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CONSTRUCCIÓN | Laboratorio de ideas | breakingviews.com

Burbuja al estilo chino

El mismo día que las estadísticas oficiales chinas mostraban que la economía crece de modo desordenado, un promotor de Shanghai batía el récord de todos los tiempos en el precio de un piso de lujo. No es una coincidencia. La recuperación china depende excesivamente de la inversión inmobiliaria. Mientras que el comercio sigue deprimido -las exportaciones en octubre fueron un 14% inferiores a las del año pasado-, la inversión inmobiliaria ha asumido parte de la actividad. El gasto inmobiliario en octubre era un 28% superior al de hace un año. Según un análisis de Nomura, hay más de 3.000 millones de metros cuadrados de suelo en construcción, el máximo de la última década.

Los promotores y los Gobiernos locales compiten para sacar tajada de la subida de los precios. Los Gobiernos de ciudades como Shanghai, Pekín y Chengdu han vendido un 50% más de terreno que hace dos años. Estas ventas les ayudan a cumplir con la exigencia de rápido desarrollo de infraestructuras que impone el Gobierno nacional. Las autoridades locales deben financiar parcialmente una parte de los proyectos que promueven, y vender terreno es el modo más fácil de recaudar los fondos necesarios.

Los políticos tienen buenas razones para no parar la fiebre de la construcción. Si el precio de la vivienda en las grandes ciudades es demasiado elevado, tiene más sentido aumentar la oferta que disminuir la demanda. Además, toda esa inversión es buena para el crecimiento. Algunos analistas calculan que el próximo año la inversión inmobiliaria podría aumentar del habitual 10% hasta un 20% del PIB. Eso debería compensar el debilitamiento adicional de las exportaciones.

Pero hasta en China, donde la urbanización y la industrialización avanzan con rapidez, la inversión inmobiliaria puede descontrolarse. Invertir en fomentar un aumento del consumo privado es una fuente de crecimiento mucho más estable que la construcción especulativa de viviendas. Podría darse una saturación, en especial si Pekín sigue fomentando más construcciones. Cuando las nuevas viviendas salgan al mercado el próximo año, la nivelación de los precios sería un buen resultado, aunque también podrían experimentar una drástica caída.

Los consumidores chinos no dependen tanto del valor de su vivienda como sus endeudados primos estadounidenses. Pero los Gobiernos locales y los promotores sí. Si los precios caen, es posible que los promotores dejen de pagar sus deudas y de comprar terrenos. Las autoridades podrían ser incapaces de financiar proyectos, amenazando a otras áreas de inversión que China necesita con urgencia. Promover una gran oferta inmobiliaria está generando crecimiento, pero quizá a un precio muy elevado. -

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