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Reportaje:

La Guerra del PowerPoint

CiU y tripartito se enzarzan por el uso de equipos informáticos en el Parlament

Àngels Piñol

El lápiz de memoria no le sirvió de gran cosa. Josep Lluís Cleries, diputado de Convergència i Unió (CiU), destilaba irritación por los pasillos del Parlament después de que en la Comisión de Bienestar e Inmigración se le prohibiera utilizar un PowerPoint para explicar con gráficos su rechazo a los presupuestos del Departamento de Acción Social y Ciudadanía. Cleries llevaba en ese lápiz 16 imágenes que describían con cifras comparativas su enmienda a los Presupuestos para 2010 de Carme Capdevila. Por el contrario, la consejera recurrió a ese programa informático para detallar sus planes. "Tenía un lápiz, había un ordenador y una pantalla y no sirvieron de nada", lamentó el convergente. "¡Quieren que seamos diputados de la era Picapiedra!".

La Mesa impidió a un diputado convergente usar un lápiz de memoria

El Parlament reserva el uso de las nuevas tecnologías a los comparecientes. Pero Cleries no renunció a lo que considera un derecho y pidió usar el PowerPoint consciente de que, si se visualizaba, sería más fácil explicar cómo, por ejemplo, se ha congelado la prestación a las viudas en 45 euros al mes (en 2008 sólo se aumentó un euro) o que se destinarán 5,7 millones en informes para 2010 (5,4 en 2009). La Mesa, órgano de gobierno del Parlament, celebró el martes un acalorado debate sobre el asunto. El convergente Lluís Corominas, el vicepresidente segundo, defendió el derecho de Cleries por una cuestión de "sentido común" y porque el mismo Parlament es uno de los más modernos del mundo en el uso de las nuevas tecnologías. Hubo votación y los representantes del tripartito se opusieron porque el uso de esas tecnologías aún no está regulado. "Estuvieron reunidos 25 minutos e invirtieron 20 en el caso. Y dijeron que no", se quejó Cleries, que horas después explicó de corrido su enmienda.

La Mesa concluyó que se hará un reglamento para que los diputados puedan usar los soportes que quieran y que no se limite a los comparecientes. El problema es que hace un año Cleries ya hizo esa petición y se le contestó lo mismo. La prohibición rechina, en cualquier caso, en una Cámara que ha hecho de la cibernética su bandera. Ernest Benach, presidente del Parlament, es un apasionado de Internet. Tiene 5.000 amigos en el Facebook y es posible chatear con él. Fue el que autorizó la conexión a la Red desde todos los escaños por un elevado dispendio. "Nos prohíbe el PowerPoint y luego presume ante los asesores de Obama de lo moderno que es. Eso afecta a la transparencia", se quejó el convergente.

Cleries aludía a que Benach participó el viernes en la conferencia del Personal Democracy Forum Europe y en una mesa bajo el elocuente título Cómo Internet está cambiando a los políticos. Entre otras cosas, dijo: "La web es una página fundamental para la transparencia política del siglo XXI". Y sostuvo que el uso de las tecnologías permite conocer mejor el trabajo de los políticos.

Pero, de momento, los PowerPoint son coto de los consejeros. Ayer mismo, Jordi Ausàs, consejero de Gobernación, lo usó en su comisión y Montserrat Tura y Francesc Baltasar, titulares de Justicia y Vivienda y Medio Ambiente, suelen recurrir a la pantalla cuando exponen su programa antiincendios. "Benach defiende que los diputados usen las nuevas tecnologías en comisión con una buena regulación. Pero no puede imponerlo. Necesita un acuerdo de la Mesa", señalaron fuentes de Presidencia, que constataron que CiU no se ha interesado en un año en el asunto. Corominas recordó que en 2008 la Secretaría General y los Servicios Jurídicos se comprometieron a hacer una regulación que no han hecho.

Sea por desidia u olvido, el asunto ha acabado durmiendo el sueño de los justos. Hay pocas Cámaras en el mundo que autoricen a sus parlamentarios el uso del PowerPoint y... pocos que lo pidan. De hecho, en el Parlament sólo está caso de Cleries. "Debo de ser una especie rara", ironizó este ingeniero industrial.

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