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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Madrid no encuentra la paz

Nueva derrota en la prórroga del equipo de Messina ante un buen y motivado Estudiantes

A perro flaco, todo son pulgas. El Madrid encadena derrota tras derrota sin importar rival o pedigrí. Esta vez ni siquiera le acompañó la suerte, pues el partido se fue a la prórroga gracias a un lanzamiento a la desesperada de Jasen desde casi nueve metros a falta de nueve décimas de segundo. En los cinco minutos extras lo volvió a tener en la mano, pero entre un tiro libre fallado por el debutante Jaric (78-80 y 11 segundos por jugarse) y otro triple, esta vez de Clark, la racha negativa continúa. Ya se sabe, el ganar y el perder también tienen su parte de rutina y está claro que los blancos han entrado en una espiral de la que necesitan salir cuanto antes. Para ello deberán fortalecer unas cuantas cosas. Algunas sangrantes, como la endeblez debajo de los aros, donde el Estudiantes hizo mucho daño con sus pívots y también con Suárez o Jasen buscando aprovechar su superioridad en centímetros cerca de la canasta. Demasiado estropicio si estamos hablando de gente como Popovic, Clark o Caner-Medley, muy buenos jornaleros, pero algo lejos de ser jugadores de empaque.

ESTUDIANTES 82 - REAL MADRID 80

Estudiantes: Oliver (6), Suárez (14), Caner-Medley (19), Popovic (12) y Jasen (15) -quinteto inicial-; Granger, Clark (16), Lofton y Beirán.

Real Madrid: Prigioni (12), Garbajosa (3), Bullock (18), Jaric (12) y Lavrinovic (12) -quinteto inicial-; Vidal (3), Kaukenas (8), Hervelle y Velickovic (12).

Árbitros: Xavier Amorós, José J. Murgui y Juan J. Martínez. Sin eliminados.

ACB: 15ª jornada. 10.500 espectadores en el Telefónica Arena y homenaje en el descanso a Gonzalo Martínez, ex jugador del Estudiantes.

Jaric demostró ser un fichaje acertado, pero, como Bullock, no mueve un músculo de la cara

Hasta el último cuarto, el partido perteneció al Estudiantes. En todas las áreas en las que prima la intensidad (defensa, rebote, rapidez, contraataque) fue superior ante un Madrid que saltó aturdido, como si todavía le durase el varapalo que le metió el Barça. Messina sacó de titular a Jaric, la mejor noticia de la tarde para los blancos. El serbio fue de menos a más, demostró sobradamente esa polivalencia tan al gusto del técnico italiano y, sin duda, se trata de un fichaje acertado. Ni buscó ni encontró su tiro exterior, pero sabe leer muy bien el juego, tiene altura y envergadura para sacarle mucho provecho y mantuvo siempre el temple. Eso sí, de mover un músculo de la cara, nada de nada. Como si con Bullock no fuese suficiente.

Dominando el rebote con claridad, corriendo en cuanto podía, aguerrido en la defensa y sacando petróleo en las cercanías del aro, el Estudiantes flirteaba con la rotura del partido cuando en los inicios del último cuarto (58-50) se le fundieron los plomos. El Madrid elevó su tono defensivo y a los jugadores de Casimiro les entró un pequeño tembleque al ver tan cerca la deseada victoria. El saber cerrar partidos es todo un arte y en una Liga tan igualada como la de la ACB, la diferencia entre una existencia plácida o el vivir cerca de los infiernos. Punto a punto, el Madrid recuperó el control un poco a sobresaltos, representados como nadie por Velickovic, que vive actualmente en la dualidad. Lo mismo parece un genio que un principiante. Aunque la diferencia estaba en el base. Mientras en un lado marcaba el ritmo, la pausa y los triples Prigioni, en el otro Oliver o Granger pecaban de exceso de revoluciones. Así hasta que Lavrinovic, con dos tiros libres, pareció dar el cerrojazo (66-69) a falta de 13 segundos. El Madrid no quiso hacer falta y después de un triple errado de Oliver y un rebote ofensivo (uno más) de Suárez, llegó el bombazo de Jasen.

En un ambiente febril, se disputó la prorroga y se reprodujeron los comportamientos. El Estudiantes comenzó mandando con cinco puntos consecutivos, pero se dejó de nuevo empatar. El Madrid acarició la victoria por segunda vez y con otro triple (esta vez, sin la excusa de su excepcionalidad) se le escapó. Mientras los jugadores del Estudiantes se abrazaban alborozados por una victoria tan importante en términos clasificatorios como anímicos, la cara de los del Madrid parecía decir "¡vaya racha!".

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