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Mas busca el voto más allá de CiU en su último asalto a la Generalitat

Pujol dice que si la federación no alcanza el gobierno será sólo por desidia

Àngels Piñol

Ahora o nunca. Todo o nada. El pabellón de Vall d'Hebron, de Barcelona, acogió ayer el mitin de proclamación de Artur Mas como candidato a la Generalitat al grito de "Mas, president!". Y en las pantallas gigantes se le vio a él saludar con los brazos y se le leyó en los labios: "Ja ho veurem". Cauto y escaldado tras dos elecciones que no le sirvieron para llegar al Palau, Mas encara su último asalto -si pierde no habrá un cuarto- pidiendo a la militancia un esfuerzo para no dar por ganadas antes de hora las elecciones porque sabe que si puede el tripartito volverá a sumar. Su objetivo es que su mensaje traspase las barreras de CiU para lograr una gran mayoría y no perder ni un voto.

Justo en el mismo escenario donde hace ocho años fue designado por primera vez candidato, Mas celebró sus 54 años con un pastel y 3.000 militantes cantándole Per molts anys. "Me he comido más sapos que pasteles", bromeó. "Ayudadme a jubilar al tripartito o el tripartito jubilará a Cataluña". Así, reiteró su idea de atraer a todos los desencantados. "No tenemos que hablar sólo para la gente de CiU sino a todo el país", avisó. "No es un cambio de siglas, de sillas o de sal tú que me pongo yo o para poner en mi currículum que he sido presidente".

CiU ha tomado la delantera a sus rivales en las encuestas y en la precampaña porque es el primero en celebrar un mitin. El ex presidente Jordi Pujol apadrinó el acto y, firme, pidió que nadie se fíe de los sondeos. "Aunque parezca que hay una buena cosecha, si no se dobla la espalda y se recoge se pierde. Si no hay cambio, será por nuestra desidia", alertó. Bajo el lema Comenzar ilusiona, los nacionalistas han engrasado la máquina electoral con vídeos y páginas en la Red y con una canción con la pegadiza música de Put on the record, de Corine Bailey Rae. "Los periodistas siempre me preguntan que qué haré si pierdo", relató Mas, "pero vamos con moral de victoria. Einsten escribió que la posición más elevada del ser humano no es gobernar, sino servir. Si lo olvido tiradme de las orejas y plantadme cara". En esa búsqueda del voto transversal, abrió su hipotético gobierno a los mejores, sean o no de CiU, y no se manchó con el barro del cementerio de Ascó, el incendio de Horta ni la inmigración. Eso si, citó el futuro fallo del Estatuto y avisó de que el sentimiento de nación es "insobornable". "Nuestra primera fidelidad será con el pueblo. No aceptaremos nunca que Cataluña sea sólo una provincia y no renunciaremos a un país mejor y más libre".

En un reparto de papeles de policía bueno, policía malo, Josep Antoni Duran, secretario general de CiU, entró al trapo contra el "triste" tripartito, que es un gobierno que "miente" y que respalda la política económica del presidente Zapatero. "Que no juegue con las pensiones de la gente que se las ha ganado a lo largo de su vida", señaló. Muy dolido, mencionó el empadronamiento de inmigrantes en Vic y lamentó que algunos hubieran tildado a CiU de "xenófoba, racista y nazi. Son una pandilla de ignorantes: no saben qué es el nazismo, dónde está Vic y qué es lo que ha hecho CiU por la inmigración", exclamó airado. Y acabó con su certeza de que el deseo de cambio se extiende más allá de CiU: "Seré el primero en dedicarme en cuerpo y alma para que Mas sea presidente".

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