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Los ingresos de Convergència peligran por el 'caso Palau'

Varios empresarios anuncian que dejarán de donar al partido

Convergència Democràtica de Catalunya va camino de perder muchas de las donaciones que recibe de empresarios, la principal fuente de ingresos de su fundación, la Trias Fargas. Muchas de las compañías que han aportado dinero a la entidad los últimos años, en su mayor parte constructores de obra pública, están molestas con el partido por haber visto mezclado su nombre con la fundación Trias Fargas, tristemente célebre por haber sido financiada de forma irregular por el Palau de la Música en tiempos de Fèlix Millet. "Varios empresarios ya nos han dicho que no nos van a dar más dinero", confirman fuentes de la dirección de CDC.

El enojo de los empresarios llega por partida doble. Por una parte, el caso de corrupción del Palau de la Música ha puesto en evidencia el escaso control gubernamental sobre las fundaciones, sus ingresos y sus gastos, algo que todos los mecenas han vivido con gran disgusto. Por otra parte, al publicar EL PAÍS los nombres de las empresas donantes de Convergència, a partir de documentación pública de la fundación, muchos empresarios han visto frustrado su deseo de permanecer en el anonimato. "A ninguna compañía le gusta salir en los periódicos al lado de un partido político", dicen las fuentes consultadas en Convergència, unas palabras que han ratificado a este periódico tres donantes del partido.

CDC no confirma cuánto dinero ha dejado de percibir desde que trascendió que el Palau de la Música de Fèlix Millet, sin el consentimiento del patronato de la institución, fue uno de los principales donantes de la Trias Fargas. En un intento de lavar su imagen por el asunto, el partido decidió el viernes devolver los 630.000 euros transferidos desde el Palau a la fundación la última década. Lo hará a plazos y en ocho años.

Las finanzas de Convergència i Unió ya sufrieron un revés en 2007 al prohibir el Congreso las donaciones anónimas. CDC y sus socios de Unió eran dos de los partidos que más ingresaban por esta vía, más de 20 millones durante la década de los noventa. Ahora, parte de las donaciones opacas las reciben sus fundaciones, que no suelen aportar al registro del departamento de Justicia el nombre de los donantes. Para hacer este cambio fue clave la actuación de CiU en el Congreso durante la tramitación de la ley de financiación de partidos. Mediante una enmienda, los nacionalistas lograron que el tope para las donaciones privadas a las fundaciones subiera desde los 60.000 euros hasta los 150.000 por donante y año. Pero también esto podría peligrar si el Parlamento de Cataluña pone más límites a las donaciones, como quiere el tripartito.

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