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Columna
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La excusa peregrina

El problema de escribir por Año Nuevo es que uno puede de repente encontrarse a Belén Esteban por la calle o a Feijóo o al mismo apóstol Santiago y fundirse en un largo abrazo y arrepentirse de todo lo dicho a lo largo de estos meses. Todos, absolutamente todos, trabajamos con la mejor intención al servicio del país. Y deseamos que en el año que ahora empieza se cumplan las previsiones del horóscopo de Elena Salgado, las de que España gane por fin un Mundial de fútbol y que la paz llegue a nuestras escuelas bilingües, a los trabajadores del metal y a nuestras tropas en Afganistán, que hay que ver qué lejos hemos ido a meternos en líos.

Que el discurso del Rey la última Nochebuena haya sido lo más visto en la televisión pública vasca anima también mucho a emprender la Reconquista. Eso sí, pasar en una legislatura del ladrillo a los molinos de viento, del gran pelotazo de las recalificaciones a la economía sostenible es como convencer a Chávez de que deje de confiar en los combustibles fósiles o a Raúl Castro de que aparezca en las fotos sin levantar el puño. Una cosa son los buenos deseos de año nuevo y otra muy distinta el petróleo. A vaquiña polo que vale.

Nuestros intereses han de ser tan pragmáticos que no se distingan de los ceutíes o riojanos

La última lección del año cargado de doctrinas y enfrentamientos fue cuando Mariano Rajoy alzó unos tomates en rama evidenciando nuestra nueva y flagrante claudicación con Marruecos en el caso Haidar. ¿Qué les pasa a éstos con Marruecos y el Sáhara? ¿Qué les pasa con Evo Morales? ¿No será un nuevo sarpullido colonial de esos que de vez en cuando alumbra nuestra derecha con los infieles? ¿Por qué ahora claman contra la presencia de nuestras tropas en Afganistán? ¿Qué le pica al PP con la paz y con la guerra?

La verdad es que de un Estado en el que el mandamás de los empresarios es un capitalista en la ruina poco se puede esperar, ni tampoco de un partido cuyo código ético se levanta sobre Camps y sobre Fabra, sobre la dinastía Baltar y los amigos de Gürtel... Pero aquí no pasa nada, como se decía en la Italia de Andreotti, piove, governo ladro, así nos va en este Estado de la Obesidad: quiebra Air Comet y ya llegará Fomento, nieva y es culpa del Gobierno, apresan a tres cooperantes y Moratinos es un inútil...

¿Y en Galicia qué? Pues de nuevo el Xacobeo, esa multimillonaria capa de barniz capaz de ponernos en el mapa de la gloria sin ahorrarnos un milígramo de contradicciones. El Xacobeo ya está aquí con la vieira (la que se llevó a Toñi Vicente) reclamando el concurso y el aplauso de los mercados del mundo, el Xacobeo con ganas de abolir las diferencias entre los distintos trayectos peregrinos: los que van a pie y van en burro, los de Gaza y los de Ramala, los que paran en Ourense y A Gudiña... De hecho, por primera vez muchas televisiones abren el año nuevo en Galicia como si por allí volviera a empezar o, mucho me temo, acabar la historia. Lo tenemos crudo con el Finisterrae, nosotros, aunque queramos empezar de nuevo.

Pero dejemos a un lado el pesimismo: los padres gallegos podrán elegir lengua vehicular (y seguro que elegirán Citroën), los ahorradores podrán ahorrar en una única caixa (lo sigo viendo un marrón), los gallegos podrán tener la energía limpia que mana del más transparente concurso eólico jamás celebrado, los gallegos podrán pescar en Somalia sin temor de ser apresados, los gallegos podrían participar en el Tour de Francia sin temor a ser castigados por tráfico de estupefacientes... Un buen año, en resumen, para nuestros intereses, que, como ya revelara el presidente en Buenos Aires, deben ser tan pragmáticos que apenas se deben distinguir de los intereses de los riojanos o ceutíes.

Empieza el año 10 y sigue siendo un auto de fe escribir de este país que alguna vez existió en nuestra imaginación y por el que somos condenados cada vez que queremos creer en él y concedernos una esperanza. Hemos vuelto a las catacumbas, a la delirante deconstrucción de la identidad. Muchos lo encontrarán demasiado dramático. Son seguramente esos pragmáticos que siempre piensan que cualquier cosa que no sea esto es antinatural, un amancebamiento inmoral. Total, toca armarse de paciencia y no volver a lamentar la oportunidad perdida, seguro que esta gente lo hace divinamente.

Abrazos para todos.

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