"Camps debe liderar el tránsito a un nuevo modelo económico"
Pregunta. ¿Qué es Objetivo: competitividad?
Respuesta. Una reflexión sobre qué reformas habría que realizar en el modelo económico valenciano que se ha demostrado que tiene muchas debilidades cuando ha llegado la crisis. Qué deberíamos hacer para salir de la crisis y de manera que sea sostenible. En España y en la Comunidad Valenciana se ha destruido mucho más empleo en esta crisis que en otros países que también tienen crisis. Algo habrá que hacer porque, si no, la próxima vez estaremos igual.
P. ¿Por qué aparece ahora?
R. Porque el trabajo se ha acabado (risas). La crisis se va a acabar, alguna vez, pero no es una posición lógica sentarse a esperar a que todo escampe y pensar que todo volverá a ser igual que antes. Todo no va volver a ser igual que antes. Proponemos ideas y reflexiones...
"Hay que dejar de hacer demagogia con la I+D, no está al alcance de todos"
"El sistema educativo es malo y hay que reformarlo"
"Los sindicatos no pueden pretender estar en otro mundo"
"No hacen falta tantas leyes y sí más diálogo con la sociedad"
P. ...un nuevo modelo económico.
R. No creemos en un nuevo modelo económico. Los modelos económicos necesitan tiempo para asentarse y creemos que se puede hacer desde la situación actual. No tienen por qué desaparecer los sectores que ahora son importantes, lo que tendrán que hacer es las cosas de otra manera. Lo que pretendemos decir es de qué manera hay que hacer las cosas para que sean sostenibles.
P. ¿Se plantea un cambio de cultura empresarial?
R. En cierta manera, sí. Tampoco es un cambio violento. No decimos que el señor que fabrica zapatos se dedique a hacer biotecnología. Decimos que haga ciertas cosas en el sector que domina para ser más productivo y más competitivo. Reformar el modelo económico implica a los empresarios, pero tiene unas consecuencias que afectan a todo el mundo, al ciudadano de a pie. Lo que pretendemos con este documento es que se genere un contraste porque no tenemos vocación de infalibilidad. Esto es lo que pensamos nosotros que se puede y se debe hacer, pero afectaría a todos los ciudadanos...
P. Esa es una tarea política, ¿están los empresarios ocupando un vacío?
R. Es una tarea política pero también es una tarea empresarial. Los empresarios, además de pensar cómo vamos a pagar la nómina a fin de mes, también nos dedicamos a pensar cómo van a estar las cosas dentro de unos años.
P. ¿Qué se ha hecho mal en estos últimos años?
R. El mundo ha cambiado más a prisa de lo que nosotros hemos evolucionado, nos ha pasado. Somos corresponsables los empresarios, las administraciones, los ciudadanos... No hemos sido capaces de acomodarnos a la velocidad a la que ha cambiado el mundo. Y lo tenemos que hacer ahora porque no hemos hecho los deberes antes.
P. Objetivo: competitividad denuncia la especulación durante los últimos años pero atribuye un importante papel a las inmobiliarias en el futuro...
R. Es una obviedad que nos hemos pasado de rosca. Pero cuando hablamos de especulación no pensemos sólo en la especulación que ha hecho el promotor inmobiliario. Ha habido una cultura de la especulación. Los promotores inmobiliarios decían -ya no lo dicen tanto- que servían a la demanda. Esa demanda existía. Había gente que daba la señal para comprar una casa que todavía estaba en el plano. Pero esa demanda no era de vivienda, era de inversión. La vivienda se convirtió en una inversión, como se puede invertir en bolsa o en bonos del tesoro, sólo que daba muchos más beneficios. Cuando algo da muchos beneficios hay una componente especulativa importante. Toca entonar el mea culpa a todo el mundo.
P. ¿Hemos destrozado el territorio o todavía queda margen para una buena oferta turística?
R. Todavía no lo hemos destrozado del todo, pero no continuemos. Vamos a continuar atrayendo a los turistas y no podemos mirar por encima del hombro a un sector tan importante. Cualquier alemán o inglés, cuando piensa en el Mediterráneo, piensa en la dieta, en la alegría de la gente, en las playas y el sol, en el estilo de vida mediterráneo. Tenemos toda una serie de reliquias culturales que hay que poner en valor. Y cuando la gente viene no la puedes engañar. No creo que nos hayamos cargado todavía el territorio pero hay que andar con muchísimo cuidado porque es un factor importantísimo. La gente ya no quiere ver una masificación de apartamentos, ya no.
P. ¿Ahí hay que aplicar la i pequeñita, la de innovación?
R. Muchísima i pequeñita, porque ahí sí que se presta. Incentivar a la gente con ofertas de turismo cultural, enológico, eso es innovación. Ya no vale que le voy a alquilar una habitación del hotel con media pensión. Hay que ser mucho más creativo. Hay gente que prefiere hacer deporte, otros prefieren caminar por la montaña, otros quieren hacer parasailing. Nos interesa muchísimo el turismo relacionado con las actividades naúticas porque es un turismo que genera ingresos importantes. Tenemos problemas de falta de disponibilidad de amarres. Y eso hay que hacerlo bien hecho, sin destrozar el territorio. Dejemos de demonizar los campos de golf. Hay gente que los busca. Lo que no se puede hacer es un campo de golf como excusa para levantar 7.000 viviendas alrededor.
P. Conceden mucha importancia a la i pequeñita.
R. Hay que dejar de hacer demagogia con la I+D en mayúsculas. Las cuentas son muy simples. La escala mínima para tener I+D es una persona que puede subcontratar con un centro tecnológico o la universidad trabajos que hay que pagar. Al final de la película, eso no nos va a costar menos de 150.000 euros anuales: el sueldo, los subcontratos, etcétera. Una empresa que dedica el 2% de su facturación a I+D está muy bien. O sea que en la escala mínima estamos hablando de una empresa que facture de siete a ocho millones de euros al año. Y en esta comunidad no hay tantas empresas que facturen eso. El I+D no está a su alcance, salvo que se pongan de acuerdo con otras empresas, clientes, proveedores o competidores. Pero la i pequeñita sí se puede hacer. Exige mucha creatividad, y de eso tenemos. Exige mirar al mercado, la mayor fuente de I+D es el mercado, escuchar a los clientes. A lo mejor nos compran los sillones porque el respaldo es muy cómodo. Y nosotros, como no nos hemos enterado, en la colección siguiente quitamos el respaldo. Hay que escuchar a los clientes y hay que escuchar a la fuente de i pequeña más importante y más barata: los trabajadores.
P. ¿Para la organización?
R. Los que están en la organización, en la producción, los que están con los clientes, los trabajadores de los clientes. Yo fabrico máquinas especiales y he aprendido muchísimo de los trabajadores de mis clientes. Los trabajadores de mis clientes no saben cómo se hace la máquina, pero saben que si tuviera esto aquí o esto allá, sería más cómoda. Y nosotros sí sabemos cómo se hace la máquina. Eso no requiere una gran inversión, requiere cultura de la innovación.
P. El documento se ha hecho con la universidad.
R. Hay que colaborar con la universidad. El documento lo hemos hecho los empresarios, pero nosotros no tenemos ni el tiempo ni el hábito de buscar datos o bancos de datos que la gente de la universidad sí que tiene. Creo que es como hay que hacer las cosas. Ha sido una relación abierta, ha participado muchísima gente de la casa y de la universidad.
P. ¿Qué utilidad tiene el documento?
R. Nosotros pretendemos que esto sea una base. Esto debería servir para algo, pero entendemos que las cosas hay que hacerlas en orden. No se puede reformar un modelo económico si los actores, las administraciones, las empresas, los trabajadores, los ciudadanos en general no están de acuerdo en que se trata de un modelo de futuro. Es un documento abierto e integrador. Welcome todas las sugerencias. Una cosa sí es importante, el enfoque es sistémico, no vale tocar una cosa, hemos de hacer la globalidad de las cosas. No vale con tocar el sistema educativo, no tenemos un sistema educativo muy bueno, es malo, y hay que reformarlo, pero si no tenemos empresas capaces de absorber después a la gente bien formada, estamos haciendo el primo. No vale reformar el sistema educativo, hay que prever la salida de esa gente bien formada al mercado de trabajo.
P. Sorprende que un documento empresarial dedique tanto espacio a la calidad de vida.
R. Dentro de 25 años, los mayores de 65 años serán el doble que hoy, solo hace falta contar. Y toda esa gente va a necesitar calidad de vida. Nuestro estilo de vida mediterráneo puede arrastrar una industria de salud que si se hace bien, arrastrará nuestra industria agroalimentaria, nuestra agricultura,... Por eso el enfoque debe ser global.
P. El enfoque es global, pero el documento insiste en que las ayudas públicas deben dirigirse a empresas, no a sectores.
R. Hay cosas que se tienen que hacer a nivel sectorial, pero creemos poco en la homogeneidad de los sectores. En cualquier sector, de los que va bien o de los que van mal, nos vamos a encontrar con empresas que funcionan muy bien, con empresas que funcionan regular y con empresas que funcionan muy mal. Con la política de café para todos resulta que hay un poco de café para cada uno, pero ninguno termina de comer. Hay que ser más valiente y hacer apuestas más importantes en las empresas que tengan un efecto tractor. Es como la formación. Se exige que se justifique hasta el último euro, toda una serie de papeles y burocracias, pero nadie pregunta si los que han ido al curso han aprendido algo.
P. ¿Cuánto deben implicarse los sindicatos?
R. Los sindicatos no pueden pretender estar en otro mundo. Es lógico que nos preocupemos por el desempleo. Pero, sobre todo, nos debemos preocupar del empleo. En los países nórdicos la flexiseguridad funciona bien. La gente también se queda sin trabajo allí, pero hay sistemas de formación para toda la vida laboral, que son muy caros, pero que funcionan muy bien. Los empresarios debemos garantizar la empleabilidad, no un empleo para toda la vida.
P. ¿Cómo deben contribuir las administraciones públicas?
R. La empresa debe ser el eje de las reformas, se le deben facilitar las cosas. No entiendo por qué, para cambiar de actividad, algo que una empresa debe hacer a veces de la noche a la mañana, haya que tener 37 permisos. Fiémonos de los ciudadanos. Usted dígame las leyes que me afectan: '¿Usted las conoce? ¿Sabe a qué le obligan? Pues abra. Ahora bien, si mañana paso y le pillo en falta será penalti con tarjeta roja'.
P. La Generalitat ha reaccionado con tibieza a su propuesta.
R. Esperamos entregar el documento formalmente al presidente de la Generalitat antes de Navidad.
P. ¿Cómo han reaccionado las patronales de Alicante y Castellón?
R. Tuvimos buen cuidado de remitirles un ejemplar antes de hacerlo público.
P. Si se planteara el debate, ¿tendría que liderarlo Cierval, la patronal autonómica?
R. Nosotros no tenemos ningún afán de protagonismo. Lo que queremos es que las cosas se hagan de la forma más eficaz y rápida posible. Yo mismo soy vicepresidente de Cierval.
P. Francisco Camps, presidente de la Generalitat ¿está en condiciones de liderar el tránsito hacia un nuevo modelo?
R. Una cosa de este tipo la tiene que liderar el presidente de la Generalitat.
P. Pero este documento no habla del trasvase del Ebro.
R. Hay una referencia a las infraestructuras hídricas. Seguro que faltan y sobran cosas. No es muy extenso en infraestructuras, de eso hablamos cada día.
P. No hay nada sobre grandes eventos.
R. Un gran evento es el anuncio de que Microsoft va a instalar aquí un centro de investigación en Alicante. No sólo hay que atraer turistas, hay que atraer sedes de empresas importantes.
P. La Asociación Valenciana de Empresarios ha elaborado un documento paralelo...
R. Son complementarios...
P. AVE subraya la abdicación de la sociedad civil a favor de los políticos, ¿Objetivo: competitividad es otra reivindicación de la sociedad civil?
R. Nuestro documento es una expresión de la sociedad civil. Las cosas se reivindican a Dios rogando y con el mazo dando.
P. ¿Qué plantean sobre las cajas de ahorro?
R. La obra social también es crear puestos de trabajo.
P. ¿Qué opina de la fusión de las dos cajas valencianas?
R. En circunstancias normales no haría falta. Para que haya una fusión es necesario que ambos cónyuges quieran casarse. Hablamos de la tercera y la cuarta cajas de España. Fusiones sí, porque las circunstancias pueden cambiar muy deprisa. Y eso nos lleva a pensar que la fusión de Bancaja y Caja del Mediterráneo es más o menos razonable. La fusión es costosa económicamente y socialmente, pero si se hace rapidito habrá fondos para afrontar ese coste y la caja resultante será más fuerte y eficaz.
P. ¿Qué opina de la ley de economía sostenible?
R. Suena bien. Pero el Gobierno no solo debe presentar documentos. Debe convertirlos en leyes y planes de acción. Debe decir, esto es lo que hay que hacer. La ley no concreta grandes cosas, pero las líneas generales me parecen asumibles.
P. Piden estímulos públicos para hacer empresas más grandes, la internacionalización...
R. ...y la innovación. Y que nos haga la vida fácil a las empresas. No hacen falta tantas leyes y sí hace falta mucho más diálogo con la sociedad.
P. ¿Han recibido acuse de recibo del Gobierno central?
R. Se lo enviamos al delegado del Gobierno que nos hizo saber que lo remitiría a la vicepresidenta del Gobierno, a la vicepresidenta económica y al ministro de Industria. Y supongo que nos contestarán. Cuando planteamos el decálogo de la CEV, antes de las últimas elecciones generales, la vicepresidenta primera contestó a todo y, con el tiempo, nos hizo caso en algunas cosas.
P. ¿Por ejemplo?
R. Planteábamos: reduzca las cotizaciones a la Seguridad Social y suba dos puntos el IVA y le sale cuenta con paga. También les sugerimos que debían sostener el empleo. Todas las ayudas van a empresas nuevas. Es mejor cerrar el chiringuito y abrir uno nuevo y no creo que la Administración deba impulsar eso.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.