La dirección del PP gallego se emplea a fondo para desalojar a Baltar

La dirección del PP gallego ha sacado la artillería en la cuenta atrás. En un último esfuerzo por intentar frenar la sucesión dinástica en Ourense, los máximos dirigentes del partido en Galicia -el presidente, Alberto Núñez Feijóo y el secretario general, Alfonso Rueda- se repartieron el último día de campaña sendas entrevistas -en La Voz de Galicia y en Faro de Vigo, respectivamente- para reprobar el comportamiento del presidente saliente en la campaña y alertar de que "la verdadera" renovación consiste en "no mirar al pasado". Las bases deberán elegir hoy entre el nuevo baltarismo o el remozado modelo de PP que propugnan desde Génova.

Si quedara alguna duda de que la cúpula del PP de Galicia es el soporte de la candidatura del alcalde verinense, Juan Manuel Jiménez Morán, se despejará hoy cuando, en el congreso, el candidato oficialista presente al número tres del partido, Antonio Rodríguez Miranda, como vicepresidente de su ejecutiva, en la que también se incluirá el diputado en Cortes Celso Delgado. El candidato José Manuel Baltar es consciente. Lo expreso ayer con claridad: "Yo me presenté porque quiero ser presidente y Jiménez, para que no sea yo".

Detrás de la campaña a cara de perro que infectó la vieja herida -la división entre boinas y urbanistas- del PP provincial funcionaron todas las estructuras de poder. De una parte, Baltar padre, instalado en sus métodos, utilizó la Diputación para contratar personal compromisario para su vástago. Los nuevos empleados se pusieron a trabajar en el organismo público esta misma semana.

De la otra, la dirección del PP impulsó primero la candidatura de Jiménez y después metió a Miranda en la campaña. Los dos habían sido hasta casi hasta ese momento baltaristas convencidos.

Pero el intento de la dirección gallega de poner fin al baltarismo no se queda en el congreso. Rueda afirmó en su entrevista que después del cónclave "hay que hablar" con José Luis Baltar de la Diputación, con la intención de que renuncie a ella antes de acabar el mandato. Su hijo y candidato le contestó a la primera oportunidad con la espada aún en alto: "Baltar agotará el periodo" para el que fue elegido.

La lucha ha hecho mella en el candidato Baltar. Dice que ha aprendido. Ayer aseguraba además que la destructiva campaña "ha sido lo mejor que le ha podido pasar al PP". Entiende que sirvió para "demostrar actitudes". La suya "siempre en positivo y con continuos proyectos" y la de Jiménez "sin proyectos y en negativo".

Para animar a sus propios "cascos azules" les ofreció ayer por la noche un concierto del grupo Los Limones en la céntrica Plaza de As Mercedes. Fue el colofón a una campaña de "estilo anglosajón" en la que Baltar Blanco celebró -con amplio despliegue de publicidad y una oficina del candidato a su disposición- más de 70 actos por la provincia, frente a tres del hombre de la dirección del PP.

Los oficialistas no han dejado de preguntarse en todo este tiempo "cómo se puede financiar una campaña tan cara". Pero Baltar Blanco no se inmuta. Hoy presentará al congreso una candidatura "cerrada", con 65 nombres y una renovación del 60%. Ayer sólo desveló que será galleguista y que las mujeres ocuparán más del 40% de los cargos.