Entre el dinero y la gloria
No se está quieto. Más allá de sus tareas como pacificador internacional, Tony Blair sigue a sus pares americanos y hace caja gracias a sus conocimientos, contactos y encantos
La tradición británica requiere que un ex primer ministro se retire a su casa de campo a escribir sus memorias y, cuando se aburra, que se dé una vuelta por la Cámara de los Lores para tomar un par de whiskys al lado del Támesis con sus antiguos y venerables amigos, quizá abandonando el bar un rato para participar en un debate sobre la caza del zorro, antes de volver de noche a su casa de campo a tomarse una copa de oporto ante la chimenea, con un viejo perro cocker reclinado a sus pies.
Tony Blair es otra cosa. Su inspiración, durante los dos años desde que dejó la política y durante los diez que fue jefe de Gobierno, proviene no de su propia tierra, sino de Estados Unidos. Cuando los presidentes abandonan la Casa Blanca suelen aprovechar su credibilidad y sus excelentes contactos para fomentar la paz, como Jimmy Carter, o para forrarse de dinero, como Bill Clinton. Blair, que siempre fue un político listo, ha logrado fusionar ambas tareas.
Este año, fans hicieron cola para fotografiarse con él e intercambiar unas pocas palabras a 700 dólares por cabeza
Su principal fuente de ingresos proviene de su asesoría política y económica a gobiernos y a grandes empresas
A las pocas horas de abandonar el 10 de Downing Street, se anunció que Blair actuaría como enviado para la paz en Oriente Próximo en representación de la Unión Europea, Estados Unidos y Rusia. Pese a que la historia le recordará por el apoyo que brindó a George W. Bush, su otra fuente de inspiración estadounidense, en la guerra de Irak, se consideró que el éxito que tuvo en firmar un acuerdo duradero de paz entre católicos y protestantes en Irlanda del Norte le señalaba como el hombre indicado para promover el diálogo entre árabes e israelíes.
Otro elemento que Blair tiene en común con los estadounidenses, y categóricamente no con los británicos (quizá el pueblo menos religioso de Europa), es su fervoroso compromiso cristiano. Retirado, se ha convertido al catolicismo (no lo hizo cuando estaba en el Gobierno por el riesgo de que pudiese tener un precio político) y ha creado "la Fundación Tony Blair para la Fe", cuyo propósito es buscar los puntos de coincidencia entre las grandes religiones del mundo y rezar por el bien común.
Blair sirve a Dios, y a Mamón. Ha creado una empresa, Tony Blair Associates (TBA), cuyo fin es parecido al de la más conocida Kissinger Associates, fundada por el ex secretario de Estado de Estados Unidos Henry Kissinger. TBA es donde se concentra el dinero de las diferentes fuentes de ingresos que ha generado Blair desde que dejó la política.
Ha vendido sus memorias a la editorial Random House por seis millones de euros. Siguiendo el ejemplo de Clinton, cobra 100.000 dólares por cada una de las muchas conferencias que ha dado en Estados Unidos. Y ha descubierto también fórmulas originales, de corte hollywoodesco, para transformar su fama y prestigio en efectivo. Este año, en Vancouver, fans canadienses hicieron cola para fotografiarse con él e intercambiar unas pocas palabras a 700 dólares por persona.
Pero su principal fuente de ingresos proviene de contratos de asesoría política y económica a gobiernos y a grandes empresas internacionales, principalmente en los países árabes. The Sunday Times de Londres estima que, excluyendo la venta de su libro de memorias, actualmente Blair está ingresando unos seis millones de euros al año, con grandes posibilidades de que esta cifra se multiplique por dos en los próximos años debido a contratos de consultoría que ha firmado o está en proceso de firmar en Kuwait, Abu Dhabi y Arabia Saudí.
Inició su carrera fuera de la política vendiendo su experiencia y conocimientos al banco de inversiones estadounidense J. P. Morgan, a Zurich Financial Services, y a Tesco, la gran cadena británica de supermercados, que necesita su ayuda para llevar a cabo sus planes de expansión en Oriente Medio, precisamente donde Tony Blair está concentrando sus propios planes de expansión. Esta estrategia le permite a Blair aprovechar al máximo su tiempo, ya que es ésta la región del mundo donde ejerce su papel de enviado para la paz. Un día se puede reunir con jefes de Gobierno para proponer ideas que podrían contribuir a la paz y el siguiente tiene la oportunidad de reunirse con gente de negocios para proponer ideas que le podrían generar mucho dinero.
En enero de este año, Blair se reunió con el emir de Kuwait en su papel de enviado para la paz. Unas semanas después se descubrió que Tony Blair Associates había firmado un contrato para asesorar al Gobierno de aquel país. La prensa británica ha escrito que el contrato ha reportado a TBA una cantidad de al menos "siete cifras". Blair arrastra una buena y antigua relación con el emir. Se conocieron por primera vez en 1995 y tuvieron una feliz reunión en mayo de 2003, cuando Blair todavía era primer ministro, poco después del derrocamiento de Sadam Husein, enemigo mortal de Kuwait.
Se dio otro ejemplo a principios de este año de lo que algunos comentadores británicos consideran un conflicto de intereses, esta vez en Arabia Saudí. Se reunió un día con el rey Abdulá para dialogar sobre la situación en el territorio palestino de Gaza, tras la invasión israelí de diciembre del año pasado, y dos días después se entrevistó con el sobrino del rey, el príncipe Alwaleed bin Talal, el hombre de negocios más rico del mundo árabe. Alwaleed posee una fortuna estimada en más de 17.000 millones de euros, vive en un palacio de mármol de 420 habitaciones y está a punto de comprarse un Airbus A-380, el avión comercial más grande que existe, con el propósito de convertirlo en un "palacio volador".
Tony Blair no aspira a semejantes excesos. Se conforma, hasta ahora, con su nueva mansión al norte Londres de siete habitaciones, donde vivió el actor John Gielgud, valorada en cinco millones de euros; una casa de cinco plantas en Connaught Square, una elegante plaza londinense, que vale lo mismo; y cuatro propiedades más, todas en Inglaterra, país que nunca en su historia ha tenido un ex primer ministro tan activo en la esfera internacional y tan capaz de generar tanto dinero tras abandonar el mundo de la política.
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