Tsonga activa a Nadal

Hay misterios que tienen una simple explicación matemática. El enigma es éste: ¿cómo es posible que Rafael Nadal ganara ayer, en cuartos de París, por 7-5 y 7-5 a Jo-Wilfried Tsonga, el número nueve, cuando llevaba desde mayo sin derrotar a uno de los diez mejores?, ¿cómo se entiende que lograra derribar al francés mercurial cuando había rozado la derrota ante los livianos Almagro y Robredo? La explicación es ésta: Nadal sacó un 73% de primeros servicios, se anotó siete aces y, sobre todo, renunció a cavar trincheras. La geometría de su partido más completo en meses fue sencilla: siempre estuvo dispuesto a cerrar los puntos en la red, territorio que le estaba prohibido y por el que apareció impulsado por su derecha. Que Nadal no optara por ese camino anteriormente no habla de una mala lectura táctica, sino de su falta de confianza. Que lo hiciera ayer no sirve como confirmación definitiva de su capacidad competitiva actual, sino como reflejo de la pobre alternativa a la que se enfrentaba: era eso o la derrota.

"Ha sido un partido muy completo. He estado brillante, nada que ver con los otros días", resumió; "es mi primera gran victoria después de la lesión. Llevo cinco semifinales consecutivas... Las cosas me están saliendo mejor de lo que habría imaginado tras la lesión".

Nadal, que puede recuperar el número uno antes de que acabe el curso, juega hoy las semifinales contra Novak Djokovic. La victoria de ayer es significativa. Tsonga, cuya derrota permitió la clasificación de Fernando Verdasco para el Torneo de Maestros, que reunirá a los ocho mejores del 22 al 29 de noviembre en Londres, siempre ha sido un termómetro para el número dos.

Cuando el francés se impuso al español en las semifinales del Abierto de Australia 2008 -"¿ves algo?", le decía el tenista a Toni Nadal, su entrenador, sin soluciones, desesperado-, el mallorquín sintió que su tiempo entre los mejores tocaba a su fin. Por primera vez supo lo que eran las dudas. Sólo hubo una manera de disiparlas: enfrentado a Tsonga en Indian Wells de ese mismo año, remontó un 5-2 en contra para ganar el partido. Aquel encuentro, como reconoció luego su entorno, marcó el inicio de su año dorado. Ganó Roland Garros, Wimbledon y el oro olímpico. Una cosa queda de aquello: el francés activa todas las alarmas del español. Nadal sabe que contra Tsonga, un tenista de golpes tremendos, esclavo de sus rachas, no vale con un ejercicio de control de daños. Para domar a la fiera hay que gobernar cada punto.

"No he aprovechado mis oportunidades", cerró el francés, que desaprovechó un 0-40 al poco de arrancar el partido.

Hay otro misterio por resolver, una paradoja que habla del nivel de exigencia en el que vive Nadal: estadísticamente, está firmando el mejor tramo final de temporada de toda su carrera. Jamás logró tan buenos resultados a partir del Abierto de Estados Unidos y, aun así, probablemente lleve meses insatisfecho con su juego. Faltan hasta ahora continuidad y consistencia. Hoy, ante Djokovic, se sabrá si su momento ha llegado.

TORNEO DE PARÍS: Cuartos: N. Djokovic (Ser.)-R. Soderling (Sue.): 6-4, 1-6 y 6-3. G. Monfils (Fra.)-M. Cilic (Cro.): 3-6, 6-4 y 6-4.. R. Stepanek (R. Ch.)-J. M. del Potro (Arg.).