Jaime Barrios Peña, filósofo, ensayista y diplomático

Prolífico es un adjetivo que quizás se quede muy corto para describir la trayectoria profesional del guatemalteco Jaime Barrios Peña, fallecido el pasado 1 de noviembre en un hospital de Estocolmo (Suecia) a los 88 años, víctima de un infarto cardiaco.

Fue ensayista, filósofo, psicoanalista, diplomático... Y todas esas facetas, según dijo en una entrevista al diario Prensa Libre, las consideraba útiles para su país: "Por la visión de conjunto que puedo ofrecer a mis colegas sacudiendo un poco los parcialismos críticos de antaño".

Como ensayista y filósofo publicó 23 libros y numerosos artículos de psicoanálisis, educación, antropología y arte. Entre sus obras destacan Transgresión y reeducación, Psicología y psicopatología de la incertidumbre, Prueba proyectiva nacional, Oficio de lo imposible o De Strindberg a Bergman y Norén: la tragedia de la restitución. Muchos de sus libros fueron publicados en español por la editorial Fenix de Estocolmo.

Vivió en Suecia sus últimos 20 años y trabajó con inmigrantes

Doctorado en Filosofía, con especialización en Psicología por la UNAM mexicana, también se diplomó en Derecho Internacional por la Universidad de Bogotá (Colombia).

Su vida fue, desde muy pronto, un ir y venir. Ejerció de diplomático durante 18 años. Fue embajador de Guatemala en Colombia, Costa Rica y Argentina. Además de dedicarse a representar al Estado, consideraba que su labor tenía que ir más allá. "El jefe de misión debe transformarse también en un agente de cultura y economía del propio país", aseguró.

Más allá de su trabajo como diplomático, de alguna forma representó a su país en Suecia, donde residió sus últimos 20 años de vida. Allí siguió con su carrera y fomentó otra faceta, la filantropía.

Trabajó como orientador de personalidad en varias comunas, su labor con inmigrantes de la tercera edad en Estocolmo le llevó a obtener un reconocimiento especial de la Unión Europea. Personalidades de varios países se llegaron a desplazar a la capital sueca para seguir sus talleres in situ.

En el país escandinavo, Barrios Peña fue miembro de la Asociación de Escritores de Suecia y se consolidó como un destacado conferenciante sobre temas latinoamericanos, de identidad y comunicación cultural.

No fueron galardones y reconocimientos -en 1988 fue distinguido con el Premio Rinkeby a la personalidad del año- lo único que obtuvo de su vida en Suecia. Su sobrino Sergio Barrios afirma que en Europa logró "la oxigenación y libertad que buscaba".

Pese a ese oxígeno y aun habiendo vivido fuera de Guatemala durante muchísimos años, Barrios afirmó en una ocasión sobre esta lejanía: "No quiere decir que olvide a un pueblo que corre por mis venas como tradición, canto de pájaros en las selvas, vuelo de tucanes, murmullos de selva entre pirámides, las posadas, las procesiones y la voz amanecida de nuestras auroras".