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Plaza peatonal, comercio enfadado

La reordenación del tráfico en el centro de Alicante e Ikea encrespan al sector

"Esto es horrible", comentaba ayer la clienta de un comercio del centro de Alicante al entrar al establecimiento. La mujer, vecina de la zona norte, se mostraba muy contrariada por "las vueltas que hay que dar" hasta llegar al centro tradicional desde que el pasado diciembre la peatonalización de la plaza del Ayuntamiento cerró al coche privado la calle que daba acceso a esta zona.

Y esta crisis, que amenaza con recrudecerse si el Ayuntamiento que dirige Sonia Castedo, del PP, no logra pactar una solución, no es la primera que enfrenta al comercio con el equipo de gobierno de Alicante. Los planes de Ikea para instalar un macrocentro en Rabassa han encontrado desde el primer momento el rechazo frontal del pequeño comercio pese al empeño de la Administración local en que la iniciativa cuaje. "Las últimas decisiones [del Ayuntamiento de Alicante] están afectando al comercio", resume Pedro de Gea, presidente del colectivo en Alicante.

"Las últimas decisiones del Ayuntamiento afectan al comercio"
Las ventas en el centro han caído un 30% pese a la Navidad y rebajas

En el centro tradicional los escaparates de distintas calles exhiben carteles alusivos a sus demandas, con leyendas como Acceso a la Rambla ya, Ayuntamiento no me hundas más y ¿Este Ayuntamiento consulta o impone? Todos no han colgado sus protestas, pero hay alrededor de un millar de negocios afectados, entre tiendas, hostelería y otros servicios, según estima el comercio. Las ventas han caído un 30% y aunque el comercio es el principal damnificado, las quejas llegan también de vecinos y trabajadores de la zona. "Hay mucha gente cabreada", apostilla el dueño de un establecimiento de la zona que, como los otros, reclama al Ayuntamiento una "alternativa más viable" que rodear todo el centro para poder entrar al mismo. Una zona, inciden varios comerciantes, "que por las tardes está muerta". En un establecimiento, por ejemplo, la dependienta explica que cualquier tarde pueden entrar apenas cinco clientes cuando antes no era extraño que visitaran el comercio una veintena de personas.

El colectivo Corazón de Alicante se reúne hoy con las cuatro asociaciones del centro afectadas para acordar qué hacer en caso de que no se reabra al tráfico de nuevo la zona. De la reunión saldrán medidas de protesta, aunque el presidente de Corazón de Alicante, José María Albert, descartaba ayer cortes de tráfico o cualquier tipo de acciones "que moleste a los ciudadanos". Aunque a renglón seguido asegura que van a "ser duros". "Hay muchas formas de reivindicar", apostilló.

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La reclamación tiene para el colectivo un especial dramatismo en tiempos de crisis, ya que el sector es uno de los que sufre más directamente la caída del consumo y la falta de financiación. La remodelación de la plaza del Ayuntamiento concluyó poco antes de Navidad y a partir del 18 de diciembre se reordenó el tráfico y se prohibió el acceso de vehículos privados por la calle Altamira, vía que desemboca en la Rambla. Este cambio golpeó en la línea de flotación del sector en plena Navidad y de rebajas de invierno. "El comercio está pasando una crisis bestial", resume Albert.

Los comerciantes esperan una respuesta de la Concejalía de Tráfico. Las soluciones podrían llegar por el cambio de sentido de la calle de San Fernando, que discurre en paralelo con la de Altamira, por anular la reordenación de diciembre o incluso, la menos factible, por abrir un acceso lateral en la Explanada. Los comerciantes critican la falta de diálogo del Ayuntamiento y esperaban una reunión el lunes con el Ayuntamiento que no se produjo. La concejalía que dirige Juan Seva analiza diversas alternativas para facilitar el acceso al centro, según fuentes de la misma. Ayer, Seva pidió al comercio tiempo para solucionar el conflicto.

La pelea del sector por un acceso digno al centro, por otro lado, es antigua. El presidente de Corazón de Alicante recordaba ayer que la prolongación de Alfonso el Sabio se abrió hacia la Rambla gracias, entre otras cosas, a la presión de los comerciantes. "El entramado comercial de la zona centro está muy debilitado", alerta Albert, que a renglón seguido considera una "vergüenza" que ciudades que empezaron después que Alicante a adecuar el centro histórico ya han reordenado su centro histórico, "pero nosotros hacemos las cosas muy lentamente".

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