¿Bueno, bonito y fácil?
He sido uno de los pasajeros afectados por la cancelación de un vuelo procedente de Marraquech en estas fiestas y he comprobado que lo que llaman "bajo coste" no suele ser barato, y sí suele llevar parejo una merma de derechos que como consumidores nos asisten. ¿Comprar un producto o servicio más barato debe implicar una disminución en la salvaguarda de nuestros derechos? Si aceptáramos esto, estaríamos dando por hecho que los derechos que nos corresponden como ciudadanos tienen un precio, y que dicho precio no lo fijamos nosotros, sino el mercado. ¿Se imaginan un mercado de derechos en los que su valor fluctuara conforme a la demanda?
Al comprar un billete de avión, te pueden cobrar por múltiples conceptos. Incluso entra dentro de lo previsible el hecho de que un vuelo se retrase o incluso se anule, por infinidad de motivos justificados. Lo que no es habitual y no debemos tolerar como ciudadanos es el hecho de que, ante una cancelación de un vuelo, nos encontremos con que no haya nadie de la compañía aérea que dé explicaciones, con la ausencia de asistencia a los pasajeros, o con que no se planteen soluciones más allá de volar varios días después desde otra ciudad.
Tampoco es aceptable que a la hora de formalizar una reclamación lo debas hacer mediante fórmulas imposibles a través de Internet (en mi caso, la página web de la compañía sólo lo hace bajo el curioso epígrafe de Agradecimientos), o a través de contestadores automáticos con un coste para el usuario.
La normativa española y comunitaria debe ser mucho más estricta en estos ámbitos y proteger a los usuarios frente a los abusos de las compañías, que bajo el "gancho" de la facilidad y el precio acaban ofreciendo inseguridad e incumplimiento de los servicios contratados. Asimismo, las autoridades aeroportuarias deberían ser mucho más rigurosas en el cumplimiento de las obligaciones que en este ámbito tienen las compañías. La seguridad aérea es muy importante, y por ello como pasajeros asumimos normativas que rozan la paranoia, pero no es lo único que importa.
Evitemos llegar al absurdo de que para viajar en avión nos puedan escanear hasta la desnudez para salvaguardar nuestra seguridad, pero sin embargo no tenga importancia elegir punto de origen, destino, hora o compañía, ya que pueden llegar a ser detalles aleatorios susceptibles de cambio conforme a intereses mercantiles por parte de las compañías.
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