Devoción por las copas
Un informe concluye que salir de fiesta durante los fines de semana es un ritual para un 81% de los jóvenes madrileños
¿Salir de noche es una opción o un rito ineludible? EL PAÍS contrasta con jóvenes madrileños las conclusiones de un estudio de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) que sostiene que el 81% de los chicos sale toda la noche durante los fines de semana. Si alguien le hubiese preguntado a una mujer española de los años cincuenta "¿Por qué va usted los domingos a misa?", la señora se quedaría igual de extrañada que la del joven de hoy al que se le cuestiona por la necesidad de salir cada viernes a beber con los amigos.
El sábado de madrugada este periódico buscó entre jóvenes madrileños la razón de que la fiesta nocturna sea una costumbre arraigada.
El último dato conocido sobre el asunto, resultado de una encuesta hecha a 1.200 jóvenes de Madrid por la FAD, es que un 81% de chicos y chicas entre 16 y 24 años consideran que salir toda la noche durante los fines de semana compensa; que con una botella, una bolsa de hielo, vasos de plástico y un grupo de amigos se pasan las mejores experiencias de la semana, las mejores "aventuras", dicen, que implican riesgos que asumen sin darle muchas vueltas.
"Es lo que hacen nuestros padres con sus amigos en sus cenas", dice Jaime
"El 90% de mis relaciones son sin condón", asegura un chico de 20 años
La mayoría de los jóvenes cumplen con el hábito una vez a la semana, otros, con mayor devoción, dos o tres. Ahora rodean desordenadamente un conjunto de botellas de whisky, ron o ginebra, e inician una conversación a voces que va in crescendo con el paso del líquido. Así, viernes tras viernes, "las 52 semanas del año", dice Jaime, 20 años, madrileño y estudiante de Derecho. Carla, una chica de 19, expresa con limpieza la función de la noche en sus vidas: "Durante la semana esperas a que llegue el viernes, sales, y el resto de la semana hablas de lo que hiciste esa noche".
El patrón social no es nada nuevo, como observa Jaime: "Hacemos lo mismo que hacen nuestros padres con los amigos en sus comidas y sus cenas. Y llevamos haciéndolo desde los 13 años, comprando alcohol en las tiendas y bebiendo en la calle. ¿Cómo se puede sorprender alguien hoy al leer cuánto salimos de noche los jóvenes?". Jaime y sus amigos, ateridos de frío, beben y hablan en un parque junto al instituto San Mateo, a poca distancia de uno de los puntos de encuentro masivo de la noche madrileña: el metro de Tribunal.
Los jóvenes no tienen claro si el alcohol es un medio o un fin en sí mismo. Unos dicen que beben para ligar, otros para charlar animados... Y todos ponen cara de póquer cuando se menciona que la bebida puede hacer daño. "Yo me puedo beber 500 copas en un año y no me pasa nada", suelta un chaval; "mira, a lo mejor uno que se cuida y no sale, un deportista tremendo, puede tener cualquier día un derrame cerebral, y otro que es un borracho pasarse la vida sin problemas", comenta otro de los chicos.
Dos miembros de FAD comprobaron ayer por la noche qué hay detrás del ocio nocturno y lanzaron sus preguntas hacia los aspectos más preocupantes del informe: un 45% de los jóvenes encuestados viajó alguna vez en 2009 con un conductor borracho o drogado; un 26%, tuvo relaciones sexuales sin preservativo con una pareja casual.
Pedro, un estudiante de Economía de 21 años, reconocía con un aire frío que solía conducir borracho, y añadía que conocía perfectamente los riesgos que entraña: "Lo que puede ocurrir es que un día me mate, o peor, que mate a otro". Esther, vecina de Paracuellos del Jarama y amiga de Jaime, viaja sin pensárselo demasiado en el coche de sus amigos borrachos. "Para volverme en metro sola, me voy en coche", se justifica. Muchos de los jóvenes que ayer hacían botellón en Tribunal coinciden con esta estudiante de 19 años, que dice ser consciente del riesgo, pero el alcohol acaba decidiendo siempre en contra de la prudencia. "Una vez íbamos siete personas en el mismo coche, yo iba tumbada detrás del todo y ese día sí que pasé miedo porque el conductor iba bebido. Me subí porque no era consciente, pero una vez en casa pensé: '¿cómo he podido venir así?".
Una unidad de control de alcoholemia controló ayer a los conductores que pasaban por la plaza de Santa Bárbara. Los agentes confirman que se pilla igual a jóvenes y adultos. Sin embargo, de las 120 pruebas de alcoholemia que se realizaron en la madrugada del sábado, sólo dos dieron positivo y los imprudentes tenían más de 35 años.
Sobre los deslices sexuales sin preservativo, el chico al que se le pregunta mira siempre para otro lado. Aunque es algo ya conocido, matiza el informe que las chicas son las que mayores problemas ven en no usar protección; en la calle, la única diferencia apreciable entre hombres y mujeres es el pudor en reconocerlo, porque ni unos ni otros valoran la importancia de la protección. "La primera vez que no usé condón es que iba pedísimo", confiesa Esther, que mientras apura su cubata se perfila como la más sensata del grupo. "¿Pero tú usas condón, tía?", se sorprende José cuando su amiga asegura que intenta utilizarlo siempre que puede. José, que en su vigésimo cumpleaños bromea con que aún cursa primero de bachillerato, reconoce que si usa el preservativo es por casualidad. "El 90% de mis relaciones son sin condón. Nunca lo llevo encima". ¿Pero qué hay de los embarazos y las enfermedades de transmisión sexual? "A ver, siempre lo he hecho sin y nunca ha pasado nada. Además, si muchas enfermedades sexuales se contagian igual con condón ¿para qué me sirve entonces?".
Un vecino grupo de chicas de 18 años comenta que conocen casos de amigas que lo hacen; por supuesto, ninguna de las 10 que están en el corro. Los chicos intentan escabullirse del asunto, mientras, sin embargo, detallan con interés las veces que han participado en peleas, siempre por culpa de otro, claro. Uno recuerda una gresca en la que se metió hace meses en Francia mientras estaba de Erasmus, bebiendo una noche en la calle; otro, Íñigo, un estudiante de arquitectura de 18 años, dice que lleva una placa de titanio en el ojo por un puñetazo. En el estudio de FAD, un 32% de los encuestados se pelearon alguna vez en 2009.
Junto al "es que iba pedo" el "me doy cuenta de todo al día siguiente" es el amén de cada noche.
El ocio nocturno en cifras
- Según el informe Ocio (y riesgos) de los jóvenes madrileños, elaborado por FAD, un 25,9% de los adolescentes entre 15 y 24 años ha tenido relaciones sexuales sin preservativo en el último año, aunque un 64,7% asegura que nunca lo ha hecho. El 35% afirma que compensa.
- Un 47,3% cree que los riesgos de las relaciones sexuales son, sobre todo, para las chicas. Además, un 24,9% sostiene que hay relaciones que no necesitan protección.
- El 45,9% de los encuestados asegura que nunca viajó con un conductor bebido o drogado; casi el mismo porcentaje, un 45,4%, sí lo hizo en el último año.
- Como aficiones, la lectura interesa al 22% de los jóvenes encuestados. Un 16% viaja con frecuencia, mientras que un 6,8% visita museos o exposiciones.
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