El árbitro lo sabía todo
Un colegiado alemán, involucrado en la trama de amaño de partidos
La Federación Alemana de Fútbol (DFB) anunció ayer castigos inmediatos contra los futbolistas y funcionarios involucrados en el escándalo de manipulación de partidos revelado el viernes por la Fiscalía de Bochum, el mayor de la historia según la UEFA. El semanario Der Spiegel adelantaba en Internet que hay un árbitro implicado. Theo Zwanziger, el presidente de la federación, dijo que las sanciones deportivas "podrían llegar mucho antes que las decisiones judiciales".
Los fiscales de Bochum han ordenado 15 detenciones en Alemania y dos en Suiza además de 50 registros para investigar la trama de apuestas millonarias en torno a 200 partidos amañados en nueve Ligas europeas. Sólo en Alemania, la banda manipuló 32 partidos. La Primera División de la Bundesliga es la única que no alcanzaron los tentáculos de los estafadores, cuya base estaba en Berlín. Según la Fiscalía, la banda compró o intentó comprar tres partidos de la Champions y 12 de la Liga Europa.
De momento, se desconoce qué jugadores, equipos o partidos llegaron a comprar los mafiosos, que se lucraban jugando sobre seguro cantidades millonarias en casas de apuestas europeas y asiáticas. El botín estimado supera los 10 millones de euros en 10 meses. Uno de los supuestos implicados, el berlinés de origen croata Ante Sapina, ya pasó por la cárcel por un escándalo similar en 2005. Sapina y su grupo compraron al árbitro Robert Hoyzer, que por 67.000 euros amañó 23 partidos.
Cichon, Reichenberger y Schuon, jugadores del Osnabrück, rechazaron ayer las sospechas difundidas por varios medios. Reichenberger, capitán y el único que sigue en el Osnabrück, lo hizo en el campo de juego. El Osnabrück descendió a Tercera la pasada temporada. Uno de los miembros de la banda apostó 150.000 euros en su contra el 17 de abril. Cayó en casa por tres goles ante el Augsburgo.
Ayer se confirmó la detención de Sprecakovic, del Würzburger (Regional bávara), sospechoso de cobrar para jugar aún peor de lo habitual. La ministra de Justicia, Sabine Leutheusser-Schnarrenberger, se mostró contraria a cambiar la ley y puso el caso de Hoyzer, que acabó en la cárcel, como ejemplo de que funciona.
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