"Soy borde, atildado y duro"
Pregunta. ¿Cómo se pasa de regentar un bar en Siete vidas a ser el doctor Mateo en un pueblo?
Respuesta. Teniendo la ocasión y la oportunidad. A mí me la dieron, y ahora estoy con una consulta médica. Pero se pasa bien.
P. No sé si la cara de estreñido que pasea Mateo se le ha quedado en este tránsito del bar a la medicina.
R. Bueno, es que la carita de estreñido la tengo. Sólo tengo que forzarla un poco.
P. Un médico que trata mal hasta al perro. ¿No le da vergüenza?
R. No les da vergüenza a los guionistas. Pero sí, ese señor tiene mucha mala leche. Qué le voy a hacer. Siempre les digo a los guionistas que escriban con un poquito más de cariño.
P. ¿Un cirujano con fobia a la sangre no es un sin Dios?
R. Es un sin Dios, efectivamente. Pero en algunos capítulos voy dejando la hemofobia.
P. "Todos tenemos un Mateo dentro". ¿Usted también es borde, abstemio, antipático y sieso?
R. Todo eso, sí. Borde y atildado y duro. No necesito ningún ejercicio particular para hacer de Mateo.
P. Y encima se enrolla con Natalia Verbeke. Será estirado y sieso, pero no tonto.
R. Tonto no soy. Pero enrollarme con Natalia, no. Mateo ha tenido alguna cosita. Porque en el fondo, es un conservador. Y está deseando tener una pareja, una vida "ordenada" y un futuro previsible.
P. ¿Y en los descansos del rodaje no intenta nada al respecto con ella?
R. No, no [ríe]. Hay que descansar. Que descanse el actor.
P. Dice su novia en la serie que usted "se lo guarda todo p'adentro". ¿Qué esconde fuera del papel?
R. Yo soy muchos Gonzalos y muchas personas que habitan en mí. Escondo seguramente un tipo más dulce, y una persona mucho más cercana, enamoradiza y mucho más amable.
P. ¿De pequeño ya jugaba a los médicos?
R. Somos siete hermanos. Evidentemente, jugaría a los médicos, a las enfermeras y a los cirujanos.
P. Pero a los médicos no se jugaba con las hermanas, sino con las amiguitas y las vecinas.
R. Tiene razón, claro... Y con las primas, un elemento fundamental en nuestras vidas.
P. Volviendo al doctor Mateo. ¿De qué operaría al cardenal Rouco?
R. Seguramente, de la estulticia. Si se pudiera operar la estupidez y la soberbia, le operaría de ambas cosas. Le haría un poco más humano.
P. ¿Y a la ministra de Cultura?
R. Primero la haría pasar por consulta para conocerla más profundamente [ríe].
P. Recétele algo a Rajoy.
R. A lo mejor, más templanza. Y, sobre todo, un buen cambio de equipo. Que se quite de en medio algunos ácaros que tiene.
P. Dice que su Mateo es un analfabeto sentimental. ¿Gonzalo se las sabe todas?
R. En absoluto. De eso, nada. Yo soy un aprendiz de brujo en esas cosas también. Ni me lo sé todo ni quiero. Me gusta el asombro.
P. "El baile es una ceremonia de apareamiento". ¿Dónde va usted a bailar, criatura?
R. Sí [carcajada], lo dije en un capítulo. Pero yo, Gonzalo, de bailar, poco. Creo que tengo poco sentido del ritmo.
P. Rehúye el apareamiento.
R. Rehúyo el baile. El apareamiento horizontal es más interesante que el vertical, seguramente. Aunque si tengo que bailar, lo hago. El otro día rodé una boda judía, tenía que bailar y fui incapaz. Al final me dijo el director: "Tú sigue con tu sardana".
P. Fue jirafa en una serie de animación. ¿Una experiencia de altura?
R. Sí. Para mí fue un reto, porque no tenía mucha experiencia en doblaje, y menos en animación. Pero creo que lo hice dignamente. Me divertí mucho.
P. ¿Su experiencia de jirafa es lo que le llevó a opinar que la televisión es una selva?
R. La televisión es una selva, pero es un medio en el que uno tiene que trabajar. Es una cantera extraordinaria de trabajo y de profesionales.
P. ¿Cuáles son los peores animales que se ha encontrado en la selva?
R. Los que no se ven son los peores. Y en esta selva no hay tarzanes, que es lo peor. Yo de pequeño hacía muy bien el grito de Tarzán. Para mí era un héroe. Ese mito del hombre mono, desnudo, y los árboles...
P. ¿Gonzalo acudiría a la consulta de un tipo como el doctor Mateo?
R. Yo creo que sí. Porque Mateo puede ser lo que sea, pero es un profesional, un tipo serio y certero, que me inspira confianza.
P. ¿Qué cree que le diagnosticaría?
R. Que trabajara menos, que me tomara la vida un poco menos en serio de lo que me la tomo y que fumara menos de lo que fumo.
Perfil
Tiene 46 años, compatibiliza la televisión y el teatro, va a hacer una película y da la impresión de ir siempre por la vida un punto acelerado. Añora su casa del valle del Tiétar, donde se divierte cocinando con sus amigos. A raíz de su actual serie de televisión, ha apadrinado a unos jóvenes cocineros asturianos, que apuestan "por salir de la fabada y el bollo preñau". ¿Deporte? "No corro ni a por el pan". No querría tener siete vidas.
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