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El eterno luchador cambia Carabanchel por Majadahonda

Marcelino Camacho, homenajeado por IU y CC OO en su nueva casa

De pie y con el puño en alto, Marcelino Camacho entonaba la Internacional vestido con una de esas chaquetas de lana que le tejía su mujer, Josefina Samper, levantada a su lado. Era la despedida del homenaje que le brindaron ayer sus nuevos vecinos de Majadahonda. Las organizaciones de IU y CC OO en el municipio querían dar la bienvenida a la pareja que, tras casi 50 años viviendo en Carabanchel, han decidido trasladarse a un piso en el pueblo.

La que ha sido casa de toda la vida del matrimonio no tenía ascensor y, como ahora Camacho tiene que moverse en silla de ruedas, se han mudado a un piso "sin barreras arquitectónicas" y cerca de la vivienda de su hija Yenia. "Ahora vamos a tener un bisnieto", contó ilusionada Josefina Samper. La compañera del fundador de CC OO quiso salirse del solemne guión del homenaje y contó alguna divertida anécdota de los años que su marido pasó en prisión. Como cuando un compañero de Camacho le pedía que llevara paella y ella apenas sabía cocinarla. "Yo nunca entré triste a la cárcel, allí también había humor".

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El coordinador general de IU, Cayo Lara, reivindicó la figura y trayectoria del político y sindicalista y su legado de "compromiso y coherencia" con los trabajadores, la igualdad y la justicia social. El propio homenajeado, a punto de cumplir los 92 años, quiso destacar "la importancia de la igualdad". Al final del acto, emocionado, dedicó unas palabras a las decenas de personas congregadas en la Casa de la Cultura de Majadahonda: "Si pudiera, volvería a andar el mismo camino, porque no hay otro". Un camino, continuó, aunque perdiendo en algún momento el hilo del discurso, "por la paz, la libertad y la democracia, pero por la igualdad también". Alzando la voz por encima de los aplausos, recordando sus discursos y mítines de antaño, animó al respetable: "Hay que ir a por la igualdad, hay que movilizarse".

Durante el acto, que se inició con una actuación de la banda sinfónica de CC OO, se leyó una carta del secretario general del sindicato, Ignacio Fernández Toxo, quien no pudo asistir por encontrarse de viaje en Latinoamérica. Toxo glosaba la figura de "tan entrañable pareja que representa lo mejor de CC OO y de la izquierda". Es el sindicato el que se ha preocupado en buscarle el nuevo alojamiento al matrimonio. "Aún tiene corazón", comentó irónico Cayo Lara. Se proyectó un pequeño documental, de 15 minutos, sobre la trayectoria de Marcelino Camacho, desde su nacimiento en La Rasa (Soria), en cuya estación trabajaba su padre como guardagujas, su exilio en Orán tras la Guerra Civil, donde conoció a Josefina Samper, y toda su trayectoria de lucha obrera y contra el régimen franquista. También participaron en el homenaje los que han vivido cerca de Camacho y Samper durante tanto tiempo, sus vecinos de Carabanchel. "Siempre ha tenido claro quiénes son los suyos", recordaron.

La pareja salió del auditorio entre los aplausos del público. Uno de sus nietos empujaba la silla de ruedas de Marcelino Camacho, que no quiso irse sin apoyar una recogida de firmas de IU. "Ya sabéis dónde estamos", decía Josefina a todo el que les saludaba, "cuando queráis pasáis a tomar un café".

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