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Columna
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Placebos e hipnotismos

El PP andaluz se está equivocando en su forma de hacer oposición. Se pasa el día manifestando que las elecciones municipales a nivel autonómico están ganadas. Las autonómicas también. Ocupa su tiempo manifestándose como si fuera gobierno municipal y autonómico. Una foto por aquí y otra por allí. Con alcaldes, sin alcaldes y saludando por la calle como si fueran toreros, futbolistas y artistas. Entre estas está que se le olvida hacer oposición. Se limita a espiguear los actos de gobierno que, a su juicio, puedan padecer alguna irregularidad y los elevan al terreno de lo penal, aunque no lo tengan. Así, logran un apoyo mediático de quienes siempre arden indignados contra el PSOE. Ahora, con las encuestas favorables, piensan que este es el camino. Siguen en sus trece y como aquel profeta del "España va bien", el mismo que cambió el eslogan de la Dirección General de Tráfico que decía "si bebes, no conduzcas" por el de "si bebes, no hables", tratan de convencer a los ciudadanos. No se dan cuenta de que aquellos eslóganes no sirvieron para ganar. Que el "España va bien" de entonces sólo les sirvió para que los ciudadanos supieran que una cosa es dar pan y otra dar trigo y que los efectos placebos y los hipnotismos, llegada la hora, quedan en lo que son.

A veces, da la impresión que a los ciudadanos les interesa más la eficacia que otras cuestiones. Puede, en estas ocasiones, que el alcalde de El Ejido, para el que los inmigrantes a las ocho de la mañana son pocos y a las ocho de la tarde son muchos, siga con poder. Es real. Sin embargo, esta realidad local no es extrapolable con carácter general aunque ocurra con más frecuencia de la deseada. Sin embargo, y a pesar de esta y otras excepciones, confío más en el sistema democrático como la mejor fórmula de expulsión de indeseables. No creo demasiado en las encuestas. Tampoco en una oposición que sólo clama contra el Gobierno y que practica la prepotencia; que actúa como si gobernara y que se le olvida hacer crítica de gobierno. Al final están los ciudadanos. Un voto es una elección. Y me pregunto cómo es posible elegir a quién y quiénes sólo claman sus bondades sin detenerse a pensar que otros grupos políticos, gobiernen o no, también las tienen. Es como si tuviéramos que creer a pies juntillas en todo lo que hacen y en todo lo que no hace el Gobierno actual. Quienes así actúan no quieren ciudadanos, quieren afines; sólo a aquellos que practican la adhesión.

En el fondo se están engañando y quieren engañar. Pero sobre todo se engañan. Deberían saberlo. Hace seis años más del 60% de los españoles pensaban que ganaba las elecciones generales el grupo popular. El PP estaba tres puntos por encima del PSOE. Perdieron. Hay que trabajar y hacer que los ciudadanos les crean. No basta con dárselas de ganadores. No hay cambio tranquilo, como no había aquello, insisto, de "España va bien". No hay cambio, por ahora. En Bollullos par del Condado el gobierno del PP ha despedido a 30 trabajadores por su afinidad con el PSOE. Eso fue en mayo, en enero de este año siguen sin ser readmitidos y sin pagarles un día de salario. En Molvízar, un pueblo de Granada, un trabajador fue despedido por el Gobierno local del Partido Popular por negarse a votar por correo para que su jefe directo pudiera comprobar que votaba al PP. La Fiscalía ha solicitado 15 meses de cárcel para el alcalde de Molvízar. Fue en el año 2008. No sé qué habrá quedado de aquello. La realidad es que el PP hace en Bollullos como en Molvízar: mutis por el foro. Guarda silencio. Aquí ya no estamos hablando de encuestas, paseos o fotografías. Estamos con personas que se las echa por su forma de pensar. El PP debería hacer algo. La fiscalía también. Después de todo, el Código Penal dice que es delito contra el derecho de los trabajadores discriminar en el empleo por razones ideológicas y no restablecer la situación tras requerimiento.

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