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Un ex militar secuestró a la hija del empresario de Miraflores

El ex soldado reconoce ante la Guardia Civil que el secuestro fue una equivocación

F. Javier Barroso

Lo que empezó como una broma terminó con el secuestro de la hija de un conocido empresario de Miraflores de la Sierra y con la detención de los tres supuestos autores del mismo. El cabecilla era Gonzalo B. O., un ex soldado de 26 años que había estado en Irak y que pasaba por dificultades económicas.

Experto en artes marciales, Gonzalo dejó el Ejército hace unos ocho meses. La idea del secuestro surgió de broma con una amiga suya residente en Alhaurín de la Torre (Málaga) que conocía a la directora del hotel Miraflores e hija del empresario. La mujer facilitó detalles de la futura víctima, como el número de hermanos, su rutina en el pueblo... La idea quedó ahí hasta que Gonzalo decidió realizarla. Pidió más datos a su amiga malagueña. Después sometió a la víctima a una estrecha vigilancia.Gonzalo apuntó en un cuaderno unas rudimentarias notas, en las que se podía leer que su víctima salía de trabajar hacia las dos de la tarde y se dirigía hacia su casa en la parte alta del municipio serrano. Con esa información, los tres detenidos diseñaron un plan de secuestro, según la Guardia Civil. Cobrarían 150.000 euros, una cantidad fácilmente divisible entre los tres.

El jueves 12 llevaron a cabo su plan. Gonzalo y su novia colocaron su coche, un Chevrolet Lacetti rojo, en medio de una calle estrecha. Cuando la directora del hotel se acercó con su Audi A-3, la joven le dijo que se le había estropeado el vehículo y le pidió ayuda. La mujer se bajó para echarle una mano. En ese momento se le abalanzó por detrás el hombre, que la narcotizó con una sustancia que llevaba impregnada en los guantes. La pareja metió a la víctima en el Lacetti y el hombre puso rumbo a su propia casa, en Colmenar Viejo. La compañera sentimental se quedó y aparcó bien el A-3 de la víctima. Eran las 14.20.

Justo una hora después, la familia de la secuestrada recibió la primera llamada en la que los captores les explicaban sus exigencias: 150.000 euros. La entrega se haría por la tarde junto a una ermita de Colmenar y el familiar que llevara el dinero iría en taxi. Los parientes denunciaron lo ocurrido en el cuartel de la Guardia Civil de Miraflores a las 16.30.

A partir de ahí, empezó un enorme despliegue, de unos 120 guardias civiles. "La colaboración de la familia ha sido fundamental, porque han sabido seguir nuestras instrucciones pese a la gran presión que estaban sufriendo. En todo momento se trató de garantizar la seguridad de la mujer secuestrada. La sometieron a gran intimidación diciendo que había sido capturada por una organización criminal italiana", destacó ayer el comandante y responsable de la Policía Judicial Javier Rogero.

Los familiares lograron retrasar la entrega. Las entradas de Colmenar Viejo estaban plagadas de agentes de paisano que controlaban cualquier movimiento. Justo a las 22.20, se hizo el intercambio. En el momento en que la familia entregó los 150.000 euros un nutrido grupo de agentes de la Unidad Especial de Intervención (UEI) cayó sobre Gonzalo. "Se quedó más asustado que la propia secuestrada", reconoció ayer Rogero. Instantes después, la víctima era liberada en un domicilio cercano a la ermita. La mujer estuvo con los ojos vendados en todo momento. "Los especialistas de Criminalística han sacado pruebas que demuestran la participación de los detenidos en el secuestro tanto en el coche como en la vivienda", añadió Rogero.

Una de las primeras cosas que declaró el acusado fue que se había equivocado: "La verdad, he hecho una gilipollez", obligó a los investigadores a poner en su declaración. También se mostró arrepentido de lo que acababa de hacer. E hizo una detallada descripción de lo ocurrido. Pero aún había que detener a las dos mujeres.

La compañera sentimental se marchó antes de que la familia entregara el dinero del rescate. Apagó su teléfono móvil y dejó de vigilar los alrededores de la vivienda, como había hecho toda la tarde. Se entregó en la T-1 del aeropuerto de Barajas el pasado lunes. La Guardia Civil ya había cursado una orden internacional de búsqueda y captura. La amiga que suministró información sobre la víctima fue arrestada la mañana del martes. Según la Guardia Civil, existía cierta animadversión por parte de ella hacia la directora del hotel. El secuestro intentaría saldar esas diferencias, y también resolver los problemas económicos de los captores.

Los tres arrestados están en prisión preventiva y se enfrentan a penas de hasta 10 años de cárcel, según el artículo 164 del Código Penal.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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