Otro chaparrón de fútbol
El Barça resuelve un encuentro pasado por agua ante un Sporting correoso y honrado
Al Barcelona no hay quien le tosa. Ni siquiera cuando le toca montar el rondo en un campo pastoso y delante se encuentra un equipo tan honrado como el de Preciado, que hizo lo que pudo y fue bastante. El Sporting nunca bajó los brazos. Eso ya es mucho cuando el rival es tan desquiciante como ayer resultó el Barça, otra vez un equipo enorme, trabajado de cabo a rabo, que tuvo más paciencia en la construcción que en la definición.
Lo de Preciado tiene mérito porque su equipo es mejor como grupo que si se valora cara por cara. Valiente desde la idea hasta en los cambios en la segunda parte, buscó a Valdés cuando pudo, tratando de robar sobre la divisoria y salir zumbando. Pero no hizo daño porque nunca llegó. Y ése es el mérito de Guardiola, que ha logrado que sus jugadores no se cansen de jugar ni de ganar.
SPORTING 0 - BARCELONA 1
Sporting: Juan Pablo; Lora, Botía, Gregory, Canella; Rivera, Portilla (Matabuena, m. 72); Luis Morán, De las Cuevas (Barral, m. 57), Carmelo (Diego Castro, m. 57); y Bilic. No utilizados: Raúl; Iván Hernández, Kike Mateo y Sastre.
Barcelona: Valdés; Puyol, Márquez, Piqué, Abidal; Xavi, Busquets, Iniesta; Messi, Ibrahimovic y Pedro (Bojan, m. 90). No utilizados: Pinto; Henry, Milito, Maxwell, Chigrinski y Touré.
Gol: 0-1. M. 29. Pedro define con la zurda ante la salida de Juan Pablo.
Árbitro: Paradas Romero. Mostró la cartulina amarilla a Carmelo, Lora, Pedro, Portilla, Botía, Barral, Messi, Rivera y Puyol.
Estadio El Molinón: Unos 24.000 espectadores, lleno.
Pedro decidió gracias a la picardía de Messi y a un gran pase de Iniesta
A los azulgrana, pausados al construir, les faltó puntería en la definición
El Barça compareció en El Molinón sin Alves, lesionado. El brasileño resultó decisivo hace una semana en Valladolid, cuando marcó un gol y participó en los otros dos, pero ayer no se le echó en falta. Le basto a Guardiola con poner a Puyol para que el equipo no se resintiera, por más que perdiera profundidad. El capitán, que atraviesa un momento de forma excepcional, está para lo que se le pida. A diferencia de Alves, que come de su plato un partido sí y otro también, Puyol jugó para el equipo, sin más estridencia que su legendaria cabellera. Y cuando pudo, llegó.
Guardiola se pasó la semana trabajando la salida con los centrales y terminó usando a Márquez y Piqué, pareja inédita en lo que va de año, pero todo una clásica el curso pasado. El mexicano, al fin, jugó un buen partido, rápido en el corte y atinado en la salida.
En la construcción, el equipo tuvo la pausa que le faltó al definir las muchas jugadas de ataque que empezó. Más que nunca, emergió Valdés como futbolista antes que portero porque intervino apenas un par de veces para blocar, pero supo marcar una y otra vez el punto de partida del ataque. Dispuesto a no depender de que Valdés le salvara los muebles otra vez, como ocurrió en las dos últimas salidas, contra el Tenerife y el Valladolid, antes de golear, el equipo se metió pronto en faena para evitar la presión del mediocampo del conjunto asturiano.
Preciado metió a Morán y De las Cuevas a jugar por dentro para tapar a Xavi e Iniesta, juntando mucho las líneas. Más fino el manchego que el catalán, por allí apareció Messi para echar un cable a Xavi en el tránsito al gol.
Exquisito, el Barça protagonizó el partido de principio a fin y siempre dejó la sensación de que era imposible que perdiera el duelo por mucho que le costara sentenciarlo con un segundo gol. El que a la postre le dio el triunfo lo marcó Pedro, que puso al equipo titular una sonrisa donde acostumbra a estar el lamento de Henry. El francés ha desperdiciado una oportunidad tras otra y Pedro, que puede no ser mediático, siempre da mucho más. Solidario, ofrece al equipo posición, trabajo, desborde y tiene la red entre ceja y ceja. Ayer se aprovechó de la picardía de Messi, que sacó muy rápido una falta sobre el centro del campo, y del talento de Iniesta, que le dio un pase profundo. El tinerfeño no perdonó y rajó el partido.
El Sporting no se dejó llevar ni en los momentos más peliagudos, pero no sorprendió nunca al Barça, cuyo único pecado fue no mantener el pulso tranquilo para acertar ante Juan Pablo. Incluso cuando Pedro lo tuvo chupado, tras un servicio de Xavi, o cuando Ibrahimovic hizo magia y se encontró a Lora sobre la misma línea.
La última vez que visitó El Molinón, en la tercera jornada del curso pasado, el Barcelona llevaba un punto y Guardiola, todavía un pipiolo en el banquillo, necesitaba el triunfo para evitar la zona de descenso. Ayer, convertido en un equipo intratable, el campeón de todo mantuvo su imbatibilidad en esta Liga y, por séptimo partido consecutivo, su portería a cero. Esta vez, bajo un chaparrón de los buenos y un último arreón del Sporting. Pero da igual: el Barça gana siempre.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.