Fútbol injusto

En el artículo publicado el domingo El fútbol es injusto, como la vida misma, leo con inevitable sorpresa: "La trampa en el deporte es consuetudinario", opinión expresada por un sociólogo, al parecer especializado en deporte, y me parece pura y simplemente un insulto para todos los deportistas. Quien haya vivido de verdad la competición sabe que, aun habiendo gente con prioridades más que cuestionables, en esencia el deporte educa en valores y éstos son más bien la honestidad, el sacrificio, el premio al esfuerzo y la mano tendida y sincera al oponente al terminar la competición. Es verdad que el autor ha mezclado, precisamente con esa opinión y sólo con ella, el deporte con el fútbol, y éste es un grave error de valoración. Los intereses económicos alrededor del fútbol no pueden ser baremo de juicio que lleve a generalización alguna. Por el contrario, deportes como el tenis o el squash sorprenderían muy mucho a quien emitió aquella "docta" opinión al verificar cómo el acuerdo de dos jugadores hace variar la decisión de un árbitro y esto, lejos de ser excepción, es un hecho frecuente en las pistas. Confundir el lógico deseo de ganar con la comprensión de trampa no creo que se pueda generalizar en el deporte y menos con esa simplicidad. Al contrario, hay otros valores más allá de los económicos reclamando un papel de liderazgo y provienen claramente del deporte.