Interior da asilo al negro albino
"Aquí mi vida no corre peligro; esto supera mi mejor sueño"
Ser un uryú, un negro con la piel blanca, alimenta supersticiones animistas en muchos países del África subsahariana. Cuando Abdoulaye Coulibaly pisó la arena de la playa de La Tejita, al sur de Tenerife, el 29 de marzo, dejó atrás una vida marcada por la discriminación, las burlas y el miedo. Las dejó en el cayuco que compartió desde Nuadibú (Mauritania) con 65 subsaharianos. Al tercer día de viaje, el motor se averió y enseguida uno de sus compañeros encontró la excusa: "No paró de gritar que era culpa mía".
La imagen de este joven de Malí mientras se cambiaba la ropa mojada por la travesía y en la que se observaba su piel blanca plagada de quemaduras por el sol dio la vuelta al mundo. Nueve meses después, este joven maliense de 22 años, con estudios secundarios y antiguo vendedor de accesorios de teléfonos móviles en las calles de Bamako, se ha convertido en el primer albino en obtener el estatuto de refugiado en España. La oficina de Asilo y Refugio del Ministerio del Interior aprobó su expediente el pasado viernes.
"Estoy muy feliz después de tanto sufrimiento. Tenía mucho miedo. Sé que a otros albinos les han cortado los dedos, han usado su pelo o les han cortado la cabeza para usarlos en rituales. Por eso, haber llegado a España, donde nadie me discrimina por mi color de piel ni mi vida está en peligro, ha superado mi mejor sueño", ha declarado a este diario.
Abdulaye Coulibaly esquivó un destino complicado: "Trataron de llevarme en dos ocasiones para usar mi cuerpo", la última, cerca del estadio 26 de Marzo de Bamako. "Unos hombres quisieron meterme en un furgón pero mis gritos hicieron que otra gente que había por la calle me salvara".
Coulibaly tiene tres hermanos, dos de ellos también albinos. Ahora sueña con traerlos a España para que vivan junto a él: "No quiero que pasen su vida atemorizados y marginados como yo".
En los informes que acompañaron a su petición de asilo, en la que se han implicado organizaciones nacionales e internacionales, había uno muy especial para Coulibaly: el de la fundación del cantante Salif Keita, uno de los mitos de la música africana; albino y de Malí como él y, según afirma, su "referente desde siempre".
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