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La presidenta pierde argumentos

En un acto del Partido Popular en Parla en agosto de 2009, Esperanza Aguirre sentó a Miriam Rabaneda en la mesa de honor. La presidenta de la Comunidad dedicó a la ex alcaldesa las palabras más cariñosas de su intervención, una arenga sobre las oportunidades del Partido Popular de conquistar el sur de la Comunidad. "Miriam, recuperaremos Pinto", aseguró entre ensordecedores aplausos de los prebostes del partido.

La fijación de la presidenta regional por dominar el irredento sur ha cristalizado en una estrategia de gran agresividad, con continuas visitas a los juzgados en los ayuntamientos del antiguo cinturón rojo. Y Pinto ha planeado como una obsesión sobre todas estas actuaciones. La pérdida del municipio en una moción de censura de diciembre de 2008 abrió una herida que aún sigue sin sutura en las calles de la localidad y dentro de la dirección del PP.

La pérdida del municipio supuso una herida entre los populares
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Una idea de la importancia simbólica de la batalla por Pinto la da la presencia en el pleno de la moción de censura de Tomás Gómez en representación del PSM y de Francisco Granados por el PP. Tras la votación que descabalgó a los populares y aupó al poder a un inestable gobierno de coalición del PSM, IU y el partido independiente Juntos por Pinto (JpP), Rabaneda ya avisó de sus intenciones: "Esto no es un adiós, sino un hasta pronto". Comenzaba la reconquista.

Las circunstancias parecieron facilitar el envite. Con una deuda de 36 millones, las cuentas de la ciudad estaban muy tocadas, y se multiplicaron los escándalos de un Ayuntamiento ya de por sí con tendencia a la suciedad.

No hubo dinero ni para los toros en las fiestas municipales. Por eso el pregón terminó con lanzamientos de botellas al balcón de las autoridades. Luego el servicio de atención al dependiente comenzó a hacer aguas; se reveló que un ex alcalde socialista había utilizado dinero de la cooperación internacional para actuaciones dudosas en Argentina; y el primer teniente de alcalde, Reyes Maestre (JpP), fue condenado por agredir a un menor en un pleno municipal. Sin contar con que la discusión en torno al tripartito pinteño se había convertido en un clásico en las reuniones de la mesa del transfuguismo.

El último golpe de Aguirre fue la petición al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de disolver el Ayuntamiento por irregularidades como el desvío de dinero público del grupo municipal socialista al PSM del municipio. Una medida equivalente sólo se había tomado con el Consistorio de Marbella cuando nadaba en la podredumbre.

La imputación de las hermanas Rabaneda puede lastrar la estrategia del PP. Por lo pronto, ha dado alas al PSM, que vuelve a sentirse legitimado tras la crisis de identidad que le supuso la moción. Su secretario general, Tomás Gómez, exigió ayer, según informa Europa Press, que Aguirre pida disculpas por su acoso: "Cuando acometimos una moción de censura en el municipio de Pinto, era por esta razón".

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