Mismos rivales, nuevo partido
Tercer Barça-Sevilla en 13 días - Guardiola bromea con que la charla con sus jugadores será "más corta" y Jiménez se agarra a que los azulgrana no pueden jugar mejor que el miércoles
El Sevilla visita esta noche al Barcelona en el Camp Nou. Tercer partido en 13 días entre dos rivales que en los últimos años han convertido sus duelos en una eterna revancha. Llega el conjunto de Manolo Jiménez con la alegría en el cuerpo después de eliminar el miércoles de la Copa al de Pep Guardiola -"el mejor equipo de todos los tiempos", según José María del Nido, el presidente sevillista-, pero con la necesidad pegada a su piel. El Sevilla suma tres derrotas consecutivas en la Liga.
Privado por vez primera de un título desde que Guardiola es el entrenador -"lo excepcional fue lo del año pasado; esto resulta hasta normal: un deportista pierde más que gana", razonó ayer el técnico-, al Barça le espera, de entrada, el recibimiento de su afición, que se ha citado a través de sms para mimar a sus futbolistas. Hincaron la rodilla y mordieron el polvo en el Sánchez Pizjuán, pero mantuvieron su honor intacto, incluso en la eliminación, a través de la defensa de los valores futbolísticos que les hicieron grandes como nadie durante 2009, año en el que ganaron seis títulos, todos los que disputaron.
Bojan: "Ya sabemos dónde están sus puntos débiles, pero ellos pensarán igual"
"La derrota enseña siempre. Es lo más productivo porque esconde menos cosas", convino Guardiola antes de reconocer que de positivo, en cualquier caso, no tiene nada. Ni siquiera en lo anímico: "Los jugadores siempre están motivados para ganar. Eso no aumenta". Añadió que, en cualquier caso, el ánimo es bueno: "Si cuando ganas debes mirar adelante, ahora también".
El hecho de disputarse tres partidos seguidos entre los mismos rivales tiene su miga visto especialmente desde la pizarra. "Lo que es seguro es que la charla será más corta", bromeó Guardiola, consciente de que no es lo mismo enfrentarte de manera tan seguida a un equipo que hacerlo dos veces al año. "Para mí, tiene una ventaja: como les conoces mejor, sabes mejor dónde están sus puntos débiles", dijo ayer Bojan, para quien la situación también tiene su parte negativa: "Ellos pensarán lo mismo".
Guardiola también ve cosas buenas y malas. "En el primer envite hay mucho de intuición, en el segundo ya tienes más datos y en el tercero lo sabes casi todo", dijo. Pero no todo. Coinciden sus ayudantes en que la estrategia será nueva por ambas partes. Eso tiene también dos caras: hay un efecto sorpresa, pero lo tendrán menos trabajado.
"Nos conocemos muy bien, pero será un partido diferente a los de Copa", razonó Duscher, centrocampista del Sevilla. Jiménez, su entrenador, reconoció no haber tenido que emplearse a fondo para preparar a su equipo con vistas al encuentro de hoy, consciente de que el pase a los cuartos de final de la Copa "es el mejor analgésico contra las ausencias y la reiteración de jugar tres veces contra el mejor equipo del mundo".
Reforzado después de triunfo en la Copa, Jiménez explicó que les ha dicho a sus jugadores que es imposible que el Barça juegue mejor que en la segunda parte en el Sánchez Pizjuán. "Si les hemos eliminado jugando como jugaron, ¿por qué no podemos optar a un buen resultado en la Liga?", se preguntó.
Indudablemente, el equipo sevillista se ha quitado de encima un buen peso. Así que, si puntúa en el Camp Nou, muy bien. Si no, no pasa nada. La prioridad está centrada en estos momentos en la Copa, pues se considera que la crisis de resultados en la Liga es pasajera y que habrá tiempo para recuperarse en el torneo de la regularidad.
Tan relajado es el ambiente ahora en el Sevilla que Jiménez no dudó ayer en ponerse en manos de la cantera. "Tenemos un buen fondo de armario con el Sevilla Atlético [el equipo filial]", dijo el técnico, que se llevó a Barcelona a los jóvenes Cala, Marc Valiente, que estuvo en el Barcelona B a las órdenes precisamente de Guardiola, y José Carlos. Quien no viajó a la capital catalana fue Perotti, al que se reserva para la cita del próximo miércoles en Riazor ante el Deportivo.
La Copa marca ahora la pauta en el barrio del Nervión, pero no en el Barça, en el que a partir de ahora se estiran las semanas y se vive un nuevo escenario para un equipo tan aficionado a ganar. Perdida la Copa, busca un título, la Liga o la Champions, que le devuelva el hábito de ganar todo lo que juega.
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