El discreto encanto
Francia, ese país al que amamos odiar u odiamos amar, según el día, desde antes de que decidiera invadir España, que vaya idea. Pero, a pesar de nuestro lógico resquemor de primos pobres, hay una lógica fascinación por la cultura gala. En parte, por lo que se llamó chanson, que no es sino un cocktail de canción tradicional francesa, espíritu cantautoril y una encantadora mezcla en proporciones variables de pop y canción ligera. En la década pasada, este estilo, vinculado a la segunda mitad del siglo XX y que parecía languidecer, revivió de mano de gente como Dominique A, posiblemente el más creativo de los nuevos autores franceses y ya veterano. El jueves saldrá al escenario de la sala Galileo.
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