Dos lecturas ante el gran clásico
Allí donde un periodista o un aficionado ven una victoria cómoda, sin mayores problemas, rutinaria, un entrenador es capaz de poner mil y un reparos. Es el caso, tras el partido que el Regal Barcelona ganó por 84-72 al Murcia. Un resultado digamos que normal en una enfrentamiento entre el colista de la Liga y un líder que se dejó ir en el último cuarto tras haber jugado sus mejores minutos en el tercero, con un Ricky Rubio en vena de aciertos que concluyó con nueve puntos, cuatro rebotes, ocho asistencias y tres balones recuperados y un Vázquez que no le fue a la zaga con 18 puntos, cinco rebotes, cuatro tapones y cuatro mates. Pero no hubo paliza como suele haber cuando está en danza el Barça. Xavi Pascual, tras el encuentro, avisó: "Aunque hemos ensuciado el partido desde la perspectiva del buen juego, entiendo que no es fácil estar siempre bien. No es habitual en nosotros".
Efectivamente, el Barça estaba recibiendo una media de 62,5 puntos por partido en la ACB y 61,3 en la Euroliga. Los 72 que encajó ante el Murcia no le debieron de hacer ninguna gracia a su entrenador. Menos aún cuando el clima de euforia parece haberse instalado en el Palau Blaugrana y el próximo domingo el Barça visita a un Madrid un tanto tocado tras haber sido arrollado por el Caja Laboral Baskonia (80-62) en la que fue su segunda derrota consecutiva en la Liga. Desde luego, Pascual teme encontrarse más al Madrid que ganó con autoridad entre semana al Panathinaikos (67-76) que al que fue derrotado en dos fines de semana consecutivos por el Xacobeo y el Baskonia tras haber caído también ante el Prokom, polaco. La primera batalla entre los dos grandes en el Palacio de Vistalegre promete. El desafío para el Madrid es especialmente importante. Sus últimas actuaciones han sembrado dudas donde antes parecía haberse abonado el terreno para logros de primera magnitud. Doblegar a un Barça que sólo ha sufrido una derrota, ante el Gran Canaria, en los 22 partidos oficiales que ha disputado este curso, incluida la Supercopa, en cuya final ya ganó al Madrid, supondría un espaldarazo al proyecto que lidera Ettore Messina. Lo necesita para afirmarse frente al poderío del Barça y para marcar diferencias respecto a terceros, como el Baskonia de Dusko Ivanovic, que, como casi siempre, parece revivir cuando menos se espera, todo lo contrario que el Valencia, zarandeado por el Cajasol (82-53).
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