"No podemos jugar a arreones"
La facilidad del Atlético para "partirse" y moverse "a impulsos" inquieta a los técnicos
A falta de cinco minutos para el intercambio de golpes con el Recreativo, los aspersores del estadio Calderón regaban el terreno. Mientras los acordes de I gotta feeling (Tengo un presentimiento), de Black Eyed Peas, buscaban aumentar la temperatura ambiente, el cuerpo técnico del Atlético ansiaba un césped mojado para dar rapidez a la pelota. Sobre todo, por las alas, por donde corrieron Simão y Reyes, con permiso de Forlán, hasta que el cuerpo les dijo basta. "Había que imprimir un ritmo alto, con una apuesta muy ofensiva por parte de los jugadores de vanguardia, pero ensanchando los espacios, sin aturullarnos por el centro ni meternos en un embudo", relatan los inquilinos del banquillo, que de entrada dieron carrete a Jurado en vez de a Raúl García. Una decisión complicada, ya que el medio navarro había sido el mejor en la edificante goleada previa al Valladolid.
"Se logró el objetivo de seguir en la Copa, pero la verdad es que no se cuajó un buen partido. Hicimos muchas concesiones. El grupo volvió a partirse y a jugar a impulsos, a arreones, confiado en la fiabilidad de los cuatro de arriba...", advierten los técnicos, que, tras la crítica constructiva, se pusieron a contener de inmediato la alegría que convirtió el vestuario en una sala de fiestas. "Había que calmar a las bestias. No podemos consentir que se vuelvan a confiar y que el Sporting, como tantos otros antes, saque tajada", insiste el equipo de trabajo de Quique Flores.
Mientras la euforia se desataba en el vestuario del Atlético, una figura rompía a llorar entre los mensajes de ánimo que algún que otro futbolista había estampado en las paredes. La alegría que le rodeaba no evitó que Assunção le diera vueltas y vueltas a su error en el gol del Recreativo y a su expulsión apenas un minuto después. "Con el 4-0 se había hecho lo más difícil. Era el momento de dar calma al partido y dio la casualidad de que se equivocó el jugador que había hecho un partido espectacular", desdramatizó Quique.
"Volvimos a partirnos. Los de arriba no bajaban a defender y el Recre cercaba a De Gea en oleadas. Pasó lo que se veía venir. No fue culpa de Assunção. Ni él ni luego Raúl García, sin apenas ayudas, daban abasto", piensan en el club. Agüero no comparte esa visión: "Les dijimos a los de atrás que estuvieran centrados; que no cometieran errores, que ya nos encargaríamos los de delante de marcar los goles precisos".
La tendencia del Atlético a dividirse en dos cuerpos extraños y en la que el mediocampo termina pagando el pato no evitó que los rojiblancos se reconciliaran con la grada. "La actitud no fue la misma que tuvimos en Huelva. Esperemos que no nos vuelva a ocurrir", reclamó Reyes.
Pese a la hora, al frío y al resultado adverso de la ida, la afluencia de la afición fue tan notoria que los gestores del club volverán a regalar una entrada a los abonados a todas las competiciones el jueves contra el Celta en los cuartos de la Copa. "Lo haremos como homenaje a la grada por su inestimable apoyo y para limitar los efectos de la hora, ya que el partido será a las 22.00", apunta un alto cargo. Antes espera el Sporting en un compromiso que el argentino Salvio se perderá porque finalmente llegará el lunes.
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