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Los efectos del temporal

Un invierno igual que los de antes

Al tercer año más cálido en seis décadas le ha seguido un periodo de lluvias y frío inhabitual - La nieve volvió a afectar al transporte por tierra y aire

Hace tanto que España no tiene un invierno tradicional que la anormalidad se ha convertido casi en costumbre: la estación más fría y lluviosa ha pasado de puntillas los últimos años disfrazada de otoño. Y a pesar de lo que ha llovido y nevado en diciembre, seguramente 2009 acabe engrosando la estadística como el tercer año más cálido en seis décadas.

Ángel Rivera, portavoz de la Agencia de Meteorología (Aemet), explica que lo que viene ocurriendo desde finales del mes pasado, cuando empezó el temporal de frío polar, responde a las características del invierno "de toda la vida, al que no estamos acostumbrados": una cadena de borrascas que deja flujos de vientos muy fríos, seguidos velozmente por otros más cálidos que, al encontrarse, propician las precipitaciones de nieve. Son los húmedos vientos del suroeste, ábregos o llovedores. Los mejores para que se llenen los pantanos y los acuíferos, con precipitaciones muy fuertes, más bruscas: los que propician un invierno a la antigua, como en los años 70 u 80. "Lo que los meteorólogos echamos de menos hace tiempo", señala Rivera.

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Ha llovido tanto desde el 20 de diciembre que ese mes es el quinto diciembre más húmedo de los últimos 60 años, tras los de 1958, 1989, 1995 y 1996. Y en lo que va de enero se han producido la mitad de las precipitaciones habituales de un enero normal. El récord meteorológico más llamativo de 2009 lo alcanzó Burgos, con 17 grados negativos el pasado día 20 de diciembre. Es decir, que si, como está previsto, se alcanzan en los termómetros en la madrugada de mañana los 16 grados negativos en zonas del interior, tampoco llamará especialmente la atención de los expertos, aunque sí seguirá complicando la vida a miles de ciudadanos, como ha ocurrido en los últimos días.

Según explica Rivera, la borrasca que cruza ahora la Península, y que ayer dejó los mayores problemas en el norte y el este, será seguida el domingo de otra, a la que a su vez seguirán otras dos hasta mediados de la próxima semana. Una cadena que se prevé no se corte (no se puede aventurar si de forma definitiva o transitoria) hasta finales de semana.

La recomendación más repetida vuelve a cobrar vigencia, y tanto Protección Civil como la Dirección de Tráfico pidieron a los ciudadanos que, debido a la alerta en prácticamente toda España por nieve y bajas temperaturas, adelantaran la vuelta de vacaciones para evitar colapsos y situaciones de personas atrapadas en las calzadas durante mañana y el lunes.

Ayer, hasta 43 tramos de carretera y 29 puertos de montaña fueron cerrados a la circulación, aunque sólo siete de estos trayectos y tres puertos pertenecían a la red principal. Volvieron a registrarse a lo largo de la jornada cortes en el paso fronterizo de La Jonquera, donde la pasada madrugada quedaron varados muchos camioneros y varias personas tuvieron que ser acogidas en un polideportivo. También sufrió cortes la AP-66, la principal vía de comunicación entre Asturias y la Meseta. En el País Vasco, Vitoria permaneció colapsada toda la mañana por la nieve, informa Alberto Uriona.

Los AVE entre Barcelona y Madrid tuvieron hasta una hora de retraso, y los convoyes entre la capital y Cartagena y Valencia arribaron hasta dos horas y media tarde. Renfe tuvo que trasbordar a los pasajeros que viajaban a Asturias, Cantabria y País Vasco, ya que el hielo y la nieve impedían realizar el cambio de ancho de vía a los trenes Alvia en Valladolid. Hasta 30.000 escolares en toda España se quedaron sin clase.Los aeropuertos operaron con normalidad, salvo los de A Coruña, Palma, Almería y Málaga.

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