El obispo Munilla apelará a la concordia y la humildad en su toma de posesión

Concordia, humildad, trabajo y agradecimiento. El nuevo obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, no hará hoy durante la homilía ninguna alusión a los temas más espinosos que se han suscitado tras su nombramiento como máximo responsable de la diócesis guipuzcoana. Se mostrará fraternal, cercano, con la mano tendida. Su discurso, según personas allegadas al prelado, llevará una profunda carga de gratitud y evocará la firme voluntad de ponerse a trabajar por el bien de toda la comunidad.

Munilla presidirá en la catedral del Buen Pastor la misa que más expectación ha levantado nunca en Guipúzcoa. Será su toma de posesión como sustituto de Juan María Uriarte. Las mismas fuentes aseguran que se presentará "muy humilde y sencillo" ante los fieles y evitará realizar cualquier referencia a las duras críticas que ha recibido tras su nombramiento, sobre todo las vertidas por el clero guipuzcoano. Por el contrario, ha preparado una homilía, de casi cuatro folios de extensión, en el que empleará un tono conciliador y se mostrará dispuesto a tender puentes. "Está muy animado", aseguró ayer la secretaria personal del obispo.

Descartado un plante de los párrocos en la misa de presentación

Munilla viajó ayer desde Palencia y cenó con varios obispos en un hotel

En su entorno aseguran que Munilla ha encajado bien las "reacciones negativas" que ha generado su regreso a Guipúzcoa. El 77% de los párrocos de la provincia difundieron un comunicado en el que expresaban su "dolor" y "desaprobación" por la elección del sustituto de Juan María Uriarte. Le señalaban como una persona "no idónea para el cargo" y alertaban de que Munilla, por su proximidad y sintonía con el presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco Varela, va a cambiar el rumbo de la iglesia guipuzcoana.

Cuando se despidió de los feligreses de Palencia, en cuya diócesis ha estado al frente durante los tres últimos años, Munilla afirmó que "nuestras divisiones entristecen el corazón de Cristo", pero al mismo tiempo se mostró convencido de que "si Dios ha permitido esas turbulencias, todo resultará para bien". Quienes le conocen confían en que el prelado "sabrá solventar" estas asperezas mediante el "encuentro personal" con quienes le reciben sin entusiasmo.

Uriarte ha tratado de apaciguar el ambiente llamando varias veces a la "unidad". Rogó a los sacerdotes y al resto de la comunidad cristiana que le reconozcan como el nuevo pastor de la iglesia guipuzcoana.

La era Munilla comienza hoy con el reencuentro entre el obispo y los curas díscolos. Las recomendaciones de Uriarte han surtido efecto y, finalmente, no habrá plante. Se espera que la gran mayoría de los párrocos estén presentes en la misa para asistir a la toma de posesión de quien será el nuevo administrador apostólico de la diócesis donostiarra.

La catedral reunirá, además, a numerosos obispos de otras diócesis españoles y algún arzobispo. Con varios de ellos compartió ayer Munilla una cena en un hotel donostiarra. La ceremonia contará con la asistencia del nuncio del Vaticano en España, Renzo Fratini, quien será el encargado de entregarle el báculo y la mitra. Una de las ausencias más sonadas será la de Rouco Varela, quien tenía otros compromisos en esta fecha. Los organizadores no pudieron precisar si acudirá el obispo emérito de San Sebastián, José María Setién, que fue el encargado de ordenar sacerdote a Munilla en 1986.

Munilla viajó ayer mismo hasta San Sebastián, adonde llegó hacia las 15.00. Pasó los primeros momentos junto a su madre y otros familiares, y después se recogió para rezar. El obispo, aseguran sus allegados, está especialmente agradecido por el desplazamiento de numerosos fieles desde Palencia -hasta cuatro autobuses- para asistir a la misa solemne, así como de muchos jóvenes de otras provincias.

La celebración ha levantado una enorme expectación mediática. Más de cien periodistas se han acreditado para este evento, que será retransmitido en directo por televisión y radio.