo los nuevos inmuebles verán limitada su altura en función del ancho de la acera, como establece el futuro PGOM.

La figura "fuera de ordenación" desaparece en el nuevo planeamiento
Los populares hicieron ver que peligraban los viejos edificios

Un anuncio que sin embargo no contribuyó a aminorar la espiral de acusaciones, declaraciones y contradicciones que enmarañan cada día un poco más la ya grande confusión que existe en la ciudad. Incluso afloran divergencias entre los socios de gobierno, dado que los nacionalistas, que gestionan la concejalía de Rehabilitación y Vivienda, son partidarios de limitar ese "cambio" que anunciaron los socialistas para preservar uno de los elementos que más les gusta de la futura normativa, que "rompe y corrige todos los excesos" de los 25 años de Francisco Vázquez en la Alcaldía.

El plazo para presentar alegaciones al PGOM que sustituirá el plan en vigor desde 1998 acaba el día 18. Es, de momento, lo único certero en todo este enredo sobre una categoría jurídica (los inmuebles fuera de ordenación) que "existe en todos los planes urbanísticos" sin mayores consecuencias, alega el Gobierno local, pero que para la oposición es "una auténtica barbaridad" ya que reduce el valor de los pisos afectados en el caso que sea derribado su edificio.

La Federación de Asociaciones de Vecinos se está pensando si al final presenta alegaciones. Quienes sí lo harán son los promotores, contrarios a un nuevo PGOM que ven inviable, con excesivas cargas "para que resulte rentable desarrollar algunas zonas" y con una previsión excesiva de viviendas de promoción pública -el 40% que marca la ley-.

Los arquitectos, por el contrario, no presentarán ninguna por considerar que el plan redactado por el urbanista catalán Xoan Busquets es "el mejor posible y la última oportunidad para acabar con el caos urbanístico" que padece desde hace décadas A Coruña. "El problema es que en esta ciudad cada vez que aparece un metro de suelo, saltamos todos al máximo, hay que dejarse de hipocresías", clamó ayer el presidente de los arquitectos coruñeses, Manuel de la Iglesia, al lanzar un llamamiento, especialmente a los promotores, para que piensen y hagan un urbanismo más racional, no en vertical.

La nueva norma que ahora está en trámite "pone fin a una forma de hacer negocio en A Coruña y abre otra con límites de construcción más acorde con un tiempo y una situación económica en la que se acabaron las vacas gordas", remachó el presidente de la delegación coruñesa del Colegio Oficial de Arquitectos. Y responsabilizó de la polémica tanto al PP por "sacar fuera de contexto una figura jurídica sin consecuencias para provocar cierto pánico" como al gobierno local por "su falta de información".

En lo que sí están unidos socialistas y nacionalistas es en defender un cambio drástico del urbanismo que se hacía en A Coruña y en sus reproches al PP por su "maniobra electoral con una campaña tendenciosa y falsa de agitación". "Las líneas maestras del nuevo plan general se mantiene para hacer una ciudad con más calidad urbana, más zonas verdes y con menos presión urbanística", asegura el gobierno municipal.

"No me fío", respondió ayer el portavoz del PP, Carlos Negreira, que exige ver los ambiso por escrito antes del del día 18.

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