Gonzalo, el lastre del Villarreal

El Villarreal ganó hace un año en El Molinón con un gol polémico y perdió ayer por un penalti clamoroso. Gonzalo, fiel a su cita con la tarjeta roja -ha sido expulsado cuatro veces en los nueve partidos que ha jugado esta temporada entre la Liga y Europa-, se comió el balón peinado por Bilic y no encontró mejor solución para evitar el remate de De las Cuevas que derribarle por detrás cuando Diego López ya tapaba huecos. Fue el justo castigo para un Villarreal que jugó poco y sólo tuvo una oportunidad clara.

Han cambiado mucho las cosas para los dos equipos de una temporada a otra. El Sporting es un conjunto fresco, chisposo y con mejor armadura para aguantar un resultado. Ayer cumplió su tercer partido consecutivo con la puerta a cero. Quién lo diría del grupo de Preciado, el saco de los golpes y el más goleado del curso anterior.

El Villarreal también es otro, pero en este caso para peor. Intenta mantener el juego pulcro, de toque y combinación, que implantó Pellegrini. Pero no le sale. En cuanto se topa con un rival que presiona, el fútbol amarillo se corta. Tanto balón al pie, y a tan corta velocidad, le hace previsible. Sólo Senna mantiene el tipo en un centro del campo al que le falta soltura y le sobra conformismo. La superioridad del Sporting fue evidente en el primer tiempo, sobre todo a balón parado.

La producción ofensiva del Villarreal fue mínima. Nilmar y Rossi se cansaron de tirar desmarques que nadie vio. Sólo Ibagaza enseñó el camino con una jugada que dejó a Llorente en un cara a cara con Juan Pablo que ganó el portero. A esas alturas, ya ganaba el Sporting, que encontró el gol cuando menos se lo merecía.

El segundo tiempo igualó a los dos equipos para mal. Tras media hora de aburrimiento, Bilic peinó un balón para De las Cuevas, trabado en el área por Gonzalo cuando iba a rematar. Rivera no pudo con la estirada de Diego López, pero sí Bilic, que ganó por la mano a todo el mundo.