Desembalsada el agua para cuatro años de consumo
La Junta descarta nuevas presas y apuesta por reutilizar los recursos
Más de un tercio de las presas de Andalucía (34 de las 90 existentes) están desembalsando agua por encontrarse colmatadas o por haber alcanzado los niveles de seguridad que aconsejan evacuar por los riesgos de avenidas. Los desembalses son también necesarios para mantener el equilibrio ecológico de las cuencas fluviales. La mayor parte del agua aliviada se recupera en otros pantanos situados aguas abajo, como ocurre, por ejemplo, desde el pantano de Los Hurones al de Guadalcacín, en Cádiz.
En la cuenca del Guadalquivir, que posee el 63% de los recursos regulables de la comunidad, los pantanos han desembalsado en apenas 15 días 11.400 hectómetros cúbicos, pero la mayor parte ha sido aprovechada. No obstante, desde la presa sevillana de Alcalá del Río, que recoge el agua aliviada del resto de la cuenca, se han dejado escapar al mar en medio mes unos 1.600 hectómetros cúbicos, lo que equivale al agua para consumo humano durante cuatro años (el consumo anual en la cuenca es de 419 hectómetros cúbicos) o para una campaña y media de riego en la agricultura (en el último año se han gastado 1.050 hectómetros cúbicos).
Los últimos pantanos subirán la capacidad hídrica en más de un 10%
Feragua pide agilizar las obras pendientes para modernizar el regadío
Pese a esta situación chocante, la Junta no se plantea, al menos de momento, proyectar nuevas presas en la comunidad. De hecho, fue una medida consensuada por todos los agentes económicos y sociales en el Acuerdo Andaluz del Agua, embrión de la nueva Ley de Aguas. En ese documento se apuesta más bien por la construcción de micropresas o, para el caso del regadío, por las balsas de regulación, en buena medida por ajustarse mejor a las exigencias medioambientales. Junto a ello, el director de la Agencia Andaluza del Agua, Juan Paniagua, señala que otros ejes de la política hidráulica pasan por la reutilización de las aguas depuradas, las desaladoras en el litoral y, muy especialmente, las medidas de ahorro, principalmente en la agricultura, que ahora consume el 80% de todos los usos del agua en Andalucía.
Por tanto, las seis presas proyectadas en la cuenca del Guadalquivir podrían ser las últimas. De ellas, cuatro ya están construidas y algunas ya recepcionan agua: la Breña II y Arenoso, en Córdoba; Rules, en Granada; y Melonares, en Sevilla, que está a falta de las conducciones. La presa de Siles (Jaén) está actualmente en ejecución, y la de Alcolea, en Huelva, que será la más grande de las seis, está aún en fase de proyecto. Cuando todas estén operativas sumarán 1.200 hectómetros cúbicos, es decir, más del 10% de la capacidad hídrica la cuenca.
Feragua, la principal organización de regantes, pide que se agilicen los proyectos pendientes en especial para la modernización del regadío. Pedro Parias, su gerente, coincide en que los microembalses en las cercanías de los arroyos y las balsas de regulación para el regadío son la mejor opción "porque mejoran la eficiencia en el transporte del agua y son económicamente más rentables". Asaja también admite que "nuevas infraestructuras faraónicas no caben en la cuenca", pero sí cree preciso "replantearse" el nuevo modelo de gestión. Y pone como ejemplo que, de no haber estado en servicio la Breña II se habrían inundado pueblos y cultivos de Córdoba y Sevilla.
En la cuenca Mediterránea, tras finalizarse la presa de Casasola, el único proyecto en marcha es el recrecimiento de la presa de la Concepción, en Málaga, pues se da la paradoja de que todos los años vierte agua al mar y, sin embargo, es preciso poner en marcha desaladoras para el abastecimiento a la población. En esta cuenca, la mayor parte de las presas se construyeron en las tres últimas décadas del siglo XX pero fue en los años ochenta y noventa cuando mayor capacidad de embalse se ganó.
Más allá de las presas, las abundantes lluvias del último mes van a aumentar considerablemente las reservas de aguas subterráneas por la recarga de los acuíferos. Estos recursos son fundamentales en toda la cuenca Mediterránea, donde los niveles de explotación son del 47%, frente al 19% en la cuenca del Guadalquivir.
Con todo, pese a las abundantes reservas hídricas la Agencia Andaluza del Agua insiste en el mensaje de ahorrar agua. "Cuando acaba el periodo de lluvias, se inicia el ciclo de sequía", apunta Paniagua. Feragua recuerda que en 2004 las reservas eran del 80% y, en apenas dos años, ya hubo restricciones.
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