El París en que nació el mito de la modernidad resurge en San Sebastián
La exposición viaja del impresionismo al cubismo a través de 75 piezas
A principios del siglo XX, París se hallaba en plena ebullición creativa. Picasso, Kandinsky, Degas, Renoir, Chagall, pero también otros artistas mucho menos conocidos tomaron parte en esa revolución artística que se desarrolló casi de forma paralela a la transformación urbana de la ciudad y que cambió el mundo del arte para siempre.
La exposición París 100 años reconstruye ahora en la Sala Kubo de San Sebastián ese "ambiente creativo de una esfervescencia muy notable, sólo comparable a la que se dio en el Renacimiento", explica Lola Jiménez Blanco, comisaria de la muestra, inaugurada ayer y que permanecerá abierta hasta el próximo 5 de abril.
La muestra suma 75 obras -62 pinturas, ocho dibujos, dos esculturas, dos aguafuertes y un cartel- procedentes de la colección privada de Oscar Ghez, depositada en el Petit Palais de Ginebra.
La muestra suma a Picasso o Chagall con autores hoy menos conocidos
París 100 años va recorriendo las sucesivas vanguardias que surgieron en la capital francesa desde finales del siglo XIX hasta el periodo de entreguerras, de la mano de artistas de renombre como Chagall, Degás, Picabia, Picasso y Renoir, pero también de una serie de autores menos conocidos, pero que también participaron en el alumbramiento de la modernidad: Maria Blanchard, George Bottini, Gustave Caillebotte, Charles Camoin,...
La capital francesa es la "protagonista absoluta" en las cuatro áreas temáticas que integran la exposición. Los escenarios de París refleja el peso de lo rural en la ciudad que, a principios del siglo XX todavía se conservaba en Montmartre, un barrio que se convirtió en el reducto de libertad para numerosos artistas. En aquella época Alphonse Léon Quizet y Théophile-Alexandre Steinlen pintaron sus huertas y molinos, mientras que Maximilien Luce se inclinó por retratar la construcción del Sacré Coeur con la Torre Eiffel al fondo.
Nicolas Tarkhoff pintaba la ciudad bulliciosa "desde arriba" en Montmartre o desde una gárgola de Notre Dame, mientras que Picabia, Picasso, Renoir, Chagall y Degas dibujaban desnudos reales de mujeres y no cuerpos idealizados como era la norma en la época, tal y como puede verse en el área Interiores, intimidades.
Las fiestas, el desenfreno y el carácter bohemio de la ciudad, sus fiestas y burdeles, protagonizan el apartado El espectáculo, la noche, con cuadros como Le Baiser, de Théophile-Alexandre Steinlen, o Le bal du Moulin Rouge, de Marcel François Leprin.
El fauvismo y el cubismo centran el último apartado, con obras de Camoin, Blanchard o Valvat. La muestra se completa con una selección de 49 fotografías de la capital francesa de comienzos del siglo XX.
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