La banca acepta pactar una reforma global
Las entidades quieren que las nuevas reglas se decidan de forma coordinada
"Acabad con los banqueros". Las posibilidades de manifestarse en Davos contra la élite del capitalismo son reducidas: 5.000 policías han tomado esta semana la estación de esquí alpina, y las temperaturas -alrededor de 10 grados bajo cero- tampoco invitan a la protesta. Aun así, un grupo de unos 50 manifestantes logró cortar la calle principal de Davos para hacerse oír a unos metros del Foro Económico Mundial. Dentro, y a puerta cerrada, un selecto grupo de banqueros se reunió con reguladores estadounidenses y europeos. Apenas hubo avances. Pero ante el alud de iniciativas políticas nacionales, los banqueros cedieron algo de terreno y llegaron a un principio de acuerdo con los reguladores: la necesidad de una reforma global, con "reglas internacionales coordinadas", aseguró el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn.
El director del FMI destaca la fragilidad de la reactivación económica
La banca ya apenas discute que habrá más regulación, pero al menos quiere asegurarse que se evitará un puzle normativo con diferencias sustanciales entre países. "Normativas puramente nacionales no serían efectivas", defendió Strauss-Kahn , que criticó veladamente las propuestas de EE UU, Reino Unido y Francia: "Las buenas noticias son que se demuestra que la ventana de oportunidad para la reforma no ha desaparecido. Las malas son que seguimos necesitando una respuesta global", y no aventuras domésticas.
A la reunión asistieron ejecutivos de Deutsche Bank, Bank of America, HSBC, Standard Chartered y JPMorgan, que a lo largo de la semana no han dejado de advertir de que un exceso de regulación sobre la banca -tal y como el sector interpreta los planes de Obama- sería contraproducente para la recuperación mundial. "En muchos aspectos tenemos un punto de vista común", aseguró Josef Ackermann, presidente de Deutsche Bank. En el plano institucional, a la reunión asistieron el comisario europeo Joaquín Almunia, banqueros centrales de China, Italia, Francia, México y Suiza, la ministra francesa Christine Lagarde, el asesor de la Casa Blanca Larry Summers y el canciller británico Alistair Darling, entre otros.
"Ningún banco está diciendo que no haya nueva regulación; estarían perdiendo el tiempo si lo hicieran", explicó tras el encuentro el congresista estadounidense Barney Frank, que supervisa la legislación para regular Wall Street. El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, destacó que ni banqueros ni reguladores se pueden permitir "hacer frente a una crisis financiera como la que hemos tenido por segunda vez sin cambiar las reglas del sector". Trichet destacó los progresos en el G-20, el Consejo de Estabilidad Financiera y el Comité de Basilea, en contraposición a las propuestas puramente nacionales.
La reforma bancaria ha copado buena parte de los debates en Davos. Los excesos regulatorios son uno de los temores de los asistentes al Foro ante la aún incipiente recuperación. Pero ayer no sólo se habló de finanzas. Strauss-Kahn aseguró también que la vuelta al crecimiento está siendo más rápida de lo previsto, pero destacó también la fragilidad de la reactivación. "Los riesgos de una salida demasiado prematura de las medidas de estímulo fiscal son mayores que los de una retirada tardía", advirtió. Traducción libre: Strauss-Khan prefiere evitar una recaída en la recesión que un exceso de deuda pública. Sin embargo, el sentir mayoritario de Davos es el contrario: las advertencias sobre la burbuja de deuda son cada vez más fuertes y han calado en los mercados, con los ataques especulativos sobre Grecia y el riesgo de contagio sobre otros países.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.