"Buscaré la mayor proyección de Doñana"

"Cuando me propusieron presidir el Consejo de Participación de Doñana, acepté sin dudarlo. Mi relación con el Parque es anterior a mi llegada al Gobierno. Lo conozco desde siempre y siempre regreso. Para mí el Parque de Doñana es un bien preciadísimo tanto nacional como internacional". En estos términos se refería el ex presidente del Gobierno, Felipe González, el pasado viernes a su nombramiento como líder del organismo consultivo que marca las directrices en el Espacio Natural de Doñana. La elección de González, que sustituye al biólogo Ginés Morata, ha alegrado y, en algunos casos, ha sorprendido, a los agentes sociales, políticos y organizaciones ecologistas representados por 60 personalidades que forman el Consejo, desde que la Junta asumió, en 2007, las competencias tanto del Parque Nacional como del Parque Natural.

González afirmó haber tanteado ya anteriormente la posibilidad de liderar el Consejo. "Hace año y medio, el primero que me habló del tema fue el alcalde de Almonte", explicó a través de su portavoz. El alcalde de esta localidad onubense y senador socialista, Francisco Bella, fue también de los primeros en celebrar el nombramiento. "Es el mejor regalo para Doñana en su 40 cumpleaños. Su prestigio es indiscutible", exclamó Bella, quien recuerda una anécdota con el líder socialista. "Cuando François Mitterrand visitó el parque en 1989, Felipe bromeó con que debería crearse un decreto en el que, tras su gobierno de España, se le nombrara presidente del Coto". En cualquier caso, fue en los últimos meses cuando la idea fue madurando y, hace unas semanas, el actual presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, se puso en contacto con él. Sorprendió, en cierta forma, que González, que lidera el Comité de Sabios de la UE, con una agenda imposible de cumplir, aceptara el nombramiento al instante. "Es muy reacio a aceptar la cantidad de cargos que le proponen", reconocieron fuentes cercanas al ex presidente. Pero Doñana es su punto débil. "Estoy encantado", asegura González. Y él no es el único. El tan perseguido consenso -social y político- parece posible en esta ocasión. La elección para Doñana del actual asesor de José Luis Rodríguez Zapatero en materia económica -junto con Pedro Solbes y Jacques Delors-, cuyo nombre se barajó para la presidencia europea -junto al británico Tony Blair-, fue bien recibida por los sectores sociales implicados. Los 60 miembros del Consejo de Participación, si bien con matices, están de acuerdo en algo: "el prestigio de Felipe". Esto aumentará la mirada de Europa hacia el Parque, declarado Patrimonio Universal por la Unesco en 1994. Ya en los años de su presidencia del gobierno (1982-1996) el sevillano lanzó Doñana como lugar de reunión con políticos de la envergadura de Mijail Gorbachov, Helmut Köhl o François Mitterrand. "Desde luego, pondré todo mi esfuerzo para continuar aumentando la proyección internacional de Doñana", proclamó González.

En el umbral más bajo de aplauso, el mero "voto de confianza", se encuentran organizaciones como Ecologistas en Acción. Su portavoz en Huelva, Juan Romero, criticó "las formas, un tanto autoritarias" con las que se llevó a cabo el proceso de elección. "Con figuras así como presidente, Doñana alcanza una proyección de gran importancia", manifestó el viernes Cinta Castillo, consejera andaluza de Medio Ambiente. "Conoce muchísimo aquello. No es una elección política, sino de renombre", salió al paso Castillo de algunas críticas. La consejera recordó que con González se aprobó el primer plan de sostenibilidad para Doñana (1993). El pasado octubre se ejecutó el segundo, con una inversión prevista de 200 millones de euros.

Los retos para González no son pocos. Como líder del órgano, que se reúne dos veces al año de forma ordinaria pero celebra muchos más encuentros específicos por competencias, deberá pronunciarse sobre temas tan conflictivos como la posible construcción del oleoducto de Balboa, que iría desde Extremadura hasta Huelva, la desecación de ciertas zonas del Parque -mitigada por las recientes lluvias-; los pozos ilegales para regadío o abastecimiento urbano -caso de Matalascañas-; la construcción de la carretera Huelva-Cádiz, los vertidos industriales o la anunciada ampliación del Parque en su zona marítima.