"El consumidor nos empuja hacia un lujo sostenible"

Ha elegido con el mismo esmero su indumentaria que el menú del restaurante chino del Hotel Villamagna. Un vestido color hueso con sello francés y unas vieiras al estilo oriental, "un molusco que no tiene ningún problema de sostenibilidad". "Cuando uno empieza a entender de estos temas, toma decisiones. La información te obliga". María Eugenia Girón es una empresaria del exclusivo sector del lujo -fue consejera delegada de Loewe y artífice de su desembarco en Japón; reflotó la firma joyera española Carrera y Carrera para posteriormente vendérsela a Lladró y actualmente es socia de la sociedad de capital riesgo Megamcapital- y también forma parte de la junta directiva de la ONG Oceana, que vela por la conservación de la mar, a la que se destinan menos del 1% de las donaciones, dice.

La ejecutiva de marcas exclusivas sueña con cambiar el mundo

Lo exclusivo del lujo es sinónimo de lo auténtico, un atributo que define al océano y que, según ella, es el nexo de sus dos actividades; además de los amigos que comparten ambos mundos y que la llevaron a enrolarse en esta labor filantrópica.

Quizás por ello sea una ferviente partidaria del ecolujo o el lujo sostenible, términos que a simple vista parecen contradictorios, pero que Girón defiende a capa y espada en el libro que acaba de publicar: Los secretos del lujo. "Los dos problemas más acuciantes para nuestra generación son el medio ambiente y la pobreza. En 2008, cuando se precipitó la crisis económica y la caída de las ventas de las marcas de lujo, éstas ya habían empezado a pensar sobre estos asuntos, pero ahora la reflexión se ha acelerado", explica mientras se lleva a la boca unas verduras de temporada gracias a los palillos chinos, que maneja con destreza.

"El consumidor joven nos dice que la protección del medio ambiente es una de sus mayores preocupaciones. Y hay que tenerle en cuenta porque es el nuevo consumidor de las marcas de lujo. En China, el 80% de los individuos de renta alta tiene menos de 40 años", asegura.

Y pone ejemplos muy claros, como la decisión de Tiffany & Co, la joyería inmortalizada por la actriz Audrey Hepburn, de dejar de vender coral para contribuir a su preservación y la de los fondos marinos; o la de De Beers, el mayor productor de diamantes mundial, que a partir de la película Diamantes de sangre, ha empezado a controlar el proceso de extracción y comercialización de las piedras preciosas, para evitar financiar a los señores de la guerra. "Es muy importante el poder del consumidor. Puede cambiar los procesos de la industria y volverlos sostenibles", sentencia en el bullicioso restaurante.

¿Cuestión de imagen o preocupación real? Hay de las dos cosas, mantiene, pero "desde donde estamos tenemos la posibilidad de cambiar el mundo".

La trayectoria de María Eugenia Girón es la eterna búsqueda de un sueño, con perseverancia, como ella misma lo define. Y esa búsqueda o ese sueño es lo que trata de infundir a sus alumnos del Instituto de Empresa, donde imparte clases de gestión y participa en un programa de mentoring para directivas; o como patrona de la Fundación para la Diversidad. "No hay que renunciar a los sueños. Los hombres no lo hacen", afirma, mientras bebe su té verde, esta madre de tres hijos que está aprendiendo a compatibilizar todas sus actividades.