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Necrológica:
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Antonio Villargordo, alcalde en la cuna del olivar

Ginés Donaire

Cuando Antonio Villargordo Hernández supo que estaba a punto de llegar al final del trayecto escribió una carta en la que animaba a sus vecinos a mantener viva la llama de la libertad y la igualdad. Ese escrito, a modo de testamento, define bien la calidad humana, la integridad y la trayectoria de este veterano e histórico político socialista que el pasado viernes murió, a los 92 años, en Martos (Jaén), el pueblo que lo acogió desde muy joven y donde fue alcalde desde 1979 a 1995. Martos ha sido considerado siempre como la cuna del olivar, algo que consolidó Villargordo al instaurar la Fiesta de la Aceituna, que cada año marca de modo oficial el inicio de la campaña de recolección en todo el territorio olivarero.

Antonio Villargordo fue uno de los padres de la potente agrupación socialista de Jaén junto a otros históricos como Alfonso Fernández Torres, Juan Zarrías o Cándido Méndez, padre del actual secretario general de la UGT.

En el féretro en el que fueron trasladados los restos mortales de Antonio Villlargordo hasta el cementerio de Martos no faltó una bandera republicana. Y es que Villargordo siempre se había declarado un enamorado de la República. Luchó en la Guerra Civil, fue encarcelado en un campo de concentración y sufrió la persecución bajo el régimen franquista.

Aunque nacido en la localidad murciana de Beniel, donde hace poco más de un mes recibió un cálido homenaje, Antonio Villargordo estuvo ligado a Martos durante gran parte de su vida. Fue el primer alcalde democrático del municipio, una alcaldía que ocupa ahora su nieta Sofía Nieto Villargordo. "Le dije que a partir de ese momento era la alcaldesa de todos los marteños", fue el consejo que le dio el abuelo a su nieta.

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