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La épica no está en la lengua

Los espectadores acogen con indiferencia la red de cines en catalán

La primera batalla entre distribuidores y exhibidores y el Gobierno de la Generalitat por el proyecto de ley del cine, que prevé obligar a doblar al catalán la mitad de las copias de una película que se distribuyan en más de 15 pantallas, se dio ayer en los cines. La disputa no fue nada épica: los espectadores prefirieron la que les ofrecían las películas, con bastante indiferencia a si sus guerreros hablaban catalán o castellano.

Aunque si lo que querían era eso, épica, ayer tuvieron que optar, como es habitual, por el español. En catalán sólo se pudieron ver dos filmes infantiles (Pluja de mandonguilles y Planet 51), Millenium 2 y cuatro películas filmadas en ese idioma. Esa oferta escasa en títulos era, sin embargo, inédita por su extensión: 53 salas en toda Cataluña ofrecieron estos filmes durante toda la tarde. Y los dos primeros pases fueron gratis. Pese a ello, Xavier Martínez, por ejemplo, que escoge por sistema filmes en catalán, tuvo poca opción: "He entrado a Millenium 2, aunque ya la había visto", dijo en el Heron City.

Era de los pocos que conocían la oferta. Anna Caparrós no lo sabía. Y eso que acude cada fin de semana a la sala Bosque, en Gràcia. Allí, como en otros cines, pocos carteles anunciaban la iniciativa. Su encargado, Juan Aguirre, explicaba que el único que recibieron estaba roto. "Hemos hecho lo que hemos podido", explicó Camilo Tarrazón, el presidente del Gremio de Cine de Cataluña, que agrupa a la mayoría de los exhibidores. En tan sólo cuatro días han organizado esta red, que llaman La Xarxa y que sólo tendrá continuidad si la Generalitat asume sus costes. Tarrazón la consideró "un éxito de oferta".

Las primeras cifras, aún parciales, reflejaban que los filmes infantiles arrasaban, con independencia de su lengua. El récord de Cinesa se lo llevó La Maquinista: 334 espectadores vieron allí Planet 51. En la cola se situó el Yelmo Baricentro, de Barberà del Vallès: solo dos intrépidos se decidieron allí por la producción catalana Bullying. Y en la primera sesión de la tarde, gratuita, del Bosque, A la deriva tuvo 22 espectadores. En la de noche, ya de pago, hubo dos.

"El cine catalán se hace de espaldas al público y de cara a las subvenciones", fue la primera conclusión de Tarrazón. Y la segunda: "La Xarxa cubre suficientemente la demanda que hay de cine en catalán". Su postura choca con la de la Generalitat, que cree que esa red supone un salto del 3% al 7,5% de la oferta de cine y es, por tanto, insuficiente.

"Me sorprende que haya tan poca oferta en catalán, debería aumentarse". La francesa Lola resumía así una impresión que compartían muchos espectadores. Pero añadía como muchos otros: "Obligar no me parece bien". El mallorquín Pepe, en cambio, explicaba en catalán que prefería ver las películas en castellano. "Por costumbre". Por cómo cambiar estas costumbre se da la batalla.

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