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El futuro de Europa

España, ausente de Kosovo

Madrid rompe la posición común de la UE en los Balcanes - En vísperas de la presidencia europea, no tiene ningún representante en la ex provincia serbia

La efímera candidatura del ministro de Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, a la jefatura de la diplomacia europea como alto representante de la UE fue acogida en Kosovo con sorpresa e incredulidad. La razón es simple. Políticos, analistas, funcionarios kosovares e internacionales no dudan en calificar la posición española en Kosovo de "inconsistente".

La retirada española, más allá del bochorno diplomático por la forma de comunicarla, después de más de 10 años de implicación diplomática, militar y económica en los Balcanes, resulta aquí incomprensible. Máxime cuando España apoyó el Plan Athissari en el que se basa la declaración de independencia de Kosovo, proclamada el 18 de febrero de 2008. Menos aún se entiende que el Gobierno español se haya retirado de todas y cada una de las instituciones internacionales que operan en el antiguo enclave, algo que no han hecho los otros cuatro países europeos -Grecia, Chipre, Rumania y Eslovaquia- que aún no han reconocido al Kosovo independiente. Actualmente, en vísperas de la presidencia española de la UE, no hay un solo representante de Madrid en Pristina.

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Lulzim Peci, director del Instituto Kosovar de Investigación Política y Desarrollo, opina que Kosovo ha sufrido el "daño colateral" de la política interna española. "Fue un grave error internalizar el caso de Kosovo. El separatismo vasco y catalán no tienen nada que ver con lo que ha ocurrido aquí. En España hay diferentes culturas, pero no diferentes etnias como en la antigua Yugoslavia, donde además no había democracia sino opresión política. En España jamás hubo limpieza étnica", subraya.

A Bajram Rexhepi, ex primer ministro, antiguo alcalde de Mitrovica, la conflictiva ciudad del norte de Kosovo dividida entre serbios y kosovares, y con posibilidades de ser el futuro ministro de Asuntos Europeos, hay algo que le molesta más. "¿Por qué España está ejerciendo presión política en América Latina contra el reconocimiento de Kosovo?", se pregunta. La acusación es algo de lo que están plenamente convencidas las autoridades de Pristina. De hecho, sólo Perú y Costa Rica han reconocido hasta ahora a Kosovo. "No quiero prejuzgar los motivos de Moratinos, pero la responsabilidad es suya. Y le digo una cosa: para nosotros es más importante la comisaría de Ampliación de la UE que la presidencia".

El ministro de Finanzas kosovar, Ahmet Shala, un hombre afable que estudiaba en Barcelona durante la guerra de 1999, apunta otro dato. "En abril de 2008, 138 países apoyaron nuestro ingreso en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y en el Banco Mundial. Ahora nos faltan dos votos, entre ellos el de España, para entrar en el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD). ¿Qué menos que permitir el desarrollo de Kosovo?", afirma.

Otro efecto colateral de la decisión del Gobierno de Madrid es haber enviado un mensaje a una región tan fracturada como ésta que magnifica el problema de los nacionalismos españoles hasta extremos absurdos. Algunos embajadores de países del Este europeo basados en Pristina añaden otro factor negativo. España ha roto la posición común sobre los Balcanes. "Si queremos mantener la continuidad y ser eficaces en esta parte de Europa debemos estar unidos. España debe buscar el consenso y es necesario que durante su presidencia envíe a un representante", dice una diplomática.

Peci va más lejos y asegura categórico: "La relación de España con EE UU nunca será realmente cordial mientras España boicotee la estrategia estadounidense en los Balcanes".

Incluso en la KFOR, la fuerza internacional de paz en la que participan la OTAN y otros ocho países, existe cierta preocupación. Su jefe, el teniente general alemán Markus Bentler, pese a exhibir una exquisita neutralidad militar en asuntos políticos, recuerda, tras alabar el trabajo realizado por los soldados españoles, que la fórmula de la OTAN siempre fue la de "entrar juntos y salir juntos" y que "una salida precipitada de las fuerzas internacionales podría poner en peligro todo lo conseguido hasta ahora".

La diplomacia española será puesta a prueba muy pronto. En abril, bajo la presidencia de la UE, el Tribunal Internacional de Justicia de la ONU deberá decidir si la declaración unilateral de independencia de Kosovo es acorde al derecho internacional. España tendrá que defender la posición común de la UE, donde 22 países ya han reconocido al Kosovo independiente.

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