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Reportaje:CONSEJERO DELEGADO POR UN DÍA | Iniciativa de EL PAÍS, Odgers Berndtson y Ray Human Capital

Aprender de los que han llegado muy lejos

Cristina Delgado

Al principio del camino siempre hay dudas. También esperanzas. Los que ya lo han recorrido pueden ayudar a solucionar las primeras y a encauzar las segundas. Ése era el objetivo del concurso Consejero delegado por un día, impulsado por EL PAÍS. El programa, que comenzó antes del verano, reunió a más de 3.000 aspirantes a directivos. Jóvenes universitarios que comienzan su camino en el mundo de la empresa. Tras una dura selección, llevada a cabo por las consultoras Odgers Berndtson y Ray Human Capital, colaboradoras del proyecto desde su inicio, sólo 15 llegaron hasta el final. El premio llegó en otoño: pasar un día acompañando en su trabajo a aquellos que han recorrido la senda hasta el despacho más noble de algunas de las empresas más importantes que operan en España. Trabajo duro, en equipo, mucha dedicación, humildad, preparación y mucho sentido común. Éstas son algunas de las recetas para el éxito que todos los directivos dieron a los jóvenes aprendices. No obsesionarse demasiado con el trabajo, no perder las aficiones ni olvidarse de escuchar a todos los miembros de la empresa. Éstas fueron algunas de las advertencias. Los estudiantes, aseguran todos ellos, repetirían y creen que la experiencia les ayudará en el futuro, tanto las pruebas de selección a las que se enfrentaron primero (inspiradas en el proceso real de selección de mandos medios y altos) como la jornada maratoniana de despachos, reuniones y comidas de trabajo que ganaron. Los directivos, coinciden, también han aprendido de sus acompañantes, universitarios creativos, con afán internacional y ganas de ser capaces de conciliar su vida laboral con una carrera brillante. La última semana de encuentros ha dejado tras de sí las últimas cuatro crónicas de esta serie de días especiales, donde los directivos del futuro han visto de cerca lo que les espera si son capaces de recorrer el duro camino hasta el sillón del jefe.

JUAN HERMOSO (Consejero de El Corte Inglés): "Hay que ser dinámico. Si te paras, estás muerto"

"Estar aquí es increíble, porque la figura del consejero es un mito en las escuelas, y en los libros se habla mucho de dirigir... pero hay cosas que no se aprenden hasta que se viven", razonaba Jérémy Benamou, sentado a la cabecera de una enorme mesa de juntas y rodeado por directivos de

El Corte Inglés. A su lado asentía Juan Hermoso, consejero de la cadena. "Yo creo que formación ya tienes bastante para empezar. Ahora lo que te falta es conocer el terreno, porque para torear hay que salir a la plaza", le aconsejó.

Jérémy, en su último curso de Administración y Dirección de Empresas en ICADE, es bilingüe en francés, ha realizado prácticas de empresa y tiene una media de 9,4 en la universidad. Pero reconoce que lo que ahora necesita es "llegar por fin al mundo real" de la empresa. "Lo más importante para hacer bien este trabajo es tener ganas y pasión por el negocio", le aconsejó Hermoso. "Y lo más apasionante del sector de la distribución es el cliente. Cada día llega a ti, y tu trabajo es hacer realidad sus deseos. Para eso hay que estar alerta, innovar. Ser dinámico. Porque, en este negocio, si te quedas quieto, estás muerto", advirtió en tono serio. Contra las crisis, le recordó, los libros no te preparan. "Aquí lo que cuenta es la experiencia y las decisiones que tomes", dijo.

El Corte Inglés no era nuevo para Jérémy. Sin embargo, lo que nunca imaginó es la compleja organización de su mercancía. El almacén central que la firma tiene en Valdemoro fue lo que más le impactó. Cientos de cintas que transportan paquetes de un lado a otro con precisión de cirujano. Todo informatizado. "Claro, imagina los paquetes que mueven 80 centros...", razonaba el estudiante. Ya de vuelta a una de las tiendas, Hermoso cogió una vela navideña de la sección de decoración. "¿Ves? Si ahora vendo esto, allí llega un mensaje y esta misma noche la tienda recibe otra para reponerla. Automáticamente". Eso, le recordó, también es innovar. -

ANTONIO LLARDÉN (Presidente de Enagás): "Debes escuchar, pero la decisión final la tomas tú"

Para trabajar en el mundo de la empresa, dice el presidente de Enagás, Antonio Llardén, hay que tener vocación. Porque la empresa da muchas cosas ("flexibilidad a la hora de tomar decisiones, posibilidad de reorientar la carrera, creación de valor..."), pero también exige mucho. "Hay que dedicar mucho tiempo y esfuerzos para que el trabajo salga bien", recordó a su joven consejero por un día, Alberto Sánchez, estudiante de arquitectura de 21 años. El universitario estaba encantado de conocer la empresa. "En mi especialidad, hoy día, el futuro está en aprender a desarrollar la sostenibilidad. No sólo en edificios de grandes compañías, sino en las viviendas también. Y para eso es esencial conocer el sector energético", explicó, a punto de empezar su maratoniano día como directivo.

"Lo cierto es que la crisis nos puede ayudar en el tema de atraer talento", razonó Llardén. "Hace unos años, toda la afluencia de gente nueva era hacia las finanzas. Parecía que era lo único en lo que se podía aprovechar el talento nuevo. Ahora que ese sector está en un mal momento, tenemos oportunidad de demostrar a los jóvenes que el negocio de la energía también tiene mucho que ofrecer", aseguró el presidente de la transportista de gas. Para trabajar, dijo, es vital saber formar equipo, y cuando se toma una decisión, acatarla. Para llegar a dirigir, explicó, lo importante es una mezcla de muchas cosas, que van del conocimiento al liderazgo, pasando siempre por el sentido común. "Pero es esencial también la humildad. Hay que tener la capacidad de escuchar. Aunque nunca lo olvides: te llegarán ideas de muchos sitios. Hay que saber estar abierto a oírlas. Pero cuando diriges, la decisión final la debes tomar tú", advirtió. Y después, pase lo que pase, debe llegar el análisis. Porque para tomar nuevas decisiones, aconsejó, hay que saber en qué quedaron las pasadas. -

JUAN ANTONIO ZUFIRÍA (Presidente de IBM): "Haz bien tu trabajo y los ascensos llegarán"

Mónica Cayuela sabe lo que quiere y no le da vergüenza pedirlo. La joven, de 23 años, estudiante de último curso de la doble licenciatura de Derecho y Dirección y Administración de Empresas en la Complutense, deja caer a primera hora de su jornada como directiva por un día en IBM lo que busca cuando acabe la carrera. "Si puede ser, quiero trabajar en una empresa como IBM". Lo confiesa entre risas, pero mirando de reojo a Juan Antonio Zufiría, presidente de la firma informática en España, Portugal, Grecia e Israel, para asegurarse de que éste se da por enterado.

No sólo tiene claro en qué empresa le gustaría estar. Incluye además el departamento. "Me gustan las finanzas. Yo es que soy muy de números", justifica. Y rápidamente se vuelca en alabanzas hacia los anfitriones. "En principio, en la agenda no estaba previsto que visitara ese departamento. Pero en cuanto he dicho que me interesaba, han cambiado los planes para que me pueda reunir con ellos también", explica resuelta. Antes de esa reunión, la estudiante y el presidente tienen por delante otra con responsables de todas las áreas de la compañía. "Se hace los jueves, y dura como dos horas. Prepárate porque es en inglés, ya que participa gente de las cuatro divisiones", le adelanta el presidente. Los idiomas, dice ella, no son problema. "Aun así, quizá te pierdas un poco, porque vas a oír un montón de acrónimos. Los usamos mucho por aquí", le advierte.

La joven sabe la empresa en la que quiere trabajar. También el departamento. ¿Se ve además ocupando un sillón del jefe? "Bueno, eso ya lo sabré en unos años", responde. "Lo importante es no obsesionarse con dónde se quiere llegar. Lo que debes hacer es trabajar duro y bien. Entonces las promociones llegarán solas", le aseguró Zufiría. Y la experiencia, le dijo, es esencial. "Nadie te enseña, por ejemplo, a enfrentarte a una crisis. Eso te lo dan los años y los problemas a los que te vayas enfrentando", le advierte. -

JUAN ARALUCE (Presidente de Vestas Mediterranean): "Dirigir exige dedicación total. Tiene que gustarte"

José Manuel de Pablo daba tirones a su corbata minutos antes de conocer al presidente de

Vestas Mediterranean, Juan Araluce. Le apretaba en el cuello. "La falta de costumbre", se justificaba entre sonrisas el joven de 22 años, estudiante de último curso de ingeniería química. "Tú relájate y disfruta del día. No te agobies, que estás aquí para aprender", le recomendó poco después el directivo de la eólica, consciente de los nervios de su ayudante por un día. "En la empresa es algo que debes tener claro: debes estar a gusto. Trabaja en cosas que te diviertan. Si no, no lo harás bien. Cuando alguien trabaja sin motivación se acaba notando y los resultados lo acusan", le explicó.

José Manuel miraba embelesado las pantallas informáticas de la sala de supervisión y control de turbinas. Cuatro pantallas devolvían imágenes de mapas con pequeños símbolos parpadeantes. "Desde aquí se pueden controlar las 4.000 turbinas de Vestas Mediterranean (que incluye Vestas en la región mediterránea, Oriente Próximo, América Latina, Caribe y parte de África). Si hay un fallo, lo detectamos. Y en el 75% de los casos, lo solucionamos de forma remota", le explicó una trabajadora de la compañía líder mundial en eólica, presente en España desde los ochenta.

José Manuel tiene claro que lo suyo son las renovables, y por eso, en su ingeniería, ha realizado la especialidad de medio ambiente. "Trabajar en una empresa con un contenido ético tan grande como el de las energías renovables es muy satisfactorio", le explicó Araluce. "Además, somos una compañía de origen danés, pero nuestro producto y acciones están por todas partes, así que somos de todo el mundo. Y yo me paso la vida viajando", aseguró. Una ventaja más del puesto, según el presidente. "Pero te tiene que gustar. Hay que renunciar a muchas cosas, porque esto exige mucha dedicación y muchas horas. Pero si te apasiona, encontrarás tu propio equilibrio", le adelantó.

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Sobre la firma

Cristina Delgado
Es subdirectora y se encarga de la edición digital de EL PAÍS. Antes fue redactora jefa de Economía, sección en la que se incorporó al periódico, en 2008. Licenciada en Periodismo y en Comunicación Audiovisual, ha realizado el máster UAM-ELPAIS y posgrados de información económica y gestión.
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