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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Barça mete la directa

El equipo azulgrana brilla y se repone de su eliminación copera con una goleada al Sevilla

El Barcelona se zampó al Sevilla. En su tercer duelo seguido, noqueó a un rival que salió decidido a morder antes que a jugar y lo pagó porque Palop, aunque de nuevo sacó todas las manos del mundo para mantener vivo a su equipo, no pudo con todo y claudicó ante la decidida voluntad azulgrana. Dicen que la suerte hay que buscarla y los de Guardiola se la ganaron a pulso hasta encontrarla en el autogol de Escudé al inicio de la segunda parte. Ese tanto, tras un centro de Márquez y un remate de Piqué, desencalló el partido. Por méritos, se mereció el Barça sentenciar el duelo mucho antes, pero tuvo que esperar 70 minutos para que Pedro diera la puntilla cuando sólo hacía seis que había sustituido a Henry. Fue Messi quien cerró la fiesta con dos goles, con los que suma 101 desde que debutó.

BARCELONA 4 - SEVILLA 0

Barcelona: Valdés; Alves, Puyol (Márquez, m. 46), Piqué, Abidal; Xavi, Busquets, Iniesta (Bojan, m. 91); Messi, Ibrahimovic y Henry (Pedro, m. 63). No utilizados: Pinto; Milito y Maxwell.

Sevilla: Palop; Konko (Adriano, m. 59), Dragutinovic, Escudé, Navarro; Marc Valiente (Duscher, m. 46), Lolo; Stankevicius, Navas, José Carlos (Capel, m. 46); y Koné. No utilizados: Varas; Cala, Renato y Negredo.

Goles: 1-0. M. 49. Escudé, en propia puerta, tras un remate de Piqué. 2-0. M. 70. Pase de Xavi a Pedro, que eleva por encima de Palop. 3-0. M. 84. Messi remata un centro de Alves. 4-0. M. 91. Messi, a pase de Abidal.

Árbitro: Delgado Ferreiro. Amonestó a Marc Valiente, Lolo, Navarro, Abidal, Busquets y Duscher.

63.374 espectadores en el Camp Nou.

Messi alcanza la cifra de 101 goles desde que debutó en el Camp Nou
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Laporta aprieta a Guardiola

Guardiola fue consecuente con aquello de que la culpa de que el Barça fuera eliminado en la Copa fue suya y no de los jugadores y alineó a los mismos que en el Sánchez Pizjuán el pasado miércoles, a excepción de Pinto, que cedió el sitio a Valdés. Por contra, tan necesitado de puntos como está, pues el Sevilla no gana desde hace cinco jornadas, pero consciente de que el miércoles se juega media semifinal copera, Jiménez hizo todo lo contrario y revolucionó su once para administrar los minutos y, en algún caso, forzado por las circunstancias. Repitió con Palop y mantuvo a los cuatro de atrás (Konko, Dragutinovic, Escudé y Navarro), que soportaron el arreón de los barcelonistas hasta eliminarlos de la Copa, y les dio protección con tres hombres por delante. De nuevo confió en Navas, que también repetía, para que respaldara a Kone. Lo importante era que el Barça no jugara. Cambió músculo por plomo y, más bilardista que nunca, pensó que todo vale si se trata de rapiñar un punto.

El Sevilla, que no conoce el empate fuera de su casa y hasta ayer era el tercer mejor equipo a domicilio, por detrás del Valencia y el propio Barça sólo salió de la cueva al inicio de la segunda parte, cuando aparecieron Duscher y Capel. Seguramente consciente de que haber llegado al descanso empatando a cero era una casualidad, dada las constantes llegadas azulgrana, movió ficha Jiménez. Que Palop siguiera parándolo todo parecía inviable. Así que se estiró el Sevilla. Entonces, como acostumbra, apareció Valdés para robar el gol a Kone. Dos minutos después, Escudé logró el que se merecieron antes Henry, Ibra, Messi o incluso Puyol en un espectacular remate a la salida de un córner en una primera mitad en la que los sevillistas se defendieron a machete, perdieron tiempo, hicieron tantas faltas como fue necesario... Pero ni por ésas, porque sufrieron y el Barça sólo dejó de acosar a Palop cuando pitaba el árbitro, con frecuencia a destiempo.

El Sevilla se venció de entrada. Así que el Barça atacó con todo y especuló poco. Sobre un campo mojado por la lluvia, corría el balón y corría el Barça, tratando de activar a Ibrahimovic cuando robaba la pelota en su campo, para no dar tiempo a que el Sevilla montara su barricada sobre la frontal.

El cuadro andaluz prefirió llenarse de tarjetas y forzar ataques estáticos del Barça. Los azulgrana llegaron mucho con Messi, que se ofreció como siempre, y Alves. Pero con frecuencia el camino más rápido que encontraron lo marcó Abidal, que jugó un partidazo. Del francés a Iniesta hay un paso y un pase y es consigna permanente del entrenador que el de Fuentealbilla, Xavi y Messi se activen cuanto antes. Eso hizo Iniesta, que masacró al lituano Stankevicius. El canterano se dio un festín y lo hizo todo bien, incluso cuando jugó por la derecha en el segundo tiempo. A su vera creció Henry, presente por incisivo en el frente de ataque, aunque negado otra vez de cara a la puerta. La afición le agradeció el esfuerzo y no echó en falta sus goles porque para eso está Messi, que cambió las lágrimas del vestuario en el Sánchez Pizjuán, el miércoles, por dos goles anoche, que completaron la goleada de un Barça que puso la directa y ya tiene al Madrid a cinco puntos.

Messi celebra uno de sus dos goles de anoche, los números 100 y 101 como azulgrana.
Messi celebra uno de sus dos goles de anoche, los números 100 y 101 como azulgrana.VICENS GIMÉNEZ

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