Rato se emplea a fondo en Caja Madrid para ser presidente por unanimidad
El candidato ya se ha visto con Gallardón, CC OO y el aguirrista Granados
Rodrigo Rato ha vuelto, y eso se nota ya más allá del PP, revolucionado por su regreso. Su presencia no sólo se multiplica en actos públicos del partido y fotografías con los dirigentes más importantes. El ex vicepresidente ha entrado de lleno en la negociación de una nueva mayoría en Caja Madrid.
Rato no ha parado de reunirse con personas relevantes y hacer gestiones políticas desde que Esperanza Aguirre desbloqueó, hace 15 días, su candidatura para presidir la cuarta entidad financiera de España. Un puesto desde el que Rato recuperará el protagonismo perdido cuando dejó el Fondo Monetario Internacional a mitad de mandato y se dedicó a trabajar para La Caixa o Lazard, lo que le impedía opinar sobre política económica o criticar al Gobierno.
El ex vicepresidente quiere mandar, no ser correa de transmisión del PP
Aguirre había tejido un pacto -que excluía a los representantes del sector oficial de Comisiones Obreras y a los fieles del alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón- para situar al frente de la cuarta entidad financiera del país a su vicepresidente, Ignacio González, con el apoyo de empresarios, el PSOE, el sindicato UGT y la coalición IU. Pero la aparición de Rato como candidato de Mariano Rajoy frustró esos planes. Desde que Aguirre se rindió, Rato no ha dejado de trabajar para buscar un gran acuerdo en torno a la renovación de los órganos de Caja Madrid y a su nombramiento como presidente. Para ello, se ha reunido en los últimos días con Gallardón, con el aguirrista Francisco Granados, secretario general del PP de Madrid, y con representantes de los sectores enfrentados a la presidenta de la Comunidad madrileña.
Rato busca una votación unánime que le permita un aterrizaje perfecto en el primer sillón de Caja Madrid. El trabajo no es sencillo. Los sindicatos quieren más representantes en el Consejo de Administración de los que les adjudican la nueva Ley de Cajas y la interpretación que el equipo de Aguirre ha hecho del proceso electoral.
CC OO mantiene vivo un recurso judicial que puede paralizar la renovación, y Rato intenta convencer a los sindicalistas para que lo retiren. También lo está intentando por su lado Granados, entregado ahora al pacto con Rato, y hoy tendrá una reunión con CC OO. Los otros grupos, los que habían pactado con Aguirre, también se verán con Rato en los próximos días.
El objetivo, señalan fuentes del PP, es que quien fuera aspirante a suceder a José María Aznar se haga con la caja antes de final de año. Aunque todo está a expensas de lo que decida la juez, las negociaciones políticas van por buen camino.
De momento, Rato ha logrado que Gallardón, impulsor del recurso judicial que mantiene paralizado el proceso electoral, lo retire. Y también que el Ayuntamiento de Barcelona, que se había sumado al de Madrid, se comprometa a quitar el suyo. Para lograrlo, Rato habló directamente con Elena Salgado, la vicepresidenta económica, según fuentes del PP.
En todas las reuniones y en sus conversaciones con los ratistas -así se denomina a sus antiguos colaboradores en Economía-, Rato está dejando claro que, al margen del Consejo de Administración -formado casi en exclusiva por políticos o cuadros sindicalistas-, él quiere hacer "su propio equipo". Esto es, que llega a Caja Madrid a mandar, no a ser una correa de transmisión del PP.
Para ello cuenta también con algunos ratistas en el consejo, como José Manuel Fernández Norniella, Estanislao Rodríguez-Ponga o Ricardo Romero de Tejada. Sólo este último está en el grupo de consejeros que renovarán sus cargos, ya que en las elecciones sólo se sustituye la mitad del consejo.
Gallardón ya cuenta con el compromiso de Rato de mantener a sus dos representantes -Jesús Pedroche y Mercedes de la Merced- en el consejo.
Los sindicatos pretenden arañar otro puesto a través de las llamadas entidades representativas. El reparto tiene importancia estratégica porque si el PP aceptara, la distribución del Consejo de Administración dejaría al PP y sus representantes afines con 11 puestos y a la izquierda con los sindicatos con otros 11 puestos, aunque el presidente tendría voto de calidad.
Presión para las fusiones de cajas
Una de las primeras cuestiones que tendrá que resolver Rodrigo Rato al hacerse cargo de Caja Madrid es la de las posibles fusiones. El Banco de España está presionando, según indican fuentes del PP, para promover una unión de tres cajas de tres comunidades gobernadas por este partido -Caja Madrid, Caixa Galicia y Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM)- como forma de afrontar la crisis del sector financiero.
No se busca aún una fusión, sino una unión de intereses llamada SIP (Sistemas Institucionales de Protección), en la que ninguna de las tres cajas desaparecería, pero se crearían órganos comunes y se evitaría la competencia. Es una especie de fusión virtual, que se puede convertir en fusión real en 10 años. Las reuniones para buscar un acuerdo se suceden.
El pasado miércoles, según fuentes del PP, el director general de la CAM, Roberto López, se reunió con directivos del Banco de España, que le hicieron este planteamiento de la SIP. Las tres cajas juntas supondrían un volumen superior al de La Caixa, la mayor caja de España.
Las cajas están básicamente de acuerdo. Ni la CAM quiere fusionarse con Bancaja, ni Caixa Galicia con Caixa Nova. El problema es político. Los Gobiernos autónomos, sobre todo los de la Comunidad Valenciana y Galicia, no se pueden permitir el lujo de que las cajas dejen de ser instituciones regionales, controladas indirectamente por ellos. Con lo cual, la operación está muy lejos de estar cerrada.
Otro de los asuntos a los que se tendrá que enfrentar Rato es la compleja operación de fusión entre Iberia y British Airways. Caja Madrid es la principal accionista de la compañía aérea española. Varios ratistas están molestos porque Miguel Blesa, presidente de la caja, haya tomado esta decisión clave cuando ya está prácticamente en tiempo de descuento de su mandato, a la espera de que llegue Rato.
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